Capitulo XXVI - No quiero divorciarme

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Elizabeth

Alex me compró un montón de ropa a pesar de que vinimos con el objetivo de solo comprar el vestido de gala para la fiesta que hará su padre.

Al final sí lo compramos. El vestido que él eligió es morado oscuro, largo hasta mis tobillos y se ajusta perfectamente a mi cintura. Tiene unos tirantes finos y delgados, un escote casi corazón y un corte lateral del lado derecha que dejaba al descubierto parte de mi muslo.

Escena retrospectiva...

-Alex, me gusta el color del vestido, pero no puedo esconder el hecho de que me siento un poco desnuda.

-¿Pensabas ir al estilo monja a una gala?- Me pregunta aguantándose para no reír.

-No, pero hay vestidos que son lindos, que cubren más y se pueden usar para ese tipo de fiestas.

-No. Es mejor que uses éste, se ve precioso y sexy en tí.

-Así me apena, muchos me verán y ...

-Eres ya casi una mujer soltera, no le veo el problema en que te miren y si eso es lo que te preocupa fingiremos ser una pareja. Nadie se atrevería siquiera a mirar a la novia del hijo del presidente de la empresa más destacada en la ciudad.

-Tampoco es para tanto,  Alex.

-Pero será divertido. Recuerda que estoy tratando de subirte el ánimo.

-No, eso sería un completo engaño, sería engañar a tu padre y a las demás personas.

-¿Engaño? Sí, pero solo tú y yo sabríamos.

-Aún así, me niego.

-Bueno, ya vamos a casa. Mañana llamaré una conocida para que te haga un peinado.

-Esta bien. Pero... ¿No tienes que comprar un traje? dijiste que necesitabas uno.

-Sí, es cierto. Ya se me estaba olvidando. No te molesta que tardemos un poco en llegar a casa ¿No?

-No, para nada.- Fuimos a una boutique para caballeros. Al entrar había un sin número de trajes y varios sastres a disposición de los clientes.

-No pensé que los hombres también tenían problemas para elegir su ropa.

-¿En serio? pues sí... Tenemos problemas para elegir ropa a veces pero en este caso será sencillo.

-¿Sencillo dices? El día de hoy no bastará para encontrar el traje que necesitas.- El ríe leve ante mi comentario y luego responde.

-Solo sígueme. - Obedezco siguiendo sus pasos y deteniéndome cada vez que él lo hacía.

-Me llevaré éste.- Se decidió por un traje gris. Uno de los empleados de la tienda se acerca a nosotros y pregunta si puede ayudarnos en algo, Alex le dice que solo necesita una funda para llevar el traje gris y seguir buscando, esta vez, una camisa.

-Claro señor, en seguida.- Dice el empleado para retirarse en busca de la funda para trajes.

-Mi bella Elizabeth, adivina porqué compro éste traje.

-Yo creo que... es porque no es muy común.

-Sí y porqué combina con mis ojos. - El acerca el traje a su rostro y ciertamente no había ninguna diferencia entre el color de sus ojos y el traje. Luego de enfundar el traje, seguimos caminando hasta la sección de camisas.

-Creo que debería salir para que te pruebes la que te llame la atención.

-Te doy permiso de mirar.- Me guiña el ojo.

El enfermero y la contableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora