Capítulo 36: Separadas otra vez

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- Antoine... - Alice se levantó y le tendió la mano a su esposo - Ven, tenemos que hablar - le pidió amablemente.

Yo me levanté y me alejé de ella mientras mi cuñado se acercaba.

- Pídele a la doncella que prepare a los niños... Mañana será - mi hermana me hizo una seña y me retiré del cuarto.

Con un temblor en todo el cuerpo, le pedí a la doncella que prepare las maletas y la ropa de los niños, que saldrían de viaje la mañana siguiente.

Esa noche, sólo compartimos la cena mis sobrinos y yo. Trataba de lucir alegre y recordarles que verían a sus primos mayores, su abuelo, sus tíos y, probablemente, festejarían la unión de Frank y Claire en esas fechas. Pero no podía controlar el temblor de mi cuerpo, lo que producía cierta inseguridad en los niños.

Entré en mi cuarto y abrí la ventana de par en par. Confiaba que el frío de la noche podría despejar mis miedos... Temía a la reacción de Antoine.

Alguien llamó a la puerta de mi habitación.

- ¿Quién es? - pregunté con temor.

- Nosotros. Abre - me ordenó mi hermana con voz serena, sin duda había logrado calmar sus nervios e inventar algo que logró convencer a su esposo.

Abrí la puerta y ellos entraron, como dueños de casa. Alice se tendió en mi cama con un suspiro y Antoine pasó de largo a cerrar la ventana. Luego me miró con una sonrisa burlona.

- Te has reído mucho de mí, ¿verdad? - se sentó en mi cama junto a su esposa.

- Déjala en paz, no tuvo opción - respondió Alice.

- Nunca fue mi intención burlarme de nadie, sólo que... Todo sucedió así, muy rápido. - expliqué con cuidado, no sabía cuánto le habían contado sobre mí.

- Lo que no entiendo es dónde aprendiste arquitectura - preguntó Antoine frunciendo el ceño.

- Tuve un buen maestro - murmuré volteando para servirme un poco de licor. Sería una larga noche de interrogatorios.

- ¿Garnier? - susurró Alice que se levantó para apoyar su espalda en el pecho de su esposo, quien la rodeó con sus brazos.

- Pues... - sonreí recordando el enojo de Erik cuando Garnier se llevó todo el crédito y me presentó como su ayudante siendo que fue exactamente lo opuesto - Podría decirse que sí.

- ¿Por qué no nos cuentas? Deja de ser tan misteriosa - se quejó Antoine.

Puse los ojos en blanco.

- En primer lugar, sigo siendo Marius, tu sobrino. En segundo lugar, deberían tomarse las cosas con más seriedad y empacar.

Después de mi sermón, ambos empezaron a reírse.

- Ya está todo arreglado - Alice me guiñó su ojo - Bernard fue por nuestros pasajes y una de las doncellas está haciendo mis maletas.

- Alice está tranquila porque sabe que nadie se la llevará. Ella habrá sido una ladrona pero ahora es mi esposa y yo soy capaz de incendiar todo el maldito país si alguien quiere hacerle daño - explicó Antoine acariciando el pequeño vientre de mi hermana.

- ¿Cómo supiste de los planes de Eugenne? - preguntó Alice con curiosidad.

No estaba preparada para esa pregunta así que tuve que improvisar.

- Sólo son teorías que él tiene... Lo he estado siguiendo estos días y me hice de amigos en común con él. Una noche en un bar, le escuché contarle un buen par de historias y teorías a sus amigos.

Lo que digas  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora