Era la segunda vez que me confundían con la mujer de Robert, y seguramente no la última.
-No, no soy su novia.
Realmente decir que era una amiga me sonaba mal, no quería que pensara que soy su amante o algo parecido.
-Soy una amiga de Anna, su mujer. -Respondí-
-Vaya, siento la confusión. -Se disculpó Javi-
Al terminar el enorme pasillo y girar dos esquinas más pude ver la entrada al estadio, supuse que ya habíamos pasado los vestuarios y suspiré aliviada al no haberme encontrado a ningún jugador saliendo de ellos con apenas ropa.
Salté al campo seguido de Javi y pude ver como los jugadores se estaban preparando para el entrenamiento.
-Te puedes sentar en el banquillo. -Ofreció el amable Javi-
-Lo haré, gracias.
Dejé mi bolso en otro asiento y busqué con la mirada a mi amado Götze. Un mensaje en mi móvil me interrumpió.
Donde estas? Te has perdido de camino al baño?
Respondí a ese ''número desconocido'' suponiendo que era Robert.
Estoy en el campo, ya habeis terminado?
Aproveché para guardar su número en mi agenda hasta que una sombra se apareció ante mi tapándome la luz del sol.
-Perdona, te has sentado sobre mis medias.
Inmediatamente levanté mi vista del móvil para comprobar si esa voz era la voz que tan bien conocía. Me quedé unos segundos mirándole sin poder creérmelo.
-Mis medias... ¿Puedes levantarte?
-¡Oh, claro!
Me levanté de aquel confortable asiento para que Mario Götze pudiera coger sus medias. Por increible que pareciera, estaba a punto de presenciar un entrenamiento de mi equipo favorito y estaba manteniéndo una conversación con el jugador al que adoraba. ¿Cuándo iba a despertar de este sueño?
-Ya puedes volver a sentarte.
Mario se sentó a mi lado para poder ponerse las botas que llevaba en sus manos.
-Y bueno, ¿Quién eres? -Preguntó mientras apoyaba su pie sobre el asiento-
-He venido a acompañar a Lewandowski. -Respondí sin dar muchos más detalles-
-¿Anna? -Preguntó Mario ilusionado-
-No, no, no soy Anna. -Respondí mientras reía- Soy una amiga.
Eso de amiga continuaba sonando mal.
-Ah, siento la confusión. Os parecéis un poco. -Se disculpó él-
Mario se levantó no sin antes despedirse de mi para saltar de nuevo al campo con sus compañeros. A lo lejos pude ver como Robert aparecía mientras se frotaba las manos. Continuaba haciendo frío en Múnich. Levanté mi mano para que me pudiera identificar, él me devolvió el saludo y fue a saludar a los que serían sus nuevos compañeros. Pude ver como los jugadores me señalaban mientras hablaban con Robert, agarré mi bolso y me levanté para saludarlos y asegurarme que Robert decía que solo éramos amigos.
