- Hacía bastante que no pisaba un lugar de éstos - masculló Erik con asco al pasar por encima de un borracho tendido en el suelo.- Podemos irnos si quieres - ofrecí encogiendo mis hombros mientras me sentaba en una mesa en un rincón apartado.
Erik hizo una seña y rápidamente el camarero se acercó a traernos bebidas. Comenzamos a charlar animadamente sobre los rumores de la gente de alta sociedad que frecuentaba la Ópera.
Con mucho tacto, Erik mencionó algo sobre Antoine D'Azur y le confié, con algo de embarazo, que Alice estaba enterada de las andanzas de su marido y que su matrimonio era un tanto especial. Surgió entonces el tema de las infidelidades y las graciosas anécdotas de cómo son descubiertos los amantes.
Después de muchas risas y algunas copas, Erik se puso serio y su semblante se volvió lúgubre, pesimista.
- Estuve pensando mucho en mi relación con Christine. - comenzó a decir y supe que debía prepararme para algo que sería difícil de digerir.
- Dime, ¿en qué has pensado?
- Lo que el Daroga y tú me dijeron sobre la lástima, sobre que ella está enamorada de ese vizconde. Hablé con ella, ¿sabes? Me dijo que no le interesa ese chico y que él va a partir en un mes hacia el Polo Norte.
Me quedé viéndole, tratando de comprender la situación.
- Bueno, si él de verdad la quisiera, no se iría... Quizás puedas usar eso a tu favor. - reflexioné y le di una sonrisa de aliento.
- Pues sí, quise usarlo pero no funcionó. Ella está de verdad enamorada de ese tipo, lo veo en sus ojos... aunque ella lo niega y me jura que no es así.
- Quizá sea algo pasajero, ¿sabes? Las jovencitas tienen muchos "amores eternos" a esa edad. Sólo dale tiempo.
- Christine no es una de esas jovencitas - negó cabizbajo - Yo sólo quiero verla feliz... Y para lograr eso, ¿sabes qué tuve que hacer, Marius? Le dije que podía ser novia del vizconde hasta su partida pero sólo deben verse dentro de la Ópera.
Sus ojos se llenaron de gruesas lágrimas, al igual que los míos.
- Amigo mío, ¿por qué hiciste eso? - pregunté con una mano en su hombro, mientras él veía fijo su vaso vacío.
- ¡Sólo para verla feliz! ¿Y sabes qué logré? Verla menos asustada, ¿crees que sonrió para mí? No, no lo hizo - sollozó y se cubrió el rostro con las manos. En un segundo, recuperó su fortaleza.
- ¿Y qué pasó?
- No sonrió - repitió con frialdad, sin oírme - Una tarde los seguí por toda la Ópera. Quería saber qué hacían, qué hablaban, qué sentían... Y la vi reírse, la vi disfrutar de su compañía. ¡Los vi escuchar cuentos como si fuesen dos niños!
¿Qué podía responderle? Él comenzaba a comprender, tal vez inconscientemente, que ella nunca sería para él... Ella era tan pura, tan buena, inocente. Procedía de un mundo completamente distinto del suyo. Lo único que los unía era la música y esa era la única arma de la cuál Erik podía valerse.
Mientras en Persia ponían precio a su cabeza, la pequeña Christine paseaba feliz con su padre, cantando esas bonitas melodías. Dos mundos opuestos, muy distintos... Nada bueno podría resultar.
- ... y los odio a todos y me voy a vengar de este maldito mundo, ya lo creo que voy a vengarme... El mundo jamás verá algo igual. Pobre, ¡pobre París! - finalizó Erik con odio y resentimiento.
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Lo que digas #1
RandomNunca imaginé conocer a un hombre así. ¿Es posible la felicidad para una persona rota como yo? ¿Será que puedo volver a enamorarme? ¿Será que él logre amarme alguna vez? Fanfic sobre "El fantasma de la Ópera" #1 en Thephantomoftheopera :D (01-2019...