•Capitulo 28•

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NARRADOR OMNISCIENTE

Julieta ya no sabía que técnica usar para que el pequeño Tyson se durmiera.
No podría contar ni calcular el tiempo que llevaba tratando de que su hijo por fin descansara.

El pequeño ojimiel se encontraba revoltoso, dando vueltas y revolviéndose por la cama, de un lado a otro, sin dejar de señalar en ningún momento la dichosa ventana.

—Tyson, amor —La morena suspiró. —Ya te dije que en la ventana no hay nada, tranquilo.

Julieta lo cargó en sus brazos y besó su pequeña cabecita, con el fin de tranquilizarlo.
Aún así, no dejó de insistir.

—A-hí ma-ma. —Su diminuta, pálida y regordeta mano no dejaba de señalar el lugar indicado.
Balbuceaba, mucha dificultad, aquellas palabras para lograr hacerse entender.

—Ty... —Julieta le decía así a su bebé de forma cariñosa. —No hay nadie ni nada allí, ya pasó, todo está bien. Estoy aquí contigo.

Ella sabía que Tyson se había asustado demasiado por el fuertísimo estruendo que se provocó, lo supo cuando vió el terror instalado en la cara del pequeño, al momento del desastre.

Tyson hizo un puchero, y no bastaron demasiados segundos para que sus ojos ya comenzaran a notarse brillosos.
Su labio inferior comenzó a temblar.

—No, no, no. —Julieta lo apegó hacia ella. —Cariño, no llores.

Ligeros y casi silenciosos sollozos comenzaron a escucharse. Al instante, Julieta pudo sentir que estaba llorando en su pecho.

Suspiró, agotada.

—Mira. —Anunció, levantándose de la cama. Tyson seguía en sus brazos, y dejó de llorar por su acción.—Vamos a comprobar que no hay nada.

Se acercó hacia la ventana, y con varios movimientos logró quitar lo que habían puesto para reemplazar al vidrio.
Una leve brisa invernal invadió la habitación.

—¿Lo ves? —Dijo, asomándose por la ventana y mostrándole a Tyson. —No hay absolutamente na...

Se quedó callada de repente.
Podría jurar que se puso más pálida de lo que ya era, y pudo sentir como cada célula de su cuerpo se paralizaba por completo.
El nudo en su estómago se hizo presente nuevamente.







                             (...)

Valentina se asomó al balcón, para corroborar que los chicos ya hubiesen salido de sus respectivos escondites.

—¿Ya podemos subir? —Cuestionó Liam, acompañando su pregunta con gestos.
Zayn, a su lado, mantenía la cabeza gacha y las manos en los bolsillos. Definitivamente parecía desorientado. Parecía que había perdido su rumbo.

Valentina les dijo que esperaran, y por más que ya hubiera confirmado que las chicas dormían, volvió a hacerlo, por las dudas. No se perdonaría que algo saliera mal, eso podría traerle consecuencias peores de las que podía llegar a imaginar.

Ni un solo ruido se oía en toda la extensión del departamento, por lo que la rizada prosiguió a indicarles a los chicos como debían subir.

Luego de explicarles todo de manera detallada y extensa, y después de asegurarse de que éstos hubiesen comprendido, se volvió hacia el living a esperar que llegaran.

Tenía miedo por lo que estaba a punto de realizar, demasiado miedo.
Pero de alguna forma lo hacía para ayudar a sus amigas, porque sabía que aunque no lo demostraran, ellas seguían amando a los chicos con cada parte de su ser, y ella no iba a permitir que siguieran reteniendo y ocultando ese amor, porque tarde o temprano eso acabaría con ellas, lentamente y de una manera muy dolorosa.

Back To You #2 (Louis Tomlinson y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora