Capítulo XXXIV - Sexo

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Elizabeth

-Después de todo estabas embarazada. Pensé que era algo terrible. Sólo acostumbro a ver el momento del parto, nunca el proceso. Esta vez tengo la oportunidad.- Me dice Joseph sosteniendo mis manos.

....

¿Cómo sucedió ésto? Todo comenzó hace un mes... Cada vez que tenía que ir al trabajo llegaba tarde debido a la gran cantidad de sueño que tenia. Aveces me levantaba aunque en realidad seguía dormida a la orilla de la cama. Estando en la casa me dormía en todos lados; en el sofá, en el patio, en la cocina o hablando.

Luego sufría frecuentes dolores de pecho aveces se me hacía difícil el respirar. Joseph pensó que era una "crisis asmática", pero esa idea fue erronea.

Solía comer dos panes tostados y ahora como hasta seis. También me dieron muchas ganas de comer dulces, por ende Joseph tuvo que comprar. Uno de los platillos que menos comía era el espaguetis, pero últimamente me fascina. Media hora después de comer o automáticamente, me daban vómitos constantes.

En varias ocasiones, Joseph quería tener relaciones sexuales conmigo, pero yo no quería o estaba muy sensible para ello... Mucho más en los senos.

Le platiqué esas cosas a una compañera de trabajo y dijo que se trataba de un posible embarazo, allí me dispuse a pensar y todo cuadraba. No me fijé en eso, pero hacia dos meses que no me llegaba el periodo (menstruación).

Hablé con Joseph y él me recomendó hacer un test de embarazo pero sanguíneo porqué era el más preciso, y así resultó. El doctor dijo : "Efectivamente, tienes 8 semanas de embarazo" y me contó que a veces los síntomas no se presentan inmediatamente, pueden pasar meses. Por eso no me di cuenta de nada el primer mes hasta ahora.

...

Sonreí por lo entusiasmado que se veía Joseph con la noticia. -Me siento muy extraña...- Dije, aunque sentirse extraño no era suficiente para describir aquel sentimiento de tener una personita creciendo dentro de mí o los cambios que sufre mi cuerpo.

-Es normal, no tengas miedo. Estoy aquí para cualquier cosa que necesites, yo me encargaré de todo.

Negué y respondí -Nos encargaremos de todo. Quiero darle la noticia a mi madre.

- Sí, yo también. ¿Hacemos una video llamada?- Me sugiere Joseph.

Asentí. -Esto será un caos- reí leve.

Joseph busca la laptop y realiza la llamada. -¡Hola!

-¡Saludos!- Dice Joseph.

-¿Cómo estás Elizabeth, mi cielo?- Me pregunta Doña Ana.

-Muy bien madre y usted ¿cómo está de salud?

-¿Acaso no vas a saludar a tu hijo?- pregunta Joseph interrumpiendo.

-Yo no tengo un hijo, mi hijo me llama y éste no.

-¿Cuál es el motivo de ésta llamada?- pregunta mi madre, Altagracia. -A diferencia de ustedes, tengo cosas que hacer.

-No haces más que tejer todo el día- Dice Doña Ana.

-Hey ya señoras, no las llamamos para discutir, sino para informarles de algo...- Miro a Joseph y sonrío.

-Joseph y yo...

-Dejen el suspenso y hablen de una vez- se queja mi madre.

-Estamos embarazados- decimos al mismo tiempo.

-¿Omo? Elizabeth embarazada ¡muchas felicidades! Pero... ¿mi hijo también? ¡muchas felicidades!- exclama Doña Ana y reí.

-¿Cómo puedes ser tan tonta? ¿Acaso los hombres se embarazan? Además... debieron esperar por lo menos a los 40 años.

-Mamá...- Me quejo y ella voltea la mirada

- Muchas Felicidades...

-¡En hora buena!- sigue exclamando Doña Ana. -Seguro saldrá igualito a su padre, esos genes son potentes.

-No puede parecerse sólo a mí, quiero que tenga los ojos de Elizabeth.

-Ustedes son jóvenes todavía ¿acaso saben a lo que se estan enfrentando?- pregunta mi madre.

-Tú siempre de agua fiestas y si no es de aguafiestas, de chaperón.

-Respondiendo a su pregunta señora Altagracia, estamos conscientes de todo pero está claro que no tenemos experiencia ¿eso es un problema? Todos en la vida tuvimos una primera vez en algo. No se preocupe, estaremos bien.- Dice Joseph con tal de calmarla.

-Prefiero ir allá para estar al lado de mi hija.

-No mamá, no es necesario.

-Deja a los primerizos disfrutar de esto. Les deseo la mejor de las suertes iremos a visitar pero no a quedarnos.- Aclara Doña Ana.

-Gracias señora mía... y vuelvo a repetir señora Altagracia, no se preocupe.- Mientras hablaba me tomó de la mano.- Nos encargaremos de todo.

-Confío en ti muchacho, dejo a mi hija y al bebé en tus manos.

-Eso era todo- Reí- Ahora vuelvan a lo suyo, adiós. - finalizo la llamada.

-Elizabeth...

-¿Sí?

-¡Tendremos un bebé!- Exclama Joseph para darme un fuerte abrazo.

-¡Lo sé!- Dije y rei luego- pero no me abraces tan fuerte aún me siento débil- Joseph se separa de mí y me mira fijamente por un momento.

-Debe ser la nutrición.

-Tal vez. Las embarazadas comen por dos ¿No es cierto?

-No, sólo deben comer basado en lo que necesita su cuerpo y el óptimo desarrollo del niño. Volviendo al tema, te veo normal pero muy decaida eso me hace pensar en la nutrición ya que duermes bien ¿Acaso haces mucho esfuerzo en el trabajo?

-No para nada, apenas me levanto de mi escritorio.

-Bueno... En el tercer y cuarto mes tenemos cita, allí nos diran que se puede hacer.

Acaricio su mejilla y deposité un corto beso en sus labios -No te precipites, estoy bien. - Acaricio mi vientre- estamos bien.

Pasaron los días pero los malestares empeoraban cada vez más, no podía siquiera dormir a consecuencia de esto me quedaba dormida en el trabajo o me la pasaba en el baño. Por suerte mi jefe nunca se dió cuenta. Además, no le dije a nadie sobre mi embarazo. Joseph llamaba a cada instante y preguntaba cómo estaba, mis respuestas eran... "Estoy bien, estamos bien" .

Al fin llegó el 4to mes y me encontraba en la sala de ecografía, acostada en una camilla, un monitor a un lado y Joseph del otro.

-¿Pueden verlo? Ese es su bebe... Es pequeño porque aún es un feto. Mide alrededor de 11centimetros y pesa aproximadamente 100 gramos, normalmente debería medir 25cm y estar entre los 200 - 400gr.

-Entonces ¿sucede algo malo? Por lo que puedo entender es muy pequeño.- Digo con firmeza.

-Sí, es muy pequeño pero no se alarme aún está en desarrollo. ¿Desean conocer el sexo de su bebé?

-Sí, claro que sí- respondemos al mismo tiempo Joseph y yo. La doctora sonríe y pregunta.

-¿Son primerizos?

-Sí- responde Joseph apenado.

La doctora ríe leve -Lo pregunto por lo feliz que se ven. Todos se alegran por tener un bebé, pero los primerizos tienen un rostro característico cuando saben de ello, es como si estuvieran sorprendidos, emocionados y felices, pero también no saben cómo deberían actuar. Esa es la parte más hermosa de mi trabajo- se limpia la garganta y continúa- Es un varón, muchas felicidades.

El enfermero y la contableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora