Lo notó durante la cena de nochebuena con sus padres. Siempre que Lena debía levantarse de la mesa en medio de su comida, dejaba sus cubiertos correctamente colocados a ambos lados de su plato, pero aquella noche ella sólo abrió sus ojos sorprendida, se levantó de su lugar y corrió en dirección al baño de la casa en la que creció. Ni siquiera se disculpó con los presentes, sólo corrió al baño y desapareció tras cerrar la puerta del mismo. Ella fue a buscarla, pero Lena no abrió la puerta hasta unos minutos después, lucía más pálida de lo normal y algo de sudor frío recorría su rostro.
También notó la mañana siguiente a esa noche que cuando se despertó sentándose en la cama, Lena parecía algo mareada y antes de que pudiera siquiera decirle buenos días, ella caminó presurosa al baño. Los siguientes días Kara estuvo atenta a la situación de Lena, sin embargo, a la primera vez que le preguntó si sucedía algo, la bruja pareció ser más cuidadosa en ocultarle lo que sucedía, pues según sus propias palabras no tenía nada y seguramente sólo eran "alucinaciones suyas".
Pero no esperó que aquella madrugada fuera distinto.
Se levantó algo sedienta y caminó hasta la cocina por un vaso de agua sólo para volver a la habitación, observó desde el umbral a la mujer que había llegado a amar luego de convivir con ella durante meses. Se había acostumbrado a que ella fuera lo primero que veía al despertar, aquella piel pálida y cabello azabache, tan oscuro como la noche, aquellos labios rosas, sus largas pestañas. Muchas mañanas se había despertado y había permanecido mirándola con detenimiento, deseando poder permanecer en aquella cama junto a ella todas las horas del día, todos los días por el resto de su vida. Pero no podía, se suponía que ella tenía una vida aparte de Lena, y esa vida implicaba levantarse e ir a trabajar, su actual trabajo involucraba que debía estar al tanto de lo que sucedía por la ciudad, de cualquier hecho importante.
Kara caminó hasta la cama y se sentó en ella, observó sus manos y luego a la bruja a su lado. Ella dormía plácidamente, con nada más que la sábana que usaban para arroparse en las noches cubriendo su desnudez. Desde que una semana atrás habían estado juntas, Lena se había dedicado a darle "clases particulares de cómo tocar a una bruja" cada dos noches así que el hecho de que se encontrara desnuda a su lado ya no la ponía tan nerviosa.
Soltó un suspiro, admirando gracias a la poca luz de la luna que entraba por la ventana de la habitación el cuerpo de la bruja. Su pecho subía y bajaba a una velocidad moderada, su pálida piel parecía brillar con la luz de la luna y su largo cabello estaba esparcido por la almohada, tan oscuro como el resto de la habitación. Quiso tocarla, pero por algún motivo no se sentía digna de hacerlo. Por algún motivo se sentía entre enojada e insegura los últimos días por las palabras que había escuchado por parte de Maxwell meses atrás. Ella no era digna de la tan poderosa y aclamada descendiente de Morgana LeFay, título del que Lena no se cansaba de mofarse, ella merecía alguien que estuviera a su nivel, y de alguna forma pensó que con esas habilidades ella estaba al nivel de Lena. Negó con su cabeza.
No era así, Lena nunca podría observarla como a su igual y por algún motivo, eso la hacía sentir enojada.
Cerró su mano en un puño y por estar ensimismada en sus pensamientos no se percató de que la pelinegra sentía sus movimientos a su lado, y eso causó que se levantara un tanto alertada, creyendo que aquella pesadilla había vuelto a invadir los sueños de Kara. Parpadeó un par de veces antes de encontrarse con la rubia sentada al borde de su lado de la cama cabizbaja.
—¿Kara? —la mencionada dio un pequeño salto en su sitio, evitando la mirada de Lena a toda costa —¿Qué sucede? ¿Es tu pesadilla de nuevo? ¿Quieres que prepare el elixir?
—No... e-es sólo... yo... Lena... —sintió las manos de la mujer pasear por aquella camisa de botones que se había puesto al levantarse de la cama —Tú... mmm... ¿de verdad me amas?
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Blue Monday
FanfictionKara Danvers es una joven común que desde que recuerda ha tenido mala suerte. Su vida da un giro completo cuando se muda a National City, alquilando un departamento que, según el casero del edificio, se encontraba deshabitado hace meses. Es entonces...