Blue Monday

Cap. 42- Ordinary

La primera vez que la vio fue cuando dejó a Kara en la casa de sus padres. Era de noche, y por ser treinta y uno de octubre había personas disfrazadas lejos del lugar, pues por la hora era normal que no hubiera casi nadie en la calle. Alex estaba asomada en la ventana, a la espera de que algún otro niño pasara por casa para entregarle exactamente tres caramelos y así ella podría quedarse los demás. Pero entonces sucedió, una especie de agujero negro apareció de la nada en frente de su casa y de él una mujer de piel morena y ojos marrones salió con una canasta. La mujer tomó lo que había en el interior de la canasta y lo meneó un poco en sus brazos, susurrando palabras y pasando su mano, la cual brillaba en un tono verde, segundos después fijó sus ojos en ella.

Le parecieron horas el tiempo que aquella extraña mujer estuvo viéndola, no obstante, fueron simples segundos, pues la morena volvió a meter aquel bulto en la canasta, dejándolo frente a la puerta. Dio varios toques a ella, sabiendo a la perfección que Alex, que estuvo mirándola hasta que se acercó la puerta, iría en busca de sus padres para decirles que una extraña dejó algo en la puerta.

Pero cuando sus padres abrieron la misma sólo se encontraron con aquel pequeño bulto que lloraba, y cuando lo abrieron notaron que era una bebé de cabellos rubios y ojos azules. Fue por su inocencia que Alex por mucho tiempo pensó que aquella morena era la cigüeña, pero conforme fue creciendo se preguntó si Kara realmente era su hermana, pues aquel suceso estuvo en su mente hasta que con 12 años un día se detuvo frente a la casa de la señora Parker y vio un gato de ojos amarillos frente a la misma. Un simple maullido del mismo hizo que aquellos pensamientos desaparecieran de su mente y cuando volvió a casa, todas sus dudas acerca de su hermana fueron borradas por arte de magia, nunca más dudó que Kara era su pequeña y tierna hermana menor.

Al menos hasta que sostuvo el corazón de Sam en sus manos y cayó en aquel sueño. Fue largo, aquella mujer le había revelado su edad hace años y quizás no quiso creerlo porque le pareció una broma, pero cuando vio todos y cada uno de sus recuerdos y vivencias, Alex se sintió un poco asustada.

Era verdad, todo lo que siempre le dijo había sido verdad y el pánico la invadió por varios minutos, hasta que se percató de que la morena no estaba en casa cuando despertó. Alex intentó localizarla por horas sin obtener resultado alguno, hasta que su pequeña hermana le escribió para saber cómo estaba para ese día, pues le había revelado que le pediría a Sam casarse con ella. Cuando le contó lo ocurrido, Kara se encargó de hacerle saber que Sam estaba con Lena en casa, que podía pasar por ella si lo deseaba y luego de unos incómodos momentos con Lena intentando ser amable con ella, Alex salió de la casa en la que vivía su hermana con Sam, dirigiéndose a aquel restaurante en el que tenía una reservación.

Había intentado sacarle conversación a la híbrida, que sólo respondía a sus preguntas con monosílabos mientras degustaba aquella comida con una lentitud mortal. Ella estaba nerviosa, más que nerviosa estaba a punto de colapsar en una crisis nerviosa. Al menos eso era lo que sentía Alex.

—¿Estás bien?

—Sí.

—Te noto algo... rara.

—Estoy bien.

—Sam, —tomó su mano por encima de la mesa y la morena se estremeció ante su tacto, alejándola al instante con la excusa de arreglar un mechón de su cabello tras su oreja —, sé que estás nerviosa... sólo no logro entender el por qué.

—No sé... de qué hablas. —murmuró ella en un tono de voz bastante bajo. Sam pareció sentirse aliviada cuando aquel mesero volvió a su mesa luego de haber quitado los platos de la mesa para servir el postre y colocas una nueva botella de vino en la mesa, sirviendo vino en ambas copas. Ella agradeció en un tono de voz normal —. Estoy bien, de verdad.