Llevaba solo una hora corriendo al rededor de un gran parque lejano a mi casa cuando la música que tenía puesta en mi móvil paró de golpe y el sonido que tenía asignado a mensajes comenzó a sonar. Paré para hidratarme y miré el mensaje.
''Ya tengo los billetes. Nos vemos a las 9 en tu casa''
Sonreí y lo leí una vez más. Las vacaciones de Robert y mias iban a comenzar dentro de poco. Continué con mi recorrido, tres vueltas más y podría volver a casa para darme una ducha y esperar a Robert. Activé de nuevo mi lista de reproducción ''Running'' y retomé mi marcha.
* * * *
Llegué a mi casa, las 20:50. Sabía que esa vuelta de más me iba a hacer llegar tarde a casa y hacer esperar a Robert, pero él aun no había llegado.
Desbloqueé mi móvil para consultar mis notificaciones. Nada nuevo, así que entré a la ducha para terminar antes de que él llegara.
* * * *
Sequé mi pelo y me puse ropa cómoda para esperar a que Robert tocara el timbre de mi casa.
Aún cansada, me tumbé en el sofá y encendí la televisión, habían pasado cinco minutos desde las nueve, Robert se retrasaba. En las noticias hablaban sobre la lesión de Marco, después de tantos días aún seguían hablando de ello.
Sonó el timbre segundos después de que las noticias anunciaran los primeros partidos del Mundial 2014.
Abrí la puerta aparentando estar enfadada, pero Robert traía la misma cara así que me dejé de bromas. Le saludé y entró a mi casa.
-¿Pasa algo?
Robert se tiró directo a sentarse en mi sofá y pasar sus manos sobre su cara repetidas veces así que me acerqué a él y me senté a su lado.
-Anna. Justo antes de salir me ha llamado diciendo que dentro de dos días vendrá para terminar los trámites del divorcio.
-¿Y qué? -Pregunté-
-¿Y qué? -Respondió-
Echó su mano al bolsillo de su camisa y sacó unos billetes de avión.
-¿Lees lo que pone ahí? -Preguntó señalando unas pequeñas letras que aparecían en una esquina-
-Dentro de dos días. -Contesté-
Tiró los billetes encima de la mesa enfadado y dio un leve golpe sobre su pierna recostándose sobre el sofá.
-Habla con ella, dila que ese día lo tienes ocupado.
Sacó su móvil y me enseñó una conversación por WhatsApp.
Robert: Anna, me acabo de acordar de que tengo cosas que hacer el miércoles, podemos quedar mañana?
Anna: Mmm... tengo un viaje pendiente, quizás lo pueda cambiar al miercoles.
''Hace 10 minutos''
Fruncí el ceño. Anna estaba dispuesta a cambiar su viaje al miércoles para así poder quedar mañana y poder irnos de vacaciones tranquilos, ¿Qué tenía eso de malo?
-¿Y qué tiene eso de malo? -Pregunté-
-Anna va a viajar. Con Marco. ¿A dónde viaja Marco en vacaciones? A España. ¿A dónde viajamos nosotros el miércoles? A España.
-Pero Robert. -Reí- Relájate. ¿Sabes si Marco sigue con Anna? Sería mucha casualidad lo que te planteas.
-¿Viste el coche rojo cuando salimos del hospital? El Audi rojo. ¿Lo viste? Era ella. Venía de Dortmund para ver a Marco.
-Eso confirma que siguen juntos. -Afirmé- Pero no que viajen a España. Ni al mismo lugar que nosotros. -Intenté tranquilizarle-
Robert calló por unos segundos.
-Tienes razón.
-Claro. -Sonreí y me incliné para recoger los billetes de la mesa-
Miércoles 11 de junio de 2014
Destino: Ibiza-España a las 8:00 am.
El móvil de Robert interrumpió que siguiera leyendo. Le miré y miró su móvil.
-Anna. -Dijo-
Me acerqué y miré el mensaje.
Nos vemos mañana, me había equivocado, el vuelo sale el miércoles a las 8, a que hora te viene bien?
-Igual que el nuestro. -Pensé- El mismo día, la misma hora.
Esperaba la reacción de Robert, esperaba que se hubiera dado cuenta de lo mismo que yo. Pero no, no se había percatado. Quizás solo fuera casualidad o había leído mal la hora de los billetes, o el mensaje, así que decidí no preocuparme mucho.
-La voy a decir que mañana a las 11, y que a las 12 tengo cosas que hacer, así pasaré poco tiempo con ella.
Escribió el mensaje y esperó la respuesta de Anna. Bloqueó su móvil y lo dejó encima de la mesa, junto a los billetes.
-¿No me vas a dar de cenar? -Preguntó-
-Si haces tú la cena, cenaremos. -Reí-
-Entonces ya puedes llamar a un restaurante de comida rápida.
Ambos reímos y Robert me levantó del sofá en brazos y me llevó a la cocina.
-¿Una ensalada? -Pregunté en sus brazos-
-Está bien. -Respondió convencido-
