Cap. 39- Enough

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—¿Mami?

Kara terminó de lavar los platos para girarse a mirar a su pequeño hijo de cinco años. Su hermana estaba a su lado y ambos tenían sus ojos azules fijos en ella, que les sonrió con amabilidad a ambos.

—¿Qué sucede, dulzura? —se agachó un poco para poder mirarlo de frente, arreglando un poco su cabello oscuro —¿Quieres un poco más de postre?

—No... es sólo... —él se removió un poco incómodo en su sitio y le dio una mirada a su hermana, que asintió con su cabeza sonriente —Queríamos saber... ¿cómo nacen los bebés?

La rubia mantuvo su sonrisa intacta. Había hablado muchas veces con Lena acerca de qué responderles a sus hijos al momento de escuchar aquella pregunta, sin embargo, no habían llegado a una respuesta concreta porque en medio de la conversación la bruja terminaba diciéndole que lo mejor era darles una demostración de ello y entonces cosas lésbicas que poco tenían que ver con reproducción sucedían entre ellas.

—Pues... —se le ocurrió decir lo que sus padres le habían dicho la primera vez que hizo la misma pregunta —, la cigüeña los trae, Liam.

—¿Lo ves? —habló la niña, mirando a su hermano con autosuficiencia —. Mi amigo Jack dijo la verdad.

—¿O sea que mamá dijo una mentira?

—Mamá siempre quiere asustarnos.

—¿Qué les dijo mamá? —la intriga le ganó a Kara y terminó preguntándoles aquello que parecían discutir.

—Dijo que nosotros nacimos porque tú metiste tu-

—¡Lena! —la rubia no terminó de escuchar a sus hijos y se irguió en su sitio, comenzando a caminar en dirección a la sala de estar, donde sabía que se encontraba la bruja. No se percató de que sus hijos la siguieron con rapidez, riendo un poco divertidos por la siguiente disputa que sabía que tendrían sus madres. La encontró en el sofá, jugando con su teléfono celular como si no sucediera nada —¡Lena Luthor!

—Kara Danvers... —ella le dio una vista a la rubia y luego a sus hijos —Liam y Liz Luthor Danvers... ¿qué puede hacer la magnífica descendiente de Morgana por ustedes, mortales?

Su hija soltó una pequeña risa y sus ojos brillaron con admiración.

—¿Qué le dijiste a los niños?

—Tendrás que ser más específica, amor, hablo con ellos todos los días. Solemos hablar de cosas muy interesantes cuando volvemos del preescolar ¿cierto, niños?

—Acerca de los bebés.

—Oh... eso. —Lena miró a sus hijos con sus ojos entrecerrados. Se sentó en el sofá mientras soltaba un suspiro y entonces se alzó de hombros —. Bueno... les dije que dejaste tu semilla dentro de mí y entonces ellos sólo... brotaron de mi interior como los tiernos girasoles que son, en un escenario bastante sangriento y perturbador.

—¡Dijo que salimos por su cosita!

Dijo Liam señalándola y escondiéndose detrás de Kara, quien miró escandalizada a la bruja. Lena frunció su ceño a su hijo, que parecía divertido por la situación en la que la había metido.

—¡¿Qué?!

—¡Vamos, Kara! Salieron de mi vagin-

—¡No, no, no! —Kara la interrumpió y Lena soltó una pequeña risa al notar el rostro de la rubia algo rojo. Kara se agachó para estar a la altura de sus hijos y negó con la cabeza a lo que decía Lena —¡A ustedes, como a todos los niños los trajo una cigüeña! Los dejó frente a la puerta y luego se marchó a la fábrica de bebés.

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