Capítulo 38 -Alegría o tristeza

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Las cosas con Marco y Anna se habían arreglado, y a petición del rubio, habíamos quedado los cuatro para ver la final del Mundial, Argentina - Alemania.

Estaba tumbada al lado de Robert mientras acariciaba su pelo y veíamos la televisión. Después de buscar un canal donde estuvieran hablando sobre el partido y a punto de quedarme dormida, llegó un mensaje a mi móvil que me hizo abrir los ojos de nuevo.
''Marcel y Robin se apuntan a ver el partido, os esperamos a las 9''

Desbloqueé el móvil y respondí a su mensaje mientras escuchaba las quejas de Robert de fondo.

-¡Joder! No entiendo una mierda de lo que dicen, así no hay quien vea la tele, ¡qué asco!

-Claro, échale la culpa a la tele de que seas un inútil que no sabe hablar español. -Dije en tono burlón-

Robert me miró en silencio con cara de enfado mientras yo intentaba no reir.
''Okey, nos vemos a las 9 alli''

Envié el mensaje a Anna y en seguida me contestó.
'' Te parece bien que venga Marcel, no?''

Leí el mensaje varias veces y mi gesto cambió.
''He dicho que vale, me cae bien..''

Me aseguré de que Robert no leía mis mensajes con Anna. Estaba muy entretenido intentado descifrar lo que decían los periodistas sobre los jugadores alemanes.

Mientras, un ''escribiendo...'' de Anna en nuestra conversación.
''Solo te cae bien? Según me ha contado Marco, a él le pareces una chica muy guapa y muy interesante...''

Sabía lo que Marcel opinaba de mi, Robert y Marco me lo habían comentado en tono burlón varias veces.
Robert comenzó a reír e inmediatamente levanté la vista de la conversación. Arqueé una ceja cuando se giró a verme y captó mi pregunta.
-¿Has visto lo feo que sale Mario en la tele? -Dijo mientras tapaba sus ojos con la almohada-
-Si él sale feo no me imagino como saldrás tú.
Robert volvió a mirarme con la cara seria y enfadada de antes.
-Oye, te estás pasando. -Dijo apuntandome con el dedo índice-
Reí por su comentario e hice un gesto de cerrar mis labios con una cremallera. A lo que Robert contestó levantandome su dedo pulgar.
Volví a la conversación con Anna.
''Es muy divertido y simpatico, sí''
¿Tan difícil era que Anna entendiera que yo estaba enamorada de Robert y bajo ningún concepto le dejaría?
Decidí pasar de Anna y sus rollos y comentarle a Robert las novedades de esta noche.
-Me ha dicho Anna que vayamos a las nueve allí, y que van Marcel y Robin. -Dije moviendome a su lado-
-¿Marcel y Robin? -Preguntó- Seguro que los ha invitado Anna. -Aseguró-
-¿Tú crees? -Pregunté extrañada-
-Ya lo verás.
El tono de llamada del Iphone de Robert comenzó a sonar.
-Es Mario. -Dije mientras cogía el móvil de la mesilla-
Robert se sorprendió e inmediatamente sonrió alegre.
Descolgó la llamada y puso el altavoz dejando el móvil encima de su torso.
-Mario. -Dijo alargando la última vocal-
-Lewy. -Le imitó-
Solté una carcajada por la forma de llamar a Robert de Mario y este me escuchó.
-¿Quién ríe por ahí? -Preguntó-
-Es Carol, estamos en el hotel, luego vamos a ir con Marco y Anna a ver el partido.
-Querrás decir para verme a mi.
Robert rió y pareció recordar el comentario que hizo hace unos minutos sobre lo feo que salía Mario en televisión.
-Y para verte celebrar el gol que vas a meter esta noche.
-¿Cuál de los cuatro? -Preguntó riendo-
-Los cuatro, y por cada gol gritaré por la ventana lo enamorado que estoy de ti, Mario -Dijo Robert serio-
-¿Lo grabarás? Quiero verlo. -Rió Mario-
-Si sobrevivo a que Marco no me empuje mientras lo grito, lo grabaré.
-No lo hagas delante suya -Advirtió- Ya sabes como es, aún no ha superado que sea contigo con el que entrene todos los días y no con él.
Ambos rieron mientras yo escuchaba atentamente la conversación. Por muchos problemas que tenían entre ellos, les era imposible estar enfadados.
-Mario. -Robert miró la pantalla de su móvil- Mucha suerte esta noche.
-Gracias, Robert.
-Hacerlo por Marco, no sabes lo triste que está por no poder estar allí con vosotros.
-Lo sé, Robert. -Suspiró- Lo haremos por él. ¿Sabes? He pensado que si ganamos, bueno... -Mario hizo una pausa- Tengo una camiseta de Marco aquí y creo que la sacaré al campo.
Robert sonrió mientras continuaba con su mirada clavada en el móvil.
-Eso sería precioso, Mario.
-Lo sé.
Ambos callaron y se escuchó una voz femenina hablar con Mario.
-Bueno, Robert, voy a dar una vuelta con Ann por el hotel.
-Muy bien, te mando un mensaje antes de empezar el partido, adiós.
-Adiós Robert, besos, Carol.
Robert colgó la llamada y se sentó en la cama mientras yo continuaba tumbada boca abajo.
-¿Crees que ganarán?
Robert suspiró y estiró sus piernas ocupando gran parte de la cama.
-Sí, podrán. Müller, Toni, Neuer, Lahm, Hummels... Podrán. -Repitió-
Me senté en la cama y ambos bostezamos. Agarré mi móvil de la mesilla y miré la hora.
-Queda una hora para las nueve, ¿Vamos a llegar tarde como siempre?
Robert asintió decidido mientras masajeaba su rodilla izquierda.
-Pues me voy a la ducha.
Me levanté de un salto de la cama tras golpear la pierna de Robert y corrí hasta el baño, Robert me siguió y cerré la puerta.
-Carol, ¡Iba yo primero! -Gritó desde el otro lado de la puerta-
-Tarde. -Reí mientras abría el grifo del agua-
* * * *
Llegamos a la habitación de Marco y Anna. Marco nos recibió y nos invitó a pasar.
La habitación de Marco y Anna era más grande que la nuestra, de hecho, los hoteles eran bastante diferentes.
Nos sentamos y estuvimos charlando los cuatro hasta que, a cinco minutos de empezar el partido, llegaron Robin y Marcel.
Me senté al lado de Marco y Robert, decisión que pareció molestar a Marcel, que se conformó con sentarse el último al lado de su amigo Robin.
* * * *
Nadie vivía el partido con más sentimiento que Marco. Las ocasiones, córners y faltas hacían que el rubio no dejara de revolverse.
Llegó la prórroga y con ella, un nuevo ataque de nervios de Marco. Insultos, gritos e incluso golpes contra la mesa parecían desahogarle.
La final parecía perdida cuando llegó el gol. Minuto 113 y el mayor grito de Marco jamás oído nunca.
-¡Mario! -Gritó Marco-
Agarró mi brazo izquierdo con fuerza y miraba atento la pantalla esperando a que la imagen de su amigo saliera en primer plano como autor del gol.
Marco pegó un salto y cayó de rodillas al suelo golpeando su frente contra este.
Los cinco saltamos del sofá al mismo tiempo y, mientras Marcel y Robin se abrazaban y Anna y Robert miraban incrédulos la pantalla, yo salté encima de Marco tumbandome en su espalda.
Escuchaba los llantos de Marco mientras me mantenía encima de su espalda. Robert y Anna se acercaron y alborotaron el pelo de Marco aún más de lo que ya hizo él durante el partido.
Me levanté de su espalda y miré la pantalla, siete minutos para que acabara el partido y Alemania se convirtiera en ganador del Mundial de Brasil de 2014.
Marco se levantó del suelo y, para sorpresa de todos, fue directo a abrazar a Robert aun con lágrimas en sus ojos.
Robert susurraba cosas al oído de Marco mientras este asentía y agarraba con fuerza el brazo de Robert. El resto, nos volvimos a sentar.
Marcel aprovechó para, disimuladamente, sentarse a mi lado.
* * * *
Acabó el partido y la favorita se convirtió en la ganadora del Mundial.
Marco parecía cansado y miraba atento cómo los internacionales celebraban el título. Parecía que ahora era cuando se daba cuenta. Ellos habían ganado un Mundial. Él, no.
Los seis mirabamos y comentabamos el partido cuando Marco cerró los ojos y se acomodó en su asiento.
Mario se dirigió al banquillo y sacó la camiseta alemana con el 21 a la espalda.
Robert y yo nos miramos al instante. Iba a sacar la camiseta al campo como unas horas antes nos había adelantado por teléfono.
Despertamos a Marco suavemente y este abrió los ojos despacio.
-Marco, mira lo que lleva Mario en la mano.
El rubio frotó sus ojos y miró la pantalla de la televisión concentrado.
-Tu camiseta. Lleva tu camiseta. -Dije mientras miraba sus ojos rojos-
Marco sonrió y volvió a cerrar sus ojos.
Estaba cansado. Según Anna, no había dormido nada la noche anterior y llevaba todo el día nervioso por el partido.
Besé la frente de Marco y me despedí de Anna. Era tarde y, al igual que Marco, todos estabamos cansados. Marcel y Robin volvieron con nosotros hasta el hotel y Robert y yo entramos a nuestra habitación.
-¿No vas a llamar a Mario? -Pregunté extrañada-
-Mañana. ¿Crees que ahora es un buen momento?
Asentí con la cabeza y tras ponerme una camiseta ancha y un pantalón corto de Robert, me metí en la cama. Tenía muchas ganas de que llegara mañana para poder ver a Robert y escuchar a Mario hablar sobre el partido.

See you again (Robert Lewandowski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora