Capítulo 16

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Desperté sobre mi cama tendida con los auriculares puestos en los oídos, los cuales reproducían el final de "Growing Pains", un tema musical que parecía relatar parte de mis miedos, mi vida, mis errores y aquellos pensamientos encasillados en mi m...

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Desperté sobre mi cama tendida con los auriculares puestos en los oídos, los cuales reproducían el final de "Growing Pains", un tema musical que parecía relatar parte de mis miedos, mi vida, mis errores y aquellos pensamientos encasillados en mi mente.

Había caído en un sueño profundo desde el momento en el que me arrojé sobre la cama, intentando secar las lágrimas con el acolchado y ahogar las voces crueles de mi cabeza con la música.

La espalda, los brazos y la cintura me dolían a consecuencia de la mala posición que tomé durante la noche, así que me di una ducha con vapor y agua caliente, con el objetivo de descontracturar y relajar el cuerpo, y luego, para terminar, me tomé un ibuprofeno.

Salí de mi habitación ya lista para empezar un nuevo día en la universidad, y bajé las escaleras apresurada. Contaba con poco tiempo para desayunar y, para mi desgracia, sabía que mi madre se tomaría el descaro y los minutos que no tenía para iniciar una conversación reprochadora conmigo.

—Despertaste—se acercó mi mamá, sosteniendo mi taza de café entre sus manos.

—Hola—sonreí con los labios apretados, recibiendo el recipiente de café que me extendió.

—Lamento lo que pasó ayer—susurró, sin quitarme los ojos de encima—, estaba desesperada, sabes que no quiero fallar esta vez, y pensé que tenía que protegerte.

—No estoy en peligro, mamá, y lo que hiciste no fue protegerme, fue traicionarme—determiné, trasmitiendo el dolor que seguía sintiendo por semejante acto que decidió llevar a cabo el día de ayer. La esquivé mientras le daba un sorbo al café de mi taza y caminé hasta la cocina para sentarme en una de las sillas de la mesa.

—Si te decía todo lo que pensaba de Sebastián...—Me siguió por detrás.

—Si me decías lo que pesabas de Sebastián hubiese sido menos decepcionante ver cómo mi madre manipulaba a mi psicólogo—la interrumpí, tomando asiento en una silla de la mesa.

—No lo manipulé, le puse a su disposición una ayuda para sus deudas a cambio de una ayuda para...—Titubeó por unos segundos, y noté que hasta ella misma reconocía que estaba actuando para su beneficio y no para el mío—, mi hija.

—Para vos—la corregí, agarrando una de las tostadas de la bandeja de cocina—. Ayer fui a la casa de Ester, mamá, me encontré con Sebastián, y fue sorprendente admitir que no sentí odio por todo lo que me hizo. ¿Qué es lo que te hizo a vos como para que lo odies tanto? —Clavé mis ojos en los suyos, buscando presionarla para que respondiese rápido y no se pensase tanto una respuesta que debería tener clara desde un principio.

—A mí no me hizo nada, pero a mi hija sí. —Apoyó ambas manos sobre la mesa e inclinó su torso sobre ésta, para así acercarse a mi rostro y sostenerme la mirada con provocación—. Además, no entiendo a qué se debe tu falta de rencor, ¿no te das cuenta de que es un delincuente que se dedicó a lastimarte...?

Sin Rencor | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora