Capitulo XVII 1/2 - La otra voz masculina

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Elizabeth

Al despertar lo primero que hago es estirarme y cambiar de posición topándose así mi vista con la única ventana en la habitación, la cual dejaba entrar unos agradables rayos de sol. Siento hinchazón en todo mi rostro pero no puse atención a eso y me levanto sentándome a la orilla de la cama. -¿Qué pasó anoche?- Me pregunté a mí misma, otra vez había sentido esa extraña sensación de haber sido tocada, esa voz... Lo mismo de hace años atrás se volvía a repetir. -¿Será solo mi imaginación?... Puede ser, no me he sentido muy bien, lo de Joseph me ha afectado demasiado hasta pienso en fantasmas ¡Que tontería! pero se sintió tan real. Toqué con mi dedo indice mi labio inferior tratando de recordar. *Esa voz debió ser la de Alex* Me levanto saliendo de la habitación paso a paso buscando con la mirada a Alex hasta encontrarlo en la cocina. El estaba de espaldas con la parte superior de su cuerpo desnudo mientras que la inferior tenía unos shorts negros, parecía estar preparando algo. Me acerque a él haciendo notar mi presencia. -Buenos días Alex- El voltea a verme rápidamente brindándome una agradable sonrisa para luego volver a lo que estaba.

-Buenos días mi bella Elizabeth ¿has dormido bien?

-Sí, eso creo- El se detiene en lo que estaba haciendo.

-¿Pasó algo?

-No estoy segura, estoy algo mareada pero anoche creo que me... ¿Fuiste a la habitación anoche?.

-No entiendo la pregunta- Me dice aún de espaldas.

-Lo sé, suena tonto ¿no? es tu habitación.

-No, no entre Elizabeth.

-¿Seguro?

-Totalmente ¿por qué la insistencia?

-Es que he estado teniendo imaginaciones sobre fantasmas... tu no me hagas caso- Reí leve, se notaba lo débil que era hasta mi voz. -Iré a darme un baño.

-Adelante- Volteo para irme pero de pronto tengo dificultad para ver y un mareo concluye con que me caiga al suelo. Alex parece haberse percatado y me toma del suelo sin moverme bruscamente. -¿Te encuentras bien? ¿Qué pasa Elizabeth? ¿Por qué de pronto te has caído?.- Vuelvo a abrir mis ojos recobrando la visión.

-Tranquilo, tranquilo ya estoy bien.

-¿Puedes levantarte? te ayudo- Justo como dijo me ayudo a levantarme y me permitió sostenerme en él. -¿Segura que estas bien ahora?

-Sí, no te preocupes.

-Ven-Me toma de la mano y me lleva a la sala para sentarme y luego traerme un vaso con agua.

-Gracias Alex.

-Descuida- Miré el agua un momento y en el instante al que lo iba a llevar a mis labios, las nauseas se apoderan de mí, lo que me hace levantarme bruscamente dejando el vaso a un lado y correr hacia el baño en la habitación de Alex, una vez llegue me incliné y como se esperaba empecé a vomitar. Alex aparece detrás de mí, acaricia mi espalda y recoge mi cabello. Una vez terminé el mismo bajo la palanca del inodoro, encendió la llave del lavamanos permitiéndome enjuagar mi boca. -Lo siento, lo siento mucho Alex.

-No es nada pero parece que te estas enfermando- Voltee a verlo desde abajo sin decir nada. Pues él y Joseph son del mismo tamaño siendo yo la que les doy hasta la altura de la barbilla. -Esta no eres tú Elizabeth ¿crees que no me doy cuenta de que estas deprimida?

El enfermero y la contableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora