Owen siempre pensó que el primer indicio de su obsesión provino de la observación precisa y salvaje de Blue. Claro que el poder de detección olfativa del velocirraptor era muy superior al suyo y fue capaz de detectar el aroma del perfume de vainilla aun antes de ver a Claire Dearing a través de los vidrios de jaula de observación.
Owen trató de causarle la mejor impresión con su trabajo y podría decirse que logro puesto que cuando estrecho su mano para presentarse, Claire le dedico una sonrisa políticamente cortes que logro desactivar los modales cortantes del entrenador. Y se despidió mirando el reloj mientras él se quedaba paralizado en el aura de su perfume.
Cuando volvió a terminar el trabajo, Blue olfateo sus brazos con expresión curiosa, “Vainilla” le susurro al inteligente animal convirtiéndola en cómplice de una compulsión que se acababa de iniciar.
Owen se volvió conflictivo con personal de Ingen, poco tolerante a las órdenes y requerimientos y en especial desorganizado en los informes que debía presentar a la gerencia. Pero este no era un rasgo de su personalidad sino un plan sistemático de mal comportamiento para cruzarse con Claire. Para soportar sus reprimendas y sus suspensiones con el único objeto de volver a verla una y otra vez y estar cerca de su esencia de vainilla.
En algún punto del tormentoso juego del mal comportamiento intento la táctica de invitarla a salir sabiendo que sin dudas iba a poner una excusa o acusarlo de acoso laboral. Pero no fue así.
Claire lo miro a los ojos como estudiando sus intenciones de una forma divertida y con una sonrisa seductora fue capaz de entenderlo todo. Se acercó dos pasos y Owen retrocedió uno, pero aun así estaban muy cerca. Se puso demasiado nervioso y trato de concentrar la atención en el aroma dulce de su perfume. -Ya entiendo- dijó Claire- el viernes a las siete entonces.
Las cosas no salieron como Owen habría deseado. La pésima elección de vestimenta y el incidente con el tequila precipitaron el final de la noche y antes de las doce Claire había detenido su auto frente al bungalow de Owen con una expresión de desencanto.
Owen trató de superar su sensación de abatimiento y le invitó un café con pocas esperanzas. Evidentemente algo de lo que sentía era mutuo porque pese al dolor de cabeza y el cansancio, su jefa aceptó.
Las cosas fueron mejor entonces, casi dos horas de charla, lograron relajar a Claire lo suficiente para lanzar alguna que otra crítica al señor Masari y varios insultos a Hoskins que desataron las carcajadas de Owen.
Con resignación Owen la acompaño hasta la puerta y decidió que quizás, si era lo suficientemente transparente con sus emociones, podría robarle un beso antes de que saliera del bungalow –Yo…he…la pase increíble…perdón por las bermudas y el tequila- susurró con algo de vergüenza pero con total sinceridad.
Claire también bajo la vista con un gesto de total timidez y, como era una constante en ella, se volvió impredecible. –No vamos a tener otra cita – dijó paralizando en corazón del entrenador. Entonces sonrió ante su desconcierto y se acercó lentamente –Pero podemos volver a tomar café- dijo un segundo antes de que la emoción de Owen la silenciara con un beso cauteloso.
Esa noche Owen no fue capaz de sacarse la camisa y decidió dormir con el perfume de vainilla atrapado en la tela como si el aroma fuese capaz de conjurarla y corporizarla.
La mañana siguiente, aun después de ducharse, Blue lo olfateo extrañado y le provoco una risa incontenible. Toco la nariz de su amiga y volvió a susurrarle “Vainilla” como si con esa simple palabra fuese capaz de confesarle que había estado con Claire.
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Vainilla Y Otras historias
RomanceLa obsesión de Owen por el perfume de Claire da inicio a la historia de amor entre ambos. Un vínculo tan fuerte que no logra romperse