Cap. 21- Practice

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Cuando Lena escuchó la puerta de entrada abrirse se removió en el interior de la bañera. Usualmente Kara llegaba un poco tarde los fines de semana, o al menos ella se había dado cuenta los últimos dos meses de ello. La rubia, cuando no tenían alguna cita o cena pendiente, solía llegar pasadas las diez de la noche y a ella no le molestaba en absoluto, pues entendía que ser un esclavo debía ser difícil, a ella nunca le sucedió, por supuesto, toda su vida la había vivido rodeada de lujos y oro, en cambio la pobre e indefensa humana debía trabajar para costearse sus gastos.

Sin embargo, aquella noche, por algún motivo, Kara había llegado temprano a casa, tan temprano que ella ni siquiera había pensado en lo que cenarían esa noche. Ella había vuelto de la tienda, por la cual se había pasado todos los días desde los hechos ocurridos un mes atrás, había permanecido allí hasta que Leslie comenzó a coquetear descaradamente con el hombre castaño de barba que traía la mercancía y entonces sólo volvió a casa para tomar un baño, pues se sentía sucia sólo de escuchar la obscena conversación que tenían en sus narices. Estaba lista para salir de la bañera y aparecer en la sala cuando Kara entró a la habitación, buscándola.

—¿Lena?

—Kara. —dijo sin salir del baño, abriendo la puerta sólo para asomar su cabeza —¿Qué haces en casa tan temprano?

—Yo, es que... sólo... —la bruja logró escuchar unas voces provenientes de la sala por lo que alzó una de sus cejas. Quiso asomarse para poder ver qué sucedía, sin embargo, la rubia la detuvo y le sonrió algo nerviosa —. Eh... yo... quizás traje un... par de amigos a ¿cenar?

Lena estrechó sus ojos a la rubia, que miró el suelo sintiendo la desaprobación en la mirada de la pelinegra.

—¿Trajiste amigos a cenar? —Kara sólo asintió con su cabeza, sintiéndose algo avergonzada por la forma en que Lena estaba acuchillándola con la mirada —¿Acaso me preguntaste antes si podías traerlos?

—Bueno... ambas pagamos la renta... así que... el sitio también es... mío.

—¿Tuyo? —Lena se cruzó de brazos y Kara por fin la miró, regalándole una pequeña sonrisa, intentando convencerla con ella, pero la bruja no parecía querer dar su brazo a torcer —. El departamento es tuyo también ¿es eso lo que estás insinuando?

—Eh... ¿sí?

Los ojos de Lena brillaron en un verde más intenso y Kara retrocedió varios pasos, cayendo sobre la cama. Se sorprendió de que Lena se acercó al closet, pasando de ella y dejando caer al suelo aquella toalla con la que se había secado. El rostro de la rubia tomó un intenso color rojo al verla, pues era la primera vez que podía apreciar la desnudez de la mujer de piel pálida. Tragó con algo de fuerza, desviando su mirada de ella cuando se inclinó para comenzar a ponerse su ropa interior.

—Bien, no habrá problema mientras yo permanezca en la habitación y no hagan ningún ruido muy molesto... estaré leyendo. —se giró luego de decir aquello y sonrió al notar cómo Kara mantenía su mirada en la cama —. Aunque... —se subió a la cama, gateando hasta Kara mientras su cabello cubría la desnudez de sus pechos. Tomó el rostro de la rubia en una de sus manos y la obligó a alzar la cabeza. Su sonrisa se amplió al notar cómo ella abrió sus ojos con sorpresa al notar la desnudez de su torso y se vio en la difícil tarea de desviar su mirada de sus pechos a su rostro y de su rostro al techo, repitiendo la secuencia mientras ella le decía —, tendrás que preparar la cena por no haberme notificado acerca de esto... me traerás un plato de la misma a la habitación y luego, cuando ellos se vayan, dormirás en el sofá.

—¿Qué? ¡No! No quiero dormir en el sofá... —Kara volvió a mirarla, sin embargo, era como si sus pechos con rosados pezones fueran un imán para sus ojos por lo que se desviaron a ellos. Tomó una larga respiración antes de negar con la cabeza —. Además... ¡quiero que los conozcas!

Blue MondayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora