-¡Elizabeth, por favor escúchame!
-No, Joseph. No necesito saber nada, está más que claro. Me das asco ¿cómo pudiste? ¿Te largas o me largo?- Elizabeth estaba roja de cólera con el ceño fruncido y decidida a echarme.
-No es lo que crees- Volví a decirle.
-Oh, claro. Es decir, soy ciega.- Solo gritaba que me fuera, que no quería verme.
Joseph
El día era perfecto, tranquilo y soleado. No había mucho trabajo porque empezaron a integrar nuevo personal al centro. El médico del departamento de ginecología fue jubilado y reemplazado por un médico más joven. Él y yo no nos llevamos bien. La primera semana de su ingreso todo marchaba excelente hasta la semana después, lo noté algo sospechoso con las usuarias (paciente femenino). La primera acción extraña que pude presenciar fue cuando le hacía un examen mamario a una usuaria de 21 años de edad, para detectar si hay algo extraño. Empezó el examen de manera normal hasta que en un momento masajea disimuladamente el seno de la usuaria de forma incorrecta. Cuando terminó me acerqué a él para hablarle sobre lo sucedido, pero lo que hizo fue tirarme los guantes y decir : ''Ve a tirar esto ¿Qué? ¿no es tu trabajo?" por eso, al menos a mí, no me cae bien; No porque sea ignorante y piense que el trabajo de un enfermero es tirar la basura al zafacón, sino por no hacer su trabajo como es debido y respetar la integridad de las usuarias que ingresan al centro.
Como soy uno de los enfermeros con más experiencia en el hospital, el director de cabecera me asignó el trabajo de supervisarlo. Pensé que era una locura, un enfermero supervisando a un médico especialista. Aún así no me negué... Tampoco tenía mucho que hacer que digamos.
No soportaba como miraba y tocaba a las usuarias en cada consulta, ellas se sentían incómodas y algunas le sonreían sonrojadas. La peor parte es que me sentía cómplice de lo que estaba sucediendo. Intente hablar con él varias veces pero me evitaba y cada vez que tenía la oportunidad me insultaba usando mi profesión. No lo soportaría más, quiera o no hablaré con él y si no hace caso hablaré con el médico de cabecera ya que él esta echando abajo el nombre del hospital. Ya eran las doce del medio día y el joven ginecólogo dejó su puesto con una usuaria esperando, en posición ginecológica, por su consulta. *¡Qué irresponsable!* Pensé y salí a buscarlo pero en vano ya que no lo encontraba en ningún lado. Entonces volví para acompañar a la usuaria y dije : -Puede acomodarse y cuando llegue el médico podrá volver a su posición original- Ella da un gemido ahogado, en su rostro noté que se sentía incómoda. -¿Sucede algo?- Me atreví a preguntar.
-Tengo algo en mí...
*¡No es cierto! Pensé y le pregunté. -¿Me permite revisar?- Ella asiente y me acerco para ver, manteniendo mi distancia. Ciertamente tenía el espéculo introducido en su intimidad. -Discúlpeme se lo voy a sacar ¿usted me lo autoriza?- Ella asiente moviendo la cabeza nuevamente y procedí a hacerme el lavado de manos, me puse los guantes y volví a acercarme a ella, normalmente para hacer este tipo de cosas el médico se debe sentar pero no lo hice ya que sería rápido y continúe hasta sacarle el espéculo. Ese no era mi trabajo pero mi trabajo era asegurarme de que el usuario tuviera bienestar físico y mental por lo menos además había visto muchas veces trabajar al anterior ginecólogo así que sabía que hacer. Una vez lo hice coloque el objeto en una bandeja de metal. -Listo- Me quité los guantes y volví a lavarme las manos. ¿Siente algún dolor o incomodidad en su parte íntima?- Ella niega con la cabeza y dice.
-¿Me ayuda a levantarme, por favor?
-Claro- Le extendí mis manos y ella los toma de inmediato pero hace un movimiento inesperado, a consecuencia de ello quedé sobre ella, me asusté. -Lo siento ¿Se encuentra bien?- Ella sonríe, no responde y me besa. Abrí mis ojos mas de lo normal y la tomé de las manos para alejarla de mi pero ella se aferraba mas.
ESTÁS LEYENDO
El enfermero y la contable
RomansaDesde niños los cuentos se han encargado de distorsionar una realidad, expresándola en una frase: "Y vivieron felices para siempre". Cuán emocionante era leer el mismo final cliché, cuando la realidad es otra. El amor no es de color de rosa con la...