Capítulo 104

362 23 15
                                    

Any: (sorprendida) Cuándo quedé embarazada de Ana Lucía yo te dije que nunca pensaba abortar a un hijo mío, mucho menos a dos.

Poncho: Entonces, ¿Qué pasa? Ya sé que nos tomó por sorpresa pero son nuestros hijos, nunca te había visto así con ningún embarazo.

Antes de que Any pudiera pronunciar palabra su teléfono comenzó a sonar y le hizo a Poncho una señal de que hiciera silencio.

Any: Hola, mi corazón.

Ana: Hola, mami. (Dijo alejada de la música) Quería saber si llegaron bien a casa, se me había pasado llamarlos.

Any: Si, mi amor. Hace rato estamos durmiendo.

Ana: Disculpa, no quise despertarlos.

Any: No te preocupes, mi niña.

Ana: (Miró su reloj, eran aproximadamente las 4:30 de la mañana) Está bien, mami. Sigan descansando... (Dijo antes de colgar)

Poncho: Le mentiste...

Any: No voy a arruinar su fiesta. Y por ahora no quiero que los niños sepan, por lo menos hasta que el riesgo disminuya.

Poncho: ¿Qué pasa, mi amor? ¿Porqué no estás feliz?

Any: Es que no sé, no entiendes. Nosotros no tenemos ni uno ni dos niños, tenemos muchos niños.

Poncho: Y es lo que siempre quisimos, una familia numerosa.

Any: Sí, pero... Valentina ya es grande, no necesita tanto de mí, Abigail, Gabriela y Amaia ya están creciendo, ya están comenzando a madurar, ya no son unas niñas pequeñas, María Elena y Flor por fin han dejado un poco de lado sus travesuras, por lo mismo... Porque están madurando, Lucía y Alexa ya están en la etapa de la adolescencia, Matteo ya es todo un muchacho y nuestra niña, Ana Lucía acaba de cumplir 18 años, ya es una adulta... Ahora empezar desde cero.

Poncho: Mi amor, nosotros aún somos jóvenes, no olvides que empezamos a formar nuestra familia desde que éramos unos niños, aún somos jóvenes y estamos a tiempo de criar a nuestros bebés y tener tiempo para nosotros.

Any: No son sólo los niños, ya tenía más tiempo para mi, para nosotros. Ahora tendré que dejar mi trabajo, mi empresa por la que tanto luché. Mi vida, mi tiempo, descuidar a mis hijos, para estar todo el día postrada en una cama sin hacer nada.

Poncho: Pero a los 9 meses vas a ver el resultado porque vamos a tener en nuestros brazos a dos preciosos niños.

Any: No sabemos (dijo rompiendo en llanto) no sabemos siquiera si van a nacer, ¿No oíste a la doctora? En cualquier momento podría tener un aborto espontáneo y perder a los bebés.

Poncho: Yo estoy seguro de que vas a culminar tu embarazo, y vas a ser la mejor mamá del mundo, como lo haz sido siempre, mi amor. Llevas dos niños creciendo en tu vientre, dos niños entre tus entrañas, dos niños nuestros, tuyos y míos, hechos con el amor tan increíble que nos tenemos tú y yo. Y los niños, los niños van a estar felices de saber que van a tener otro hermanito, sobre todo las cuatro más pequeñas.

Any: Vale... No quiero que Vale se sienta desplazada o piense que no la voy a querer más porque estos bebés si llevan mi sangre.

Poncho: Ella lo va a entender, estoy seguro de eso. Ven aquí. (Dijo antes de abrazarla tocando su pancita)

2 meses después.
Anahí había llegado a su cuarto mes de embarazo, sin duda había sido el peor embarazo en cuanto a síntomas, tenía frecuentes vómitos y náuseas, sentía mucho asco por cosas que antes amaba comer y el sueño la estaba matando, podía dormir horas y horas sin cansarse, desmayarse ya era algo común en su día a día y había tenido otra amenaza de embarazo durante aquel lapso de tiempo, gracias a Dios su riesgo había disminuido, todo ese tiempo lo había pasado acostada en la cama, no había ido a trabajar en todo ese tiempo y le pusieron la excusa a sus hijos de que su madre había pasado por una intoxicación y se estaba recuperando, Any estaba cansada, sentía ganas de ir al baño cada cinco minutos, sus senos habían aumentado y muchas veces dolían y Poncho estaba cansado por sus cambios de humor y sus antojos a mitad de noche, se tenía que vestir únicamente con ropa holgada para que sus niños no notaran su ya abultado vientre, esa mañana, había dejado atrás sus ajustados vestidos y sus altos tacones. Poncho se levantó y vio la enorme barrera que había entre él su esposa, una enorme almohada que era especialmente para embarazadas, ella yacía acostada de lado abrazada a su enorme almohada, su pancita estaba sobre esa almohada  y su pierna también, definitivamente Poncho ODIABA aquella enorme almohada, pero no podía hacer nada, pues su esposa la amaba.

Poncho: ¿Como amanece la embarazada más preciosa del mundo?

Any: ¿Preciosa? No estoy preciosa, mis senos parecen dos enormes bolas de basketball, y mis pies están hinchados como un elefante, siquiera he podido acostarme contigo por el maldito riesgo, igual ¿quién desearía a una mujer así?n

Poncho: Pues yo, eres la embarazada más sexy del mundo y te ves realmente preciosa. (Dijo antes de besarla) ¿Estás llorando?

Any: Ya sabes cómo me pongo de sentimental (dijo haciendo un puchero) dame un beso (dijo antes de que Poncho le diera un piquito) otro aquí (dijo señalando su vientre)

Poncho levantó su blusa con cuidado y dejó besitos por todo su vientre y al final uno en su ombligo.

Poncho: Hola mis bebés, ¿Cómo están? Les habla papá, cuiden mucho a su mami, no la hagan sufrir tanto, los esperamos con mucho amor, los amo.

Un amor indestructible (Ponny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora