Obito

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Los días que sucedieron a su vuelta no fueron mejores. El estrés de tener que dar una buena cara al resto del mundo pasaba factura en Minato, que era incapaz de seguir escondiendo tanto remordimiento y tanto dolor en su propia casa.

Quizá el peor de todos fue el funeral que se realizó. Más ninjas habían caído en esta guerra, el pueblo entero sufría, pero parecía que gracias a Minato las cosas habían mejorado, ya no teníamos el miedo lamiéndonos los talones día y noche, tan solo nostalgia y tristeza.

Sus rostros enmarcados se sucedían en ristra. Mucha gente había muerto. Muchos jóvenes habían muerto. El rostro resplandeciente de Obito, al que ya solo veríamos a través de un cristal. Restos de sus gafas, completamente destrozadas, habían sido puestas en conmemoración, junto con unas bonitas flores, de parte de Rin y mías.

La ceremonia no fue en exceso larga, pero el ambiente era tenso. Las lágrimas asomaban el rostro de todos los presentes. Fueron los héroes de la guerra. Se les construyó un monumento en su honor. Pero esto no merecía la pena. Rin me abrazó fuerte, mientras intentaba poner una sonrisa, para no entristecer a Obito, me dijo, mientras que Kakashi parecía fuera de sí, ausente de todo el mundo. Y en casa, como de costumbre, su frase antes de dormir. "No llegué a tiempo, Kushina."

KushinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora