Capitulo XXIX - ¿Qué esperas para apagar las velas?

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Elizabeth

-¡Hijo! ¿Cuándo llegaste?- Quedé impactada mirando al señor y mirando a Alex. *¿Éste es el padre de Alex?

Di un paso atrás... Por poco me caigo si Alex no me hubiese sostenido antes. 

-¿Estas bien?- No pude ni contestar porque aún estaba perdida mirándolo y mirando al señor.

Alex y el señor son del mismo tamaño, mismo color de piel y ojos, excepto que él tenía cabello oscuro y se le podían ver algunas canas. Además de parecer mucho mas maduro. Son de un parecido extraordinario.

Aquel hombre abraza a Alex con fuerza. -Debiste avisar para así darte una bienvenida como te lo mereces. 

-Lo importante es que sabes que iba a venir ¿No?

-En fin, tomaste la mejor decisión.

 -Amor, no ignores a los demás de ésta manera. 

-Pero cariño estuve contigo hace unos minutos.

La señora ríe leve y me señala con timidez. -No hablo por mí.

El señor me mira como si no tuviese nada que decir. 

-Papá, ella es una amiga. Espero no haya sido un problema haberla invitado.

Él señor estira su mano.-Mucho gusto Mi nombre es Alexander,  Alexander Foster.- Miré a Alex y él miraba al suelo.

Para no ser descortés estreché la mano del señor. -Elizabeth Levitt, bueno solo Elizabeth. Mucho gusto.

El señor me mira de arriba abajo y sonríe de lado. -Es muy encantadora tu acompañante, Alex.- Ese hombre no parecía para nada aquel que había golpeado a Alex aquella vez. Tiene un aura tranquila y parecida a la de Alex. -Hijo, es hora de que conozcas a los socios. Mas bien dicho, nuestros socios.

Alex me mira con profunda tristeza. -¿Me acompañas o te quedas?- La señora se coloca a mi lado y me acerca a ella tomándome del hombro. 

-Seguro se aburrirá de ustedes hablando de negocios, mejor que se quede conmigo.

Alex la mira irritado y frunciendo el ceño. 

-Es muy cierto, hijo. Es mejor que las mujeres queden juntas y hablar de su cabello.- El señor da  una carcajada. -Vamos.- Alex desvía la mirada y va con el señor. Que extraño era todo, Alex no parecía estar alegre de ver a su padre.

 -Disculpa...- Me distraje un poco viendo como se alejaba Alex entre la multitud que ni me di cuenta de que aquella señora estaba a mi lado. 

-Perdón, ¿qué decías?

-Dime la verdad, ¿estás aquí por dinero?

-¿Perdón?

Ella se ríe.-Solo estoy bromeando. ¿Cómo podría preguntarle a una chica tan elegante que si viene por dinero?- No supe como responderle así que no dije nada. -¿Eres novia de Alex o algo parecido?

-No, solo somos amigos. 

-Eso dicen todas.- Susurra de forma audible. -¿Cuál es tu edad?

-Tengo 29 años.

Ella sonríe. -Yo soy dos años mayor que Alex. 

-¿Usted tiene 32 años?

-¡Correcto!

-¿Cómo dijo que se llamaba?

-Natasha. 

-Natasha... ¿Puedo llamarte así?

El enfermero y la contableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora