Capitulo XX - Chocolates

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Alex

Llego a una tienda de dulces y compro una caja de chocolates... Antes de tomar esa decisión dudé  entre comprar la caja con forma de corazón con un lazo rojo o la cuadrada dorada también con un lazo, pero dorado. Al final escogí la cuadrada, aunque me gustaría haber comprado la caja con forma de corazón, sería muy obvio, creo. No es el momento de regalarle eso.

Conduje hasta la casa en la bahía, me estacioné cerca y caminé hasta la allá. Pude ver a Elizabeth de lejos, así que sostuve la caja y me aproximo a grandes pasos.

¿Por qué está sentada allá? Otra vez lloró, de seguro. Escondí la caja detrás de mí y la llamé. 

-¡Mi bella Elizabeth!- Parece haberme escuchado y se levanta sin voltear, arreglándose. Ya a un paso de ella, voltea para mirarme. -Te traje algo, pero entremos primero.- Una vez dentro de la casa nos sentamos en la sala y puse la caja de chocolates en la mesa. -Comamos chocolates. 

-¿En serio tienes chocolates ahí?- Ella rápidamente toma la caja y lo abre. Esa es la actitud que quería ver.

 -Pero no te comas todo sola porque yo también quiero.- Empezó a comer de uno a dos chocolates. -Debemos hablar.

Elizabeth me mira y noto que al rededor de sus labios están sucios de chocolate derretido, así que me levante y fui hacia ella para limpiarla a través de un beso. 

-¿Qué estas haciendo? Hay servilletas en la mesa, mejor pásamelas.- Reí y le dije.

 -¿No crees que es mejor y más rápido si te beso?

-No, por favor pásame las servilletas. 

-Esta bien tranquila.- Tomo las servilletas y se limpia. Volví a mi asiento. -¿Recuerdas nuestra apuesta? No quiero decir que te lo dije, pero gané. ¿Recuerdas? fue un sábado como hoy.

Elizabeth

Escena retrospectiva

 -¿Eres feliz con él?- Pregunta Alex.

 -Claro, nunca me casaría con quien no me amase o que no me hiciese feliz ¿Para qué sería?

Él vuelve a mirarme. 

-Necesito aprobarlo. Hagamos una apuesta... Si él me cae mal y descubro que no puede satisfacer tus necesidades más tu felicidad, te divorciaras. Pero si me cae bien te quedarás con él, pero me cumpliras un deseo. 

-¿Qué? como podría jugar  de este modo con mi matrimonio Alex... 

-¿Tienes miedo? No hay necesidad de eso. 

-Sí, pero veo que ganas aún perdiendo porque debo cumplir un deseo tuyo ¿Qué será eso?

 -No te diré hasta finalizar el reto.

 -Bueno ... ¿Qué gano yo?

-Eso, te quedarás con tu querido esposo.

-Eso es un poco loco. Aún así  quiero que conozcas la clase de persona que es Joseph, y sé que no perderé. 

-Una de las reglas es nunca decirle a tu esposo sobre nuestra apuesta y cumplir con tu parte del trato.

 -Esto es más serio que apostar nuestro almuerzo.- Reímos al mismo tiempo. 

-Iré a tu casa mañana (domingo) y empieza el juego. 

-Hecho.

Fin del flashback

-Sí, lo recuerdo, definitivamente no me esperaba esto. 

-Él solo te hizo creer que te hacia  feliz mientras estaba con otra u otras... Al fin y al cabo nada entre ustedes dos volverá a ser como antes. Si yo no hubiese estado allí, seguro que continuarías  segada por amor a alguien que no te ama por el resto de tu vida, tal vez. 

El enfermero y la contableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora