Cap. 36- Blue Monday

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Cerca de aquel árbol, justo en el mismo lugar en el que Lena había abierto su portal, un nuevo portal se abrió minutos después. La noche ya había caído y todo se encontraba en total calma en el lugar. Cuando Kara atravesó aquel portal con prisa, miró a su alrededor, el medallón que poseía en su cuello se alzó ante su sorpresiva mirada, señalando una dirección y ella no dudó en correr en la misma. Se detuvo en seco cuando la vio a lo lejos, un pequeño bulto oscuro bajo un tronco era iluminado por la luz de la luna.

—No... —ella negó con su cabeza, corriendo hacia ella con todas las fuerzas que tenía —¡No, Lena! —una vez la alcanzó, la tomó en sus brazos —No, no, no... no puedes estar muerta... yo... ¡no puedes! —pasó una de sus manos temblorosas por su rostro, y sus lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas —¡No, no! Vamos ¡Lena! Sólo necesitas un beso de amor, pero... ¡te di más de uno! Los últimos besos que te di... esas noches que estuvimos juntas... ¡cada uno de ellos fueron besos de amor! Así que ¿por qué? ¡¿Por qué estás muerta?! —abrazó con fuerza el cuerpo inerte de la mujer pálida, hundiendo su rostro entre su cuello y llorando sin poder contenerse —¡Te amo Lena, no puedes morir!

Agitó a la mujer con fuerza, sin percatarse de que no tenía su amuleto puesto y entonces uno de sus huesos sonó.

—¡Ugh!, ¡Kara, es increíble que incluso creyendo que estoy muerta me lastimes!

Kara abrió sus ojos con sorpresa al escuchar aquella voz y alejándose de ella miró a Lena con sus ojos abiertos como platos. Ella tenía su ceño fruncido, aunque sus ojos estaban cerrados, su respiración y el cómo se removió en su sitio le indicaban que, en efecto, Lena estaba viva.

—¡Lena, estás viva! —Kara apretó a la mujer en sus brazos con fuerza, causando que ella frunciera más el ceño y soltara un quejido debido a la enorme fuerza que poseía la rubia, la cual al escuchar el quejido recordó acerca de su fuerza y la liberó —Lo siento... es sólo... ¡estás viva!

—Por supuesto que lo estoy, Kara... el sol no se ha ocultado.

—Pero está oscuro —la rubia alzó una ceja, señalando al cielo y removiéndose en su sitio con ansiedad —El sol no está.

—Kara... el sol se oculta por completo en este día dentro de doce horas... es decir, en todo el mundo, vine aquí porque quería presenciar un anochecer irlandés antes de morir —Lena se acomodó en su sitio —, pero creo que terminé por dormirme. —ambas permanecieron en silencio por un largo rato, y no fue hasta que Lena se sintió algo incomoda con la mirada de amor eterno que estaba dedicándole la rubia que la bruja carraspeó un poco antes de hablar —. Así que... ¿qué haces aquí?

—Yo... am... ¿qué hago aquí?

—Sí, ¿qué haces aquí? Dijiste que soy una asesina... no es una mentira y no me ofende en lo absoluto, pero de igual forma quisiera saber qué trae a la última sobreviviente del linaje El a mi país natal.

—¡Vine a buscarte!

Lena alzó una ceja, mirando a Kara escéptica. Ciertamente minutos atrás deseaba verla y aunque se sentía bastante emocionada por la presencia de la rubia, en realidad se encontraba algo dolida por la forma en que la trató la última vez que hablaron. Ella pasó una mano por su cara, tratando de quitarse el sueño.

—¿Para qué? Creí que era una asesina despiadada.

—¡Lo siento por eso! Yo... estaba un poco... enojada, supongo —la bruja observó cómo Kara se rascaba un poco la cabeza con nerviosismo, de repente el medallón que estaba en su cuello brilló y Kara pareció recordar el motivo por el que estaba allí. Se acomodó en su lugar frente a Lena, mirándola fijamente con una pequeña sonrisa en sus labios —Vine porque... acepto.

Blue MondayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora