Eran las 17:50 y ya estaba esperando a Anna en la puerta de la cafetería. Tenía muchas ganas de verla y de conocer a su marido, la última vez que los vi fue hace unos años, Anna y Robert llevaban dos años saliendo y hacían muy buena pareja, los dos eran deportistas, de hecho, Robert era futbolísta y Anna practicaba kárate, tenía ganas de ver a Robert y saber si consiguió algo en su carrera como futbolista. Unos minutos después de llegar a la cafetería vi a Anna a unos metros de mi.
-¡Anna! -Grité sonriente mientras agitaba mi mano en señal de saludo-
Anna empezó a correr cuando me vio y nos dimos un gran abrazo sin articular palabra.
-¡Feliz año nuevo! -Dijo ella mientras me abrazaba-
-Igualmente, ¿Qué tal todo? ¿Y Robert? -Dije una vez separadas-
-¡Qué ganas tenía de verte! ¿Aún te acuerdas de su nombre? -Rió ella mientras abría la puerta de la cafetería-
Una vez entramos y nos sentamos en una mesa Anna y yo pedimos nuestros cafés.
-Bueno, cuéntame, ¿Qué haces por aquí? -Pregunté mientras la miraba sonriente-
-Bueno, Robert tiene que arreglar unos papeles para fichar por su nuevo club y nos quedaremos aquí a vivir. -Respondió ella-
-¿Nuevo club? ¿Es futbolísta? -Pregunté sorprendida-
-Claro, mírale, por ahí viene. -Dijo mientras miraba por la cristalera que había a nuestra izquierda-
Antes de que me pudiera dar cuenta ya había entrado a la cafetería. De un momento a otro le tenía detrás de mi. Anna se levantó para saludarle y presentarme.
-Mira, Robert, te presento a Carol, mi amiga.
Cuando me giré para verle no me lo podía creer. Sus ojos azules estaban clavados en mi. Mi corazón comenzó a latir fuertemente. Tenía a escasos centímetros a Robert Lewandowski, lamentablemente, el marido de amiga, Robert Lewandowski. El irresistible Robert Lewandowski.
