Elizabeth
Al despertar. -¡Cuánto he dormido! suerte que estoy en mi día libre...- voltee a ver a mi izquierda. *Joseph ya se ha ido. Me dije a mi misma mientras me estiraba. Luego del estiramiento, me levanto, abro la ventana dejando que entre la luz del sol el cual también calentaba mi piel. Sonreí, tomé mi toalla y me dirigí al baño a fin de tomar una ducha. Al terminar , me vestí con un hermoso vestido azul marino y unos zapatos cómodos para terminar me hice una cola... comencé a limpiar toda la casa y fue cuando recibí una llamada... busqué mi celular, no reconocí el número pero contesté. -¿Sí?, buenos días ¿en qué puedo servirle?
-Oh, disculpe, ¿la señorita Elizabeth se encuentra?- Era una voz familiar.
-Sí, soy yo ¿quién me habla?
-Vaya por fin te encuentro, después de tantos años, y nunca has cambiado tu número, apenas lo vi y quise intentar.
-¡Oh! ¿quién es usted? Pregunto aun mas confundida.
-Es Alex, ¿no me recuerdas?- Abrí los ojos como platos y de inmediato recuerdos de la universidad empezaron a invadir mi mente como:
-Alex , ¿vendrás a estudiar a mi casa hoy? en tres días es el examen.
-Por supuesto que si mi bella Elizabeth...- Me toma de los hombros y me da un beso en la frente, Reí e hice la misma acción pero en su mentón ya que era tan alto. En la noche después de clases como dijo fue a mi casa y yo ya tenia listas unas galletas de chocolate que hice yo misma para brindarle.
-Esta noche mi madre no podrá estar en casa, así que tenemos libertad de hacer todo tipo de desmadres- reí llevando las galletas a la sala donde estaba sentado él.
-¡Oh! ¿de verdad eres Elizabeth? me sorprendes, una niña tan decente y ordenada como tú... ¿diciendo esa clase de cosas?- Reímos.
-Algún día hay que ser rebeldes... ¿estudiamos aquí o en mi habitación?- Acostumbramos estudiar en mi habitación así que el no bacilo en dar respuesta.
-Es más cómodo en tu habitación- El llevaba sus cuadernos junto con los míos y yo las galletas. -Espera seguro nos dará sed, adelántate iré por algo de tomar- Asentí y continué caminando hasta llegar a la habitación puse las galletas en la mesita de noche y me senté en la cama.
-Bueno me toca esperar- Una vez llegó Alex nos pusimos a estudiar mientas comíamos las galletas y tomábamos jugo de moras. -Alex, ¿cual sería la situación aquí?- Le muestro el folleto el cual estaba llegando.
-Esta es la respuesta- Me respondió rápidamente él era sumamente inteligente o al menos así pensaba.
-¿Ya te he dicho lo bella que eres?- Lo miré y sonreí.
-Pues desde que me conoces siempre me dices bella Elizabeth- Reí pero por un momento, me comencé a sentir incómoda, él me miraba fijamente, sonriendo de lado y fue acercándose lentamente ya al estar muy cerca retrocedí un poco pero el me jaló quedamos aun mas cerca, mi respiración se había acelerado, el dejo de mirarme a los ojos para ver mis labios y después besarme. Estaba sumamente sorprendida, apretaba y mordía leve mi labio. Intenté separarme pero él me sostenía fuerte, lo único que pude hacer fue morderlo, y como esperaba, él se separó de mi. Temblando. -¿Por que hiciste eso?- Toca la superficie irritada de su labio.
-¿Por que no hacerlo? a menos que hayas tenido a alguien que lo haga- Me mira serio. Me sonrojé.
-No vuelvas a hacer eso por favor.
-Ya veo... ¿continuemos? Me despeina un poco y brinda una agradable sonrisa para volver a lo que estaba.
Día tras día íbamos juntos a la universidad. El pasaba por mi casa aveces se quedaba a dormir. Una noche... Tenia que levantarme temprano para ir a la universidad, me acosté observando el cielo desde la ventana y sintiendo la fresca brisa acariciar mi rostro y quedando dormida de a poco. -¡Elizabeth!- Me despierto.
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El enfermero y la contable
RomanceDesde niños los cuentos se han encargado de distorsionar una realidad, expresándola en una frase: "Y vivieron felices para siempre". Cuán emocionante era leer el mismo final cliché, cuando la realidad es otra. El amor no es de color de rosa con la...