Capítulo XXXVIII - El fin.

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Alex

-Estate quieta, no puedo pintarte así.

-¿Qué puedo hacer? Tengo picazón, he estado en ésta posición ¡por más de una hora!

-Exagerada. Ya casi termino, aguanta un poco.

-Bueno.

Pasamos unos minutos en silencio mientras me concentraba en plasmar la figura de Candy en papel. Es miércoles en la tarde, y se me había ocurrido pintar a Candy con mi nuevo estuche de pintura y papel... Ya que perdí todos mis instrumentos anteriores a causa de la ignorancia de mi padre.

-Te compraré más cosas, estoy ganando bien.

-Ni se te ocurra, huérfano podré ser pero nunca mantenido. Buscaré trabajo pronto y te pagaré por ésto, el cuadro es sólo un adelanto.

- ¿Sabes? Quieren un contrato conmigo. Por eso te lo digo.

-Vaya... Parece que mi hermanita pronto estará en la industria del entretenimiento. Pero aún así, no quiero más nada de ti que no sea tu compañía. Eres lo único que me queda.

Ella sonríe y me mira con dulzura. -Si me hubieras hecho caso y te hubieses casado conmigo desde un principio, nada de éste pasaría. Es más, creo que seríamos la pareja perfecta.

-Por fuera, pero la realidad sería la unión de un amor no correspondido.

-Al igual que con la princesita.

-Lo sé, la respuesta estuvo bajo mis narices. Fui muy egoísta.

-Y yo no tuve amor propio, ahora que lo he pensado no quiero ese tipo de compromiso con ningún hombre. Vivir con alguien que no te ama.

-Yo tampoco, es molesto y... triste.

La pequeña Candy se ha vuelto grande mentalmente, madura es la palabra en realidad. La persona detrás de tantos aretes, vestimenta negra y una guitarra ya es una persona madura, y su madurez me ha influenciado. Los dos hemos aprendido a dejar atrás un círculo vicioso y enfermizo.

- Cuando termine vayamos a comer pollo y cerveza. Pero ésta vez sera pollo agridulce, te encantará. Yo invito.

-¿Eso no es malo?, además no deberías gastar dinero. Sabes que ahora no cuentas con el apoyo de tu padre y no tienes trabajo.

-No, no es malo. Es delicioso- escucho con atención lo último que me dice y luego me encojo de hombros- Lo sé pero estoy harto de tanta mierda, hemos pasado por demasiada mierda así que en vez de fumar como lo harían otras personas... Comamos y bebamos.

-Entiendo... Beber también está mal, pero no hace daño un trago.

-¿Experimentamos otro vicio?

-No me jodas- dice para tirarme arena, por suerte la distancia fue ventajosa para el viento.

-Sólo bromeaba.- Reí. -Te encantará el pollo agridulce.

...

Joseph

El día no podría ser más agradable después de una terrible temporada de calor llamado "verano" y comenzar una temporada ciclonica. Me gusta el frío porque no hay calor, porque se puede tomar chocolate caliente, salir a caminar sin sudar por el ¡calor! Y sobre todo ver películas acurrucado a tu persona favorita, ya sea una almohada o Elizabeth. Después de servirle un tazón de vegetales al puerco que ahora estrena un suéter morado tejido a mano por Elizabeth, subo al segundo piso y entro a nuestra habitación dónde entablamos la conversación que ha sido un conflicto antes de darle play a la película.

-No podemos y ya sabes las razones, arriesgarías tu vida si traes un bebé al mundo. Lo que pasó hace 2 años no puede volver a ocurrir.

-Pero... ¿No te molesta eso? Imagino que todo hombre quiere un hijo, expandir su familia.

-Sí, eso está bien. Pero no quiero arriesgarme a perder a nadie, llámame cobarde si quieres, pero que me den una hoja diciendo que elija entre tu vida y la vida del niño sería un infierno para mí.

-Lamento mucho no haber sido bendecida con un vientre sano.

-Eso no importa, la vida sigue y se puede continuar siendo feliz.

No está convencida... Es valiente al querer ser madre comprometiendo su vida y sí, no es mala la idea de ser padres. Llega un momento en que hay un vacío que es necesario llenar en un matrimonio. Cientos de personas tienen hijos "por accidente" "No deseados", pero quienes se preparan para tenerlo, no lo tienen. Elizabeth y yo lo deseamos, aunque tenerlo significa la muerte de uno de los dos. El médico lo dijo claro, y sé que no es adivino para predecir el destino de una persona, pero prefiero prevenir que lamentar.

- Elizabeth, mi madre una vez dijo que: "Padre no es quien engendra o madre la que da a luz, sino quien cría... Ahí está la verdadera batalla".

-No veo fallas en su lógica.

-Lo sé. Pero lo que quiero decir con esto es que si de verdad te sientes preparada para tener un hijo, porque yo lo estoy, entonces adoptemos.

-¿Adoptar?- La idea la cautiva, ensancha sus ojos y queda boquiabierta.

-Sí. Será igual, lo amaremos y le daremos un hogar, comida y educación. ¿Te parece bien?

-Nunca había pensado en eso... ¡Claro que sí!

-Dicho y hecho estará entonces.- Me acomodo en la cama junto a Elizabeth siendo abrigados por las sábanas y al fin le doy play a la película.

-Quiero una niña morena y un niño... Asiático. -ríe leve.

-Claro que sí. Los tendremos.- Beso su mejilla y la abrazo. -¿Crees que la niña querrá ser enfermera?

-¿O el niño, contador?- reímos y coincidimos al responder al unísono:

-No se sabe...

El enfermero y la contableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora