- ¿Y bien? El paquete - murmuró con cierta reserva señalándolo sobre la mesa.
- Ábrelo tú, genio, y dime qué es - repliqué mordaz.
No podía ver la expresión de su rostro a causa de esa porquería que llevaba en la cara. ¿Por qué tenía que usar una máscara? Yo lo amaba y me dolía verlo con eso.
Con curiosidad, abrió el paquete con movimientos delicados de sus manos mientras yo sonreía como una niña. Le había extrañado tanto...
Que cobarde fui.
- Harina, nueces, azúcar, huevos, manteca, esencia de vainilla... ¿Provisiones? - entonces comenzó a reírse con histeria y yo puse los ojos en blanco - ¿Piensas vivir aquí?
- ¡No! Sólo quiero cocinarte tus pastelillos - expliqué con dulzura mientras él evitaba mirarme - Por los viejos tiempos, quizá le de la receta a tu futura esposa.
Él se dejó caer pesadamente en un sillón y se quitó la máscara.
Su rostro... Ya lo había olvidado. Los años le habían dejado prácticamente sin cabello y su piel se veía más avejentada, como un cuero seco. Sentí mucha pena por él.
Me recompuse rápidamente de la impresión, parpadeando mientras él me estudiaba con la mirada.
- ¿Cómo va todo con ella? - pregunté mientras comenzaba a mezclar los ingredientes. Debía apurarme para tener todo listo a la hora del té.
- ¡Ah! No lo sé, es... Extraño... - exclamó con dolor.
- ¿Qué significa eso?
- Es a causa de su bondad.
- ¿Su bondad?
- Sí, su bondad me hace sentir miserable.
- ¿Su bondad te hace sentir miserable?
- Si... Es que parece algo falso, es como actuado.
- ¿Falso y actuado?
- ¡¡Deja de repetir lo que digo, maldita sea!! - gritó haciéndome saltar y casi volteo la mezcla que estaba preparando.
Me llevé una mano al pecho con gesto dramático.
- Casi me matas del susto, Erik - le reproché mientras volcaba la preparación para meter al horno.
- No quiero seguir hablando de ella contigo, ¿sabes? Prefiero escucharte a ti. - me miró con tristeza y me enternecí.
¿Sería posible la historia del Daroga? ¿Sería posible que Erik la tratase de esa forma? Comprendí que aún no era el momento de averiguarlo. No. Pasaríamos una bonita tarde y luego se lo preguntaría.
- Pues - sonreí pensando - tu voz es más bonita pero si quieres puedo contarte de mi viaje a Toulouse.
Él asintió y comencé a contarle desde el momento en que me bajé del tren y cuando volví a subirme.
La historia de la fábrica los D'Azur le interesó mucho. Se rió mucho cuando le dije que escuché a Claire llamarme "rubio enano" y después me regañó por escuchar conversaciones ajenas.
Antes, cuando éramos buenos amigos, siempre me retaba cuando hacía algo malo. Y ahora lo estaba haciendo otra vez, cosa que me pareció tierna.
Me preguntó porqué me fui y le conté desde el momento en que me contaron lo que pasó en el palco cinco hasta que me subí al tren.
Los pastelillos estuvieron listos y Erik preparó el té. Se lo veía alegre y le pedí que me contara alguna de sus anécdotas. Continuamos hablando y me fijé en la hora. Eran cerca de las nueve de la noche y suspiré.
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Lo que digas #1
RandomNunca imaginé conocer a un hombre así. ¿Es posible la felicidad para una persona rota como yo? ¿Será que puedo volver a enamorarme? ¿Será que él logre amarme alguna vez? Fanfic sobre "El fantasma de la Ópera" #1 en Thephantomoftheopera :D (01-2019...