- De haber sabido que era usted... - sonreí bebiendo el café que acababa de servirme uno de mis asistentes.
- Si, señor. Como usted sabrá... Hay cosas que no deben ser escuchadas por ciertas personas y el dejar mi nombre hubiera sido... extraño. Por esa razón no lo hice - murmuró el persa mirándome con sus ojos grandes.
Por alguna razón desconocida para mí, ese señor amaba hablar en un tono que le daba, a todo lo que decía, un aire sombrío y misterioso.Después de ignorarle una semana, decidió hacer acto de presencia en mi estudio y yo, asombrado, le expliqué que no sabía que la nota era suya. ¿Cómo podría saberlo? Yo era un buen hombre y no andaba con secretos.
- Bien, dígame qué es lo que sucede - le pedí entrelazando mis dedos sobre el escritorio.
- Necesito que me ayude a encontrar a Erik.
Su mirada de oficial de policía experimentado trataba de intimidarme y lo estaba logrando. Erik me había contado algunas cosas sobre el Daroga que me hacían temblar cuando le veía. A pesar de eso, era un hombre muy educado y parecía buena persona.
Mi rostro palideció pero me encogí de hombros ante su pedido y usé mi mejor sonrisa de idiota, meneando mi cabeza.
- No sé cómo podría ayudarle... Lo último que supe de Erik fue que ayudó a Garnier con la Ópera.
- Yo sé bien que usted también trabajó en la Ópera. Además, él fue su maestro, ¿va a decirme que no ha vuelto a verlo? ¡No me haga reír!
Su tono autoritario y alto me hizo temer. Seguro le habían escuchado.
- Cálmese, señor Nadir. Hace cinco años que no lo veo, ¡cinco años! - me levanté de mi sillón y me coloqué de espaldas a él, mirando por la ventana. Trataba de evitar su mirada penetrante. Comenzaba a ponerme nerviosa, como si tuviese a Eugenne frente a mis ojos.
- Cinco años... - murmuró pensativo - Hace cinco años usted abrió el estudio en este lugar, antes era muy difícil encontrarlo. Yo estoy seguro de que antes vivían juntos. Ahora dígame: ¿Dónde vivían?
- Eso no tiene importancia, es una historia pasada - puse mis manos en los bolsillos y le miré - ¿Por qué le importa tanto Erik?
- Porque pienso que está a punto de suceder una catástrofe - su expresión era de verdadero temor - Pienso que se oculta en la Ópera y que algo malo va a pasar.
Le miré suplicante. Yo no podía hacer nada porque no quería volver a verle. Aún sentía cosas por él y trataba de ocultarlas.
- ¿Sabe usted de las Horas Rosadas? - preguntó frunciendo el ceño.
- Sí, lo sé... Aunque no comprendo qué relación...
- Erik trabajó para la sultana en Persia y cometió muchas atrocidades... Atrocidades que podría cometer en París.
- Ya conozco la historia de la sultana, no es necesario que la repita, no me agradan esos cuentos - dije con una mueca amarga. Pensar en los crímenes de Erik no era nada divertido.
- Ayúdeme, Marius, ayúdeme - gimió. Debía importarle mucho Erik o le temía lo suficiente como para venir a implorar mi ayuda.
Estuve un tiempo meditando. ¿Cómo podría intentar algo contra Erik? ¿Cómo iba a enfrentarme a él? Si bien era cierto que me despreciaba, no podría hacerle daño alguno.
Lo peor era que aún sentía cosas por Erik, a pesar de la indiferencia, su desprecio, las palabras que me gritó la última vez...
- Tengo mucho trabajo... - hablé al fin.
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Lo que digas #1
DiversosNunca imaginé conocer a un hombre así. ¿Es posible la felicidad para una persona rota como yo? ¿Será que puedo volver a enamorarme? ¿Será que él logre amarme alguna vez? Fanfic sobre "El fantasma de la Ópera" #1 en Thephantomoftheopera :D (01-2019...