Cap. 13- Premonition

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Lo primero que vio Lena al abrir sus ojos fue el rostro de Kara, que la miraba con una radiante sonrisa de alegría. Ella pestañeó varias veces un tanto confundida, y llevó su mano a su cara, frotando sus ojos para tratar de quitarse el sueño, creyendo que estaba delirando el peso de la rubia sobre ella y su rostro sonriente. Sin embargo, cuando volvió a abrir los ojos, ella efectivamente se encontraba encima suyo, sus brazos estaban colocados a ambos lados de su cabeza, sin pisar su cabello, estaba sentada sobre su abdomen por lo que sentía su peso sobre ella. Lena desvió sus ojos a su derecha, sintiéndose un poco incomoda ante la intensa mirada que le daba la rubia. Segundos después volvió a mirarla y Kara sólo amplió aún más aquella sonrisa.

—¡Buenos días, Lena!

El tono enérgico con el que habló Kara la hizo sonreír un poco.

—Amm... ¿buenos días? —ambas se quedaron calladas un rato, mirándose fijamente —¿Qué haces?

—Bueno, dijiste que querías que te besara al menos una vez por día, y pensé que me tardaría mucho en besarte si me voy al trabajo y lo hago cuando vuelva, así que decidí esperar a que despiertes para así poder besarte apenas abras los ojos.

La rubia cerró sus ojos, acercándose a ella con sus labios en un puchero pronunciado. Lena se hundió en su almohada tratando de evitar el beso y tuvo que colocar su mano sobre la boca de Kara para detenerla.

—¡Espera! —Kara abrió sus ojos de nuevo, arqueando una ceja —¿Te cepillaste los dientes? —Kara asintió con la cabeza, agitando un poco su suéter de lana para que se percatara de que se había cambiado ya y estaba lista para ir a trabajar. Lena asintió con su cabeza —¿Qué hay de esperar a que me cepille los dientes? Quiero decir... un beso al despertar suena romántico, pero es más desagradable de lo que se escucha.

Kara ladeó su cabeza, acercándose un poco a Lena para olfatear su boca y alejarse de forma rápida de ella.

—Ugh, tienes razón —ella se bajó del regazo de Lena, dándole paso para que se dirigiera al baño. La bruja se levantó de la cama, frotando su cara y estirándose un poco, contoneando sus caderas al dirigirse al baño, causando que los ojos de Kara se fijaran en su trasero debido a que el mismo estaba cubierto sólo por su delicada ropa interior de encaje. Dentro del baño, rascando un poco su cabeza, Lena abrió la llave del agua y lavó su rostro, se observó en el espejo, logrando ver a través del mismo el reflejo de Kara en la puerta, quien se encontraba mirando su cuerpo con interés. Carraspeando un poco, la bruja logró que Kara se diera cuenta de que estaba consciente de su mirada y entonces la rubia se sonrojó por completo —Ah... te esperaré, en... la sala, sí, eso.

—Por supuesto, gracias —observó cómo el reflejo de Kara desaparecía del espejo y entonces se miró en él. Frunció su ceño, e hizo varios gestos comunes en ella para admirar sus diferentes expresiones —Debería vender lociones para la piel, esta sí que es una piel elástica de trescientos años, sin una sola arruga —habló consigo misma de forma orgullosa y se sonrió con autosuficiencia. Tomó su cepillo de dientes y comenzó con su limpieza bucal. Para cuando terminó y salió a la sala de estar, Lena se encontró con Kara sentada en el sofá, concentrada en su teléfono. Se acercó a ella de forma silenciosa para observar con quien estaría hablando la rubia, encontrándose con que sólo miraba sonriente una galería completa que poseía fotos suyas —Oye, esa es bastante buena.

—¡Lena!

Kara dio un pequeño brinco y su teléfono se resbaló de sus manos, intentó tomarlo, sin embargo, se le escapaba de las manos y cuando estaba por tocar el suelo, Lena lo detuvo, haciéndolo flotar hasta ella. Lo detuvo frente a sí misma y lo tocó como si fuera algo extraño y desconocido.

—¿Cómo funciona esto? —le dio varios toques a la pantalla ante la mirada de Kara, que cubrió su boca para no reír en voz alta. Lena logró abrir una de sus fotos y entonces sonrió con autosuficiencia —Vaya que soy hermosa —le dio dos toques a su foto, ampliándola de más y enfocando sus cejas —¡Wow! ¿Qué demonios? —la risa de Kara no se hizo esperar y Lena sólo hizo un mohín. Cuando la rubia se acercó para tomar su teléfono, Lena lo hizo flotar lejos de ella —¡Enséñame! De otra forma no permitiré que me tomes más fotografías.

Blue MondayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora