Cap. 43- Monday

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Kara casi nunca había estado en la dirección. Su madre podía contar con una de sus manos las veces que fue llamada a la oficina del director por su hija menor y la verdad es que fue porque una niña la había empujado durante el receso y Kara terminó con una herida en su rodilla así que llamaron a los padres de ambos para reprender a quien había causado que la rubia se lastimara. Pensó que por haber sido una hija ejemplar sus hijos serían igual de obedientes y bien portados que ella, y por supuesto que Liam era el hijo estrella, notas impecables, bien portado, él incluso la ayudaba con el almuerzo los fines de semana. Por otra parte, Liz... aunque sus notas eran altas ella no era exactamente la hija mejor portada.

Pensó que quizás ella cambiaría de actitud al haber entrado a la secundaria, pero ese lunes cuando se encontró yendo a la preparatoria, interrumpiendo su jornada laboral apenas iniciando el año, porque una de sus profesoras quería hablar con sus madres, Kara sintió que sería igual que durante los últimos años de su primaria. Lena ya estaba allí, adulando a su hija por lo que sea que había hecho y cuando por fin estuvo a un lado de su esposa, la maestra las hizo pasar. Luego de que la mujer les diera la bienvenida y de una rápida presentación, les explicó lo que había sucedido y Lena fue la primera en hablar de ellas, interrumpiendo a la mujer.

—Perdone, pero mi hija aquí, —señaló a la adolescente de quince años, que estaba sentada a su izquierda con un gesto de inocencia en su rostro mientras que Kara se hallaba a su derecha, observándola con interés —, siempre ha tenido un boletín impecable, nunca ha faltado a ninguna de sus clases y me atrevo a decir que jamás ha fallado en ninguno de sus exámenes ya que es increíblemente dotada como su madre.

Se señaló a sí misma, haciendo que Kara sonriera un poco, asintiendo con su cabeza

—Como le intento explicar señora Luthor, Elizabeth tomó el examen y lo rompió en frente de toda la clase... utilizando palabras un poco... vulgares a uno de sus compañeros —Kara miró a Liz, que frunció su ceño ante lo que la mujer frente a ellas decía y se cruzó de brazos soltando un bufido —. Esa clase de comportamiento la llevaría a la oficina del principal directamente, pero quise tomar el asunto en mis manos porqu-

—¡He tenido suficiente! —Lena golpeó el escritorio de la profesora con algo de fuerza, levantándose de su sitio y causando que tanto la maestra como Kara abrieran un poco sus ojos del susto —. Mi hija, claramente debió sentirse confundida y abrumada, las preguntas de su examen abarcaban temas acerca de la reproducción ¡¿cómo cree que va a sentirse si tiene dos madres?! Antes de dar esa clase, usted debió llamarnos aquí para que nosotras habláramos con ella antes de que su confundida mente reaccionara de esta forma. —la maestra permaneció en silencio por uno segundos asintiendo un poco con su cabeza —. ¡Debido a su poco profesionalismo, me veo obligada a exigirle hablar con su jefe!

Kara soltó una pequeña risa nerviosa ganándose la atención de la profesora y de Lena, que se giró para mirarla con una ceja alzada.

—Lena, cariño... no seas tan ruda, amor... —Kara volvió a reír, tomando la mano de la mujer y haciendo que volviera a sentarse en su sitio frente a la profesora de su hija. La rubia acarició un poco la mano de la bruja con su pulgar y dejó un beso en el dorso de la misma, fijándose luego en la mujer frente a ellas —. Me disculpo por la forma de hablar de mi esposa, señorita Anderson. Ella algunas veces se molesta tanto que no mide sus palabras al momento de una... eh... disputa de este tipo. —la mujer asintió un poco con su cabeza, y Kara sintió la tensión del ambiente aligerarse un poco, no obstante, sentía a su esposa mirarla con tal enojo que sus ojos la acuchillaban —. Lo que ella quería decir es que... quisiéramos hablar con el director, y de ser posible con el consejero estudiantil de la institución, por favor y gracias.

Al instante, la mujer frente a ella se sorprendió y su esposa sonrió con autosuficiencia a la misma, sosteniendo con fuerza el agarre que Kara tenía en sus manos. Debido a las exigencias de ambas, terminaron teniendo una charla con el director y luego de una hora se encontraban de camino a casa. Habían optado en ir en el auto de Kara en lugar de sólo desaparecer de la estancia, la bruja se mantenía con sus brazos cruzados en su lugar del copiloto mientras que Liz, que se hallaba en la parte trasera del auto, miraba por la ventana con desinterés. Kara carraspeó un poco cuando se detuvo en un semáforo, mirando a su hija por el retrovisor y ganándose la mirada de Liz y de Lena por igual.

Blue MondayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora