Sentimientos profundos

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-Minato, ¿quieres que vayamos a cenar fuera esta noche?

Levantó su vista de un pequeño libro y me sonrió un poco.

-¿Me estás cambiando por otro cocinero?

Le lancé el cojín que tenía en la mano, que acertó de lleno en su rostro, haciendo que se tambalease un poco.

-No digas eso ni en broma, ya sabes. Pero me gustaría hacer algo hoy especial, hace mucho que no hacemos nada.

Pasé por su lado para recoger lo que le había lanzado, su sonrisa aún permanecía intacta. "Lo que ordene la señorita" me dijo besando mi mano.

Me puse mi vestido verde y me acicalé un poco el cabello. Miré detenidamente las puntas, que se abrían un poco. Definitivamente, tendría que cortar. Fui en busca de unas tijeras a la cocina, pero en el camino se me pasaron mil imágenes de todo lo que podía salir mal si me dejaba a mi sola. Tendré que pedirle un favor a Mikoto. Sonreí. Hacía mucho que no nos veíamos, qué grande estaría ya su hijo.

El sonido de la puerta me hizo volver a la realidad, a Minato, que estaría hambriento y deseando que nos fuésemos a cenar. Me coloqué el cabello tras mis orejas y me encaminé a la puerta, a sus brazos. El camino fue corto, incluso la espera ante la comida. La cena transcurrió con una tranquilidad que me llenaba el corazón de alegría. Poder disfrutar de esto era una maravilla.

La mañana siguiente también transcurrió con calma, y que Minato llegase más temprano de lo habitual me gustó. Hasta que dijo aquellas palabras:

-Kushina, tenemos que hablar.

Tragué en seco. Dejé el cucharón de madera en la encima y tras respirar un par de veces, me giré.

-¿Ha pasado algo, ya sabes?

-El Tercero me va a presentar formalmente como su sucesor, y yo...

Me tiré a sus brazos, sin dejarle terminar, sin ser capaz de esconder mi alegría.

-¡Eso está genial, cariño!

-Pero yo no...

Le puse las manos fuertemente en sus hombros, y le hice mirarme.

-Minato, por favor, deja de atormentarte por el pasado, nada de eso fue tu culpa. Gracias a ti, ahora los niños pueden vivir en paz. Los niños como Obito, Kakashi, Rin...no van a tener que volver a sufrir.- él tan solo apretó sus puños. En el fondo de su corazón, la carga seguía recayendo sobre él.

-El Tercero quiere hacerse cargo de todo lo que pasó, por eso se retirará.

-Lo harás genial. Ese siempre fue tu sueño, ¿no? –Hice un puchero.- Al final te me has adelantado...

Y nos reímos. Nos reímos como hace mucho tiempo que no reíamos.

KushinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora