Joseph
Ya amaneció, pero sigue lloviendo aunque menos intenso que ayer. La electricidad volvió a eso de las 5am y ahora son las 7am. Había puesto mi celular a cargar por si hubiese tenido alguna llamada del hospital ya que en caso de desastres naturales siempre llaman al personal para dar apoyo, pero no tenía ninguna llamada. Encendí el televisor para ver el canal de Meteorología y estar informado de qué está pasando en el país. Dejé a Elizabeth aún dormida en el segundo piso, ya no tosía ni tenía fiebre. Habían cinco provincias en alerta roja, nueve en alerta amarilla y cuatro en alerta verde. Luego de ver las noticias, voy a la cocina para preparar el desayuno a Elizabeth, pan tostado y jugo de naranja. Seguía pendiente de mi celular por si me llamaran del hospital. Llego a la habitación y veo a Elizabeth sentada en la cama, viendo hacia la ventana y acariciando al puerco que estaba sobre sus piernas. Me acerco con la bandeja a mano para luego dejar éste en la mesa de noche. -Buenos días amor- Me siento a su lado y deposito un beso en su sien. -¿Cómo te sientes?- Ella me mira.
-Un poco congestionada- Me responde y ciertamente tenía razón, estaba ronca con la nariz enrojecida y los ojos lagrimosos.
-¿Cuánto tiempo pasaste bajo la lluvia?
-Desde que empezó hasta que llegué a la casa.
-¿A dónde fueron? ¿No podían cubrirse?
-Fuimos a un parque de diversiones y a un parque normal. El auto de Alex se averió y tuvimos que venir a pie, no había nadie ya, ni los taxis pasaban, y no quise esperar porque sabía que te preocuparías aunque Alex dijo que te había avisado.
-¿Avisado? ¿A mí?- La miro extraño.
-Sí, él me dijo que te avisó esta tarde que íbamos a salir.
-No, él no me dijo nada ni siquiera tiene mi numero de teléfono y sabe que estoy en el hospital, eso creo.
-Pero...
-Además nunca dejaría que él salga contigo.
-Ya no digas nada, hablaré con él- Me contesta Elizabeth.
-En cuanto a la pelea pido disculpas otra vez- Tomo su mano y acaricio ésta.
-Descuida, pero no me gustó en absoluto.
-Perdón, es que él hablaba de algo tan serio con tanto desinterés que me enfureció.
-No sabes lo que hemos pasado en el camino y él me mantuvo cerca, me protegió hasta me cargo. Hubo una gran inundación mientras íbamos bajando en el camino. No se merecía tal paliza.
-Eso no lo sabía pero nada hubiese sucedido si me hubiera avisado que iban a salir. En fin, te hice el desayuno- Tomo la bandeja. -¡Shu, quitate, abajo!- Le digo al puerco, es mi manera de echarlo, lo entiende y baja entonces pongo la bandeja sobre las piernas de Elizabeth (muslos). -Pan tostado como te gustan.
-Gracias, pero... ¿No vas a comer?
-Sí, en un rato.
-Quiero que des la primera mordida, tú la preparaste.
-Bueno, esta bien- Comí un trozo del pan, sonreí y ella empezó a comer.
Flashback...
Elizabeth
-La ruleta rusa me dejó mareada, no sé como hacen los demás para subirse a la montaña rusa o la estrella (buscar juegos de ferias).
-Bueno son personas que aman la adrenalina, sobre todo divertirse. Ven, vamos a comprar algodón de azúcar- Me dice Alex. Continuamos caminando hasta el puesto de algodón de azúcar, él compra dos para mí y uno para él. -A ver, vamos a comprarte un peluche, nunca te he comprado nada.
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El enfermero y la contable
RomantizmDesde niños los cuentos se han encargado de distorsionar una realidad, expresándola en una frase: "Y vivieron felices para siempre". Cuán emocionante era leer el mismo final cliché, cuando la realidad es otra. El amor no es de color de rosa con la...