Al día siguiente...Flor: Mami, ¿Estás bien?
Any: Si, mi corazón ¿Porqué no habría de estarlo? (Dijo viéndola por el retrovisor)
Flor: Es que te noto callada... Tú no eres así...
Any: No es nada, sólo tengo mucho trabajo...
Flor: ¿Enserio? Papá también tiene mucho trabajo...
Any: Cuando se relajen un poco las cosas en mi trabajo y en el de papá te prometo que tomaremos unas vacaciones, no muy lejos porque aún no han nacido tus hermanitos pero si los llevaremos a otro lugar para que se distraigan, ya casi acaba el año escolar...
Flor: Estaría padrísimo... Mami...
Any: ¿Si, amor?
Flor: ¿Segura que estás bien? Tampoco me has regañado porque me dejó el autobús ni te enojaste conmigo...
Any: ¿Ahora quieres un regaño? (Dijo riendo) No podría enojarme contigo, cielo... Eres una dulzura... Ya llegamos, ahora ve antes de que se te haga tarde.
Flor: Gracias por traerme mami, te prometo que mañana voy a ser la primera en estar lista.
Any: Eso espero...
Flor: Te quiero mucho. (Dijo antes de abrazarla)
Any: Y yo a ti, princesa... Que tengas un buen día. (Dijo lanzándole un beso antes de ver a su hija salir)
Condució a su trabajo algo abrumada, no quería transmitirle su estrés ni a sus hijos ni a su esposo pero estaba teniendo muchísimo trabajo y su embarazo la agotaba aún más... Llegó y luego de un par de horas recibió una llamada, sonrió sabiendo de quién se trataba...
Poncho: Señorita, ¿Tiene tiempo para salir a almorzar con su esposo hoy?
Any: Por supuesto que si, me encantaría...
Poncho: Paso por ti al mediodía, ¿Te parece?
Any: Me parece perfecto... (Dijo sonriendo)
Poncho: ¿Y mi Flor cómo está? Mi pobre niña estaba súper asustada, pensaba que te ibas a enojar con ella porque el autobús ya la había dejado varias veces...
Any: No me enojé con ella, al contrario, pero me prometió que mañana sería la primera en estar lista...
Poncho: ¿Y mis bebés como se portan?
Any: Fíjate que hoy no me han dado mucha lata...
Poncho: ¿Y el amor de mi vida cómo está?
Any: Un poco estresada por el trabajo, tengo muchas ganas de verte, quiero que me saques de aquí... Poncho, te deseo muchísimo...
Poncho: Y yo a ti, mi amor... Pero no me digas eso, por favor, sabes que odio no poder tocarte y que me muero de ganas de hacerte el amor pero no podemos, no te preocupes, la doctora dijo que si no se adelantaba el parto a los ocho meses iba a inducirlo, ya estás en tu sexto mes, falta poco.
Any: Te prometo que en cuanto nazcan nuestros bebés, te voy a recompensar estos meses y no te voy a dejar ni salir en todo el día...
Poncho: (riéndose) Me parece bien, paso por ti en veinte minutos...
Había pasado media hora conversando amenamente con su esposo, amaba esos momentos en los que sólo eran ellos dos y se olvidaban del mundo, sonrió al mirarlo, lo amaba desde hace casi veinte años, desde aquel momento cuando sus miradas se cruzaron, era el único hombre que podía despertar esas sensaciones en ella y podría reconocerlo dentro de un millón de personas más.