•Capitulo 37•

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Maratón 2/?

NARRADOR OMNISCIENTE

Simon comprobó por milésima vez que no hubiera nadie cerca del perímetro que pudiera oírlos o estar espiándolos. También se encargó de cerrar todas las ventanas y ponerle llaves a las puertas correspondientes, sabiendo lo entrometidos que a veces llegaban a ser los chicos.
Este era un asunto muy delicado, y la situación se agravaría si alguien se enteraba, y ni hablar si Louis o alguno de sus compañeros lo hacían.

—Lo hiciste perfecto, Eleanor. —Mencionó Simon desde su escritorio, mientras le daba una gran calada a su cigarrillo. —No pudiste haberlo hecho mejor.

La castaña no hizo más que sonreír con avaricia.

—No hay de que, Simon. —Luego de decir esto, tomó asiento justo enfrente del manager. —De todas formas, ambos queremos lo mismo.

Simon asintió, largando todo el humo que yacía en su boca.

—Exacto.

—Además. -Eleanor agregó. —No iba a dejar que esa zorra se interpusiera en mi camino con Louis.

Simon sonrió de oreja a oreja, mirando a algún punto perdido en la desgastada pared color beige.
Estaba orgulloso del comportamiento de la joven, eso lo beneficiaría sin lugar a dudas. Sería uno de sus peones para mantenerlo todo bajo control.

—Creo que tú y yo vamos a llevarnos muy bien. —Dijo el hombre, dándole una última y profunda calada a su cigarrillo para posteriormente apagarlo.

—Creo lo mismo. —Habló la muchacha, mientras jugaba con un mechón de su cabello.

Ni a Eleanor ni a Simón les importaba en lo absoluto la vida de los chicos, mucho menos sus sentimientos, por lo que debían fingir a sobremanera, sobre todo Eleanor.
Lo único que querían de todo esto era sacar provecho debido a la fama, y era más que obvio que si los chicos salían con muchachas como ellas, todo estaría perdido. Su reputación se iría por los suelos y con ella, la fama y el dinero.

—Asi que, ya sabes. —Dijo Simon, poniéndose de pie para acompañar a Eleanor a la salida. —Haz lo necesario para mantenerlos alejados de esas chicas.

(...)

NARRA _____

Desperté por los constantes golpes que la puerta del departamento recibía, lo cual hacía que mis oídos se atormentaran por el sonido.

Con la poca fuerza de voluntad que tenía en ese momento, fui abriendo mis párpados y tratando de reincorporarme. Sentía todo mi cuerpo debilitado, casi sin fuerza.

Cuando por fin pude abrir mis ojos de par en par, pude notar que estaba en el living, lo que indicaba que me había quedado dormida en el sofá. No recordaba en lo absoluto el momento en el que eso pasó.

Luego miré por costumbre al rojo reloj que teníamos en la pared.
Me sobresalté, y achique mis ojos para tratar de ver mejor y comprobar que no había sido un error.
Eran las cinco de la tarde.

Me levanté como un rayo y corrí hacia la puerta, la cual cada vez sonaba con más y más potencia debido a los golpes que le eran proporcionados.

—¡_____! Hasta que al fin alguien abre. —Aria se abalanzó hacia mí para brindarme un cálido abrazo. Pude ver que Leo la acompañaba. Me saludó con su mano, simpático. —Me hicieron preocupar mucho.

—¿Por qué? ¿Que pasó? —Pregunté, algo desorientada.

—Estoy aquí desde las tres y nadie me atendía. —Comenzó a explicar Aria. —Llamé y tampoco contestaron. Me preocupé demasiado así que decidí llamar a Leo, y aquí estamos.

Recordé que nos habíamos acostado aproximadamente a las seis o siete de la mañana, no me acuerdo con suma exactitud. Luego de todo lo que había pasado, cuando quisimos acordarnos ya había amanecido. Supuse que las chicas aún estarían sumidas en un profundo sueño.
Por un fugaz momento sentí una punzada en el pecho al recordar todo.

—Lo siento, tuvimos una noche bastante alterada. —Le respondí, mientras largaba un gran bostezo. Traté de actuar como si nada pasara, aunque me estaba costando horrores.

—¿Quieres hablar de eso? —Me preguntó Leo, mientras yo me hacía a un lado para hacerlos pasar.

—Claro. —Asentí. Necesitaba hablarlo con alguien. —¿Tienen tiempo?

—Por supuesto que sí. —Afirmó Leo. Luego, me mostró una bolsa color cartón con el logo de Starbucks. —Además traje la mediatarde.

Le sonreí como respuesta. Moría de hambre.

—Creo que alguien me debe una muy buena explicación de todo lo que pasó. —Dijo Aria, mientras me miraba con una ceja alzada. —Supongo que me desmayé y me perdí la mitad del drama.

Reí sonoramente y de forma muy exagerada al recordar el momento. Cubrí mi boca con mi mano.

—No te rías de mis ataques fangirl. —Sentenció, señalándome con el dedo con advertencia.

Luego de hablar un poco más, tomamos asientos en el sofá y procedí a contarles todo lo ocurrido.














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Luu🔼

Back To You #2 (Louis Tomlinson y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora