El sonido del cristal estallado alertó cuerpo y se dobló sobre sí misma tapándose los oídos con desesperación.
-Y que vas a hacer? Seguir deambulando por el mundo sin un trabajo fijo?...
-El ejército es mi trabajo! Solo estoy en un receso y quiero pasar tiempo con las chicas
-No te necesitan, saben criarse solas mientras vas de bar en bar conquistando mujeres!
-Eso no es cierto Evelyn! Esta familia es mí tesoro y lo sabes
-Tesoro?...sos un mentiroso y un manipulador. Si tanto querés a tus hijas llévatelas! Tenerlas me hundió en esta casa
-No digas eso por dios!
-Que no diga qué? Que no esperábamos un embarazo y que me quedé en esta casa dejando de lado mí profesión?!
-Las chicas son muy lindas, inteligentes, son producto de tu cariño y tú trabajo
-No digas estupideces! No sos capaz de creer tu propias mentiras a la hora de acostarte con cualquier mujerzuela!Claire se despertó sobresaltada cuando el recuerdo atrapado en una pesadilla convulsionó su cuerpo. Se frotó los ojos y comprobó con alivió que Owen aún dormía. Los recuerdos del pasado estaban tan vigentes en su interior que aún regían su presente. Se acurrucó junto Owen, casi con desamparo. Hacia un tiempo había estado pensando mucho en su futuro juntos. En las cosas que aún no se atrevía a decirle, sus miedos a repetir las conductas autoritarias de su madre, quién nisiquiera la había llamado cuando ocurrió la debacle del parque. Pero aún más importante que esa tendencia a la dominación estaba su certeza espantosa de saber que jamás sería madre. No podía permitirse pensar en dañar a un pequeño de la forma en que su madre la había lastimado a ella. Owen murmuró algo dormido y la abrazó enredando sus manos sobre su abdomen. Claire se mordió el labio y contuvo las lágrimas que le provocaban haber decidido no tener hijos por miedo. Una debilidad que la espantaba demasiado ahora que había encontrado una persona a la que amaba.
Owen despertó antes del amanecer con muchísimo frío. Tardo unos cuantos minutos en recordar en donde estaba. El índigo amanecer de la mañana nevada entraba apenas a través de la ventana. Miró a Claire a su lado dormir con las manos debajo de la almohada y le pareció que tenía un gesto infantil tan puro que lo hizo sonreír embobado. La arropó y dejó la cama para preparar el desayuno con la secreta intención de ver la nieve en la mañana.
Bajo las escaleras de memoria y no se abrochó las botas cuando abrió la puerta para observar la maravilla blanca de la nieve extenderse ante sus ojos como un manto.
Un ruido de motor interrumpió su pacífica observación y camino un poco hasta la calle, hundiendo sus botas en la nieve con cada paso. A pocos metros un hombre mayor levantaba el capot de una vieja camioneta que limpiaba caminos. -Necesita ayuda?- le preguntó Owen . La mirada del hombre se dividió entre la casa y el joven que le hablaba -Gracias hijo - respondió señalando la casa- sos amigo de Evelyn?.
Owen se acercó negando a la vez que una sonrisa inundaba su respuesta -No, soy el novio de Claire.
La mirada del hombre se iluminó sincera y amplia -Ha vuelto la pequeña?- pregunto y se presentó quitándose la gorra - Eddy Roberts!- estrecho la mano de Owen con inusual fuerza- Gracias a dios la pequeña Dearing salió con vida se ese parque... todavía me cuesta creer que haya hecho esa locura de correr frente a ese animal!
-A mí también -Owen se inclinó sobre el motor- que le pasó?.
-Me quede sin líquido de dirección.
-Tengo en el tráiler...ya lo traigo.Claire despertó con dolor de cabeza. Sentía los ojos hinchados y los hombros tensos. No le sorprendió que Owen no estuviese a su lado, le gustaba tanto la nieve que suponía estaría dibujando ángeles sobre la superficie helada. Se vistió con los leggis térmicos y la campera de la marina que le había arrebatado a Owen. Caminó por la casa apenas iluminada por la mañana. La soledad se cristalizó en sus ojos. El silencio la hacía retroceder en el tiempo, a esos días en los que Karen preparaba la comida y la ayudaba a vestirse para el colegio mientras la ausencia de Sam era demasiado para su madre que elegía ignorarlas y rehacer su vida sin tenerlas en cuenta.
Claire refregó sus ojos, la brisa proveniente de la puerta la hizo tiritar. Salió y volvió a encontrarse con el pasado cuando vio a Eddy hablar con Owen apoyados sobre el motor de su barredora.
-Todo lo que te diga de mí es una exageración- grito Claire caminando rápido hacia ellos.
Eddy se volvió con una sonrisa melancólica en los labios quebrados de frío -Claire Bear!.
Ambos se dieron un abrazo tan grande que en pocos segundos deshizo el tiempo que habían pasado sin verse.
Eddy y Martha su esposa siempre habían estado atentos a las chicas Dearing. El matrimonio sin hijos estaban desolados por la soledad en la que vivían sus pequeñas vecinas y más de una vez habían sido su contención inmediata ante la desidia de Evelyn.
Martha murió cuando Karen y Claire ya no estaban en la casa pero ambas viajaron kilómetros para el funeral.
-Es bueno verte de nuevo pequeña- dijo Eddy con la voz cortada mientras simulaba volver a concentrarse en el motor.
-Owen me ayudó con un problemita así que mejor me pongo a trabajar...
Eddy se volvió una vez más para ver a Claire antes de seguir con su labor pero sin poder evitar sentirse emocionado.
-Tu vecino te quiere mucho- dijo Owen abrazando a Claire para arrebatársela al frío y porque la extrañaba ilógicamente. -Eddy y Martha fueron más que vecinos...fueron familia- susurró Claire apoyando la cabeza en su hombro.

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Vainilla Y Otras historias
RomanceLa obsesión de Owen por el perfume de Claire da inicio a la historia de amor entre ambos. Un vínculo tan fuerte que no logra romperse