Cap. 08- Hiding

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Mezclándose entre las diversas brujas y magos que se hallaban en aquel mercado, la única descendiente de Morgana LeFay conocida en la actualidad se encaminó hasta un lugar en específico. Trataba de no llamar mucho la atención, por lo que decidió no quitarse la capucha de su túnica para así pasar desapercibida por aquel mercadillo como lo había hecho los últimos veinticuatro años cada vez que salía de su departamento para buscar provisiones para ella y Reign de toda clase. Se sorprendió un poco cuando calles antes de llegar a su destino un joven aprendiz se interpuso en su camino, ella sólo logró ver sus zapatos maltrechos y estaba segura de que él sólo pudo observar su nariz y labios. Aquel joven, con un tono de voz entre amistoso y cantarín, le ofreció plumas de fénix de la mejor calidad y al ver que ella sólo intentaba abrirse paso, la siguió, insistiéndole en que poseía el mejor mineral pelagicita del mercado. Ella se detuvo y lo pensó, dudando por varios segundos antes de decidirse por declinar su oferta de la manera más cortés. Para Lena eso había terminado, pero para el joven, el hecho de que ella se halla detenido a pensarlo era una iniciativa para hacerle más propuestas por lo que estuvo siguiéndola, ofreciéndole todo tipo de productos, desde dientes de wyvernos hasta ojos de ciclope. Pero entonces la mujer se detuvo en seco de repente y él chocó con ella, haciendo que girara de forma brusca y su capucha cayera permitiéndole así al joven ver su rostro. Aquellos ojos verdes, ligados a su piel pálida y cabello oscuro causaron que el joven retrocediera varios pasos sorprendido.

—¡Por favor, detente! No estoy interesad en t-

—¡Yo te conozco!

Lena arqueó una ceja, llevándose una mano a la cabeza y percatándose de que no tenía puesta aquella capucha. Abrió sus ojos con sorpresa y negó varias veces con su cabeza, colocándose la capucha.

—¡No, no lo haces!

—¡Eres Lena Luthor!

Aún con el ruido que reinaba en el lugar, el alto tono de voz que utilizó el joven al decir su nombre causó que la muchedumbre cercana callara y giraran en su dirección.

—¿Q-Qué? ¿Yo? ¿Lena Luthor? —soltó una risa un tanto sarcástica, moviendo sus manos de forma exagerada para negar lo que él estaba diciendo —No podría llegarle ni a los talones a una bruja tan maravillosa, de verdad... no sé lo que estás diciendo, joven —ni en sus más descabellados sueños Lena se había imaginado a sí misma negar quien era, jamás se encontró a sí misma en una situación que lo requiriera, pero aquella era una de esas —. Sólo soy una joven e inexperta hechicera.

—¡Nadie podría tener unos ojos iguales, eres tú! ¡Es Len-

Para sorpresa del joven y de los espectadores una bola de humo negro cubrió a la mujer y para cuando el mismo se desvaneció ya no había nadie allí. Caminando presurosa y sosteniendo su capucha con fuerza, Lena gruñó para sus adentros encontrándose varios metros alejada de aquel incidente, logrando escuchar al joven afirmar que había visto a nadie más que la mismísima Lena Luthor, pero también escuchó cómo varias personas se burlaban del joven, diciéndole que seguro sus ojos le habían jugado una mala pasada, pues se suponía que la última descendiente de Morgana LeFay estaba desaparecida, dada por muerta.

Lena soltó un suspiro cuando se encontró frente al sitio que era de su interés. Abriendo la puerta del sitio aun cuando poseía un cartel de "Cerrado" y causando que la campanilla de la entrada sonara, indicándole a dependiente que alguien había entrado a su tienda, sin embargo, no se sorprendió de que nadie atendiera a su llamado. Caminando con cautela por el lugar ella se quitó la capucha, observando a su alrededor con interés. Se encontró con aquel viejo piano que siempre estaba en la misma esquina al fondo del lugar, ese al que le faltaban varias teclas y las que tenían se hallaban desafinadas. Tocó una, para nada rítmica, melodía que se sabía de memoria y sólo entonces una sombra apareció a sus espaldas. Para cuando se giró se encontró con una mujer de cabello blanco desaliñado, su piel era incluso más blanca que la suya y sus ojos azules estaban fijos en un teléfono celular de último modelo que poseía en sus manos. Cuando por fin la mujer se fijó en ella, ésta fingió extrema sorpresa.

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