Capitulo XXII - Divorcio

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Ana

Me tomaba la libertad de llamar a Altagracia en las horas más molestas y convenientes para mí, esas horas son: las 3 am y las 4 am de la mañana, y 12 del medio día. 

-¿Acaso me quieres dar infarto, Ana? ¡Todos los días a las 3am! ¿Qué quieres de mí?

-Bueno... Así continuaré hasta que confieses de una vez donde está mi nuera. Sé que es molesto no solo para ella, sino también para mí, ya que soy quien se despierta para despertarte.- Ya en las horas de la noche... Tengo una llamada entrante de Joseph pero no contesto y vuelvo a mirar televisor. El continuó llamando, por suerte empezaron los anuncios y pude contestar. -¿Si?

-Buenas noches señora mía, ¿cómo estuvo su día? 

-Buenas noches Joseph Elias Levitt. Estoy muy bien. 

-Mah... 

-¿Sí?

-Olvídelo, ¿cómo vas con la investigación, súper mamá?

-Aún nada, Altagracia es mas dura que el titán acorazado. 

-Vaya manera de describirlo, madre.- Escucho a Joseph suspirar. -Pero lo supuse. 

-No te preocupes, Elias. Seguiré intentando. Estoy segura de que ella sabe donde está Elizabeth, después de todo ellas son muy unidas. 

-Gracias mah... Cambiando de tema, sospecho de algo y eso me tiene preocupado. 

-¿Qué es?

-¿Recuerdas a la chica de la mala suerte y el amigo de Elizabeth?

-Sí, la causa problemas y el amigo de segundas intenciones. 

-Así es. Sabes que no me gusta dudar ni pensar mal de la gente, pero con esos dos haré la excepción. La chica me había dicho que el ginecólogo solo era un pervertido y que no tenían ninguna relación, cosa que es imposible de creer ya que no hay otra manera de que una persona asista a una consulta sin existir en ningún expediente de ninguna clase. Por otro lado, Alex desde el primer día sus ojos me decían "te odio" y su actitud demostraba que no quería ser solo un amigo para Elizabeth, no sé si estoy exagerando o será así realmente. ¿Cómo es posible que Elizabeth aparezca justo cuando estoy con la otra mujer y luego de casualidad Alex aparece estacionado frente a la casa en el momento oportuno y se la lleva? La chica, Candy tiene una actitud juguetona, es como si aún fuera una adolecente. Hace lo que quiere actúa como quiere. En vez de soltarme al ver que Elizabeth nos vió, decidió aferrarse a mí y decir ya sabes que...Sumándole a eso, ella  volvió a darme problemas justo cuando ya había recuperado a Elizabeth. 

-¿Ustedes se habían reconciliado?

-Sí, pero a esa chica se le ocurrió dejar su ropa interior en nuestra habitación y ya te imaginarás cómo se puso Elizabeth al ver eso. 

-Espera... ¿Qué? ¿cómo que ropa interior? ¡Qué! Un momento.... ¿Ella estuvo en tu casa?

-Mira te explico...- Le fui contando lo sucedido y por último la excusa que tuvo candy en su defensa. 

-¡Qué solo fue una broma! ¿Y te vas a creer eso? cualquier persona que razona sabría que eso no fue cuestión de una broma. ¿Por qué o para qué dejaría mi ropa interior en casa ajena además sabiendo que esa pareja tiene un problema por causa mía?

-Eso fue lo que pensé. 

-Ella lo hizo por gusto, esa mujer es mala. 

-Lo tendré en cuenta. Por más que la quiero alejar de mi, más se acerca y más problemas causa, no quiere irse de mi vida. 

-Ahí hay algo. 

-¿Qué cosa?

-Tienes pretendientes extrañas.- Dije para luego reírme. 

-No le encuentro la gracia señora madre. Seguiré alejándola y si continúa no tendrá forma de no explicarme porque me desgracia la vida. 

-Sí, ya que eso es extraño, a menos que sea una acosadora.- Volví a reírme. 

-Volviendo al tema... Ese Alex también es un dolor de cabeza, es como si Elizabeth confiara más en él que en mí y él se aprovecha de eso, lo sé. Siempre aparece cuando no debería, como ahora que no se donde carajos se llevo a Elizabeth pero de seguro está feliz.

-Ese chico es malo, me da miedo.

-¿Miedo?

-No permitas que aleje a mi nuera de tí, Elias. 

-No lo permitiría, esto pasó porque bajé la guardia pero ya no más. 

-¿Qué piensas hacer con la chica entonces?

-No tengo nada claro ahora, mientras ella esté alejada todo marchará bien. 

-Esta bien, yo llamaré a Altagracia, una vez tenga la información te llamo. 

-Gracias mamá. 

-De nada hijo.

Elizabeth 

En verdad nunca imaginé que podría llegar a esto. El abogado hablaba sobre el exhausto procedimiento del divorcio y lo que traía como consecuencia si las dos partes no estuviesen de acuerdo, el por qué del divorcio, acuerdos financieros, de lo único que no teníamos que preocuparnos era por custodia ya que no tenemos hijos. Una vez terminamos el procedimiento el abogado nos dijo que tenía que presentar la petición ante un tribunal y después asegurarse de que la otra parte, en este caso Joseph, reciba la notificación junto con una citación a fin de recibir la respuesta que el dará ante el caso, sé que no querrá divorciarse pero ¿para qué me quiere? Yo sobro en su vida. En el momento en que se va el abogado, Alex me toma de las manos para bailar al ritmo de una sinfonía que solo él escuchaba. -Pronto serás libre, Elizabeth.

-¿Debería estar feliz?- no sé ni lo que siento en estos momentos, espero despertar pronto de esta pesadilla. -No tengo ganas de bailar Alex y menos sin música.- Reí leve sin ánimos. Él se detiene y me toma de las mejillas. 

-Ánimo, no te preocupes por nada. 

-No sé, sigo dudando. Debería haber pedido consejos de mi madre antes de todo. 

-Elizabeth eres adulta puedes hacer las cosas sola, y si no, yo estoy aquí para ayudar. 

-Tú tienes otras cosas que atender. 

-Lo sé, pero me encargaré de que te libres del bastardo que tienes por esposo y así iré a cumplirle a mi padre, si quieres hasta puedes vivir aquí o te compro una casa más grande. 

-¿Tu hospitalidad no tiene límites? si llego a divorciarme lo mas probable sería que vuelva a la casa de mi madre. 

-O mejor vives conmigo. 

-¿Qué? Somos amigos ¿no? imagínate vivir así como lo estamos haciendo pero más alegres porque no solo serás una bella mujer sino, también soltera. 

-A mi entender quieres que sea como antes de mi matrimonio. 

-Exacto pero también nos haríamos compañía, prometo cocinar y tener tiempo para ti.- No pude evitar reír. 

-Ya ni entiendo lo que dices...- El me mira confundido -¿ibas en serio? no... Quiero ir a descansar hoy fue un día exhausto, por trabajo y esto del abogado. Iré a darme un baño y dormir e inmediato, no te preocupes por darme la cena.- Doy unos pasos hacia atrás alejándome de él y dirigiéndome a mi actual habitación.

El enfermero y la contableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora