Desperté y la música continuaba sonando, ¿En qué momento me había quedado dormida?
Miré a un lado, unas vistas poco parecidas a Alemania. Miré el reloj, las diez y veintidos. A mi otro lado, nadie. ¿Y Robert?
Me froté los ojos y desbloqueé mi móvil. Sin noticias.
Me levanté del asiento y miré a los lados buscando a Robert. En los asientos de Anna y Marco, de nuevo solo se encontraba Marco dormido. ¿Y Anna? Volví a sentarme en el asiento.
-Tranquila, Carol, no tienen porqué estar juntos, el avión es grande, pueden estar en sitios diferentes. -Pensé mientras abría Twitter-
Leí un par de noticias y volví a levntarme para ver si Anna había vuelto a su asiento. Nada. Marco había depertado no hace mucho y miraba su móvil al igual que yo.
Intranquila, volví a sentarme y seguí mirando noticias en la red social.
Quedaba algo más de media hora para aterrizar, observaba una y otra vez las vistas.
-Qué bonita es España -Pensé tras sonreir-
-Carol. -Escuché una voz a mi izquierda-
Me giré rápidamente, una voz grave me llamaba, no era Robert.
-...¿Sabes dónde está Anna?
Era Marco. Marco recien levantado y con una voz desmasiado... diferente a la suya. Le miré de arriba a abajo, me recordó a la mañana que despertó en mi casa y hablaba con Mario por teléfono mientras miraba por la ventana. Marco recién levantado era demasiado... diferente.
-¿Carol? -Rió pasando su mano por delante de mis ojos-
Reaccioné tras su gesto e intenté disimular.
-Te acabas de despertar, ¿Verdad? -Rió esta vez un poco más fuerte-
Agarré mi móvil y me miré en el reflejo de la pantalla en negro. Estaba despeinada, muy despeinada, y mis mejillas comenzaron a sonrojarse.
-Carol, ¿Sabes dónde está Anna? -Preguntó sentándose en el asiento de Robert-
-No, no la he visto. -Respondí observándole-
Marco abrió el portatil de Robert y tecleó una contraseña que ni yo conocía, a lo que este se encendió.
Le miré perpleja y reí levemente.
-¿Por qué te la sabes? -Pregunté observando como abría el navegador-
-Nunca las cambia. -Respondió concentrado en la pantalla- Además, estaba presente cuando la puso. Estábamos en el hotel... -Pausó- Bueno, una historia muy larga. -Rió-
Un momento, ¿Marco se estaba empezando a sonrojar?
-Tenemos tiempo. -Reí tras ver su reacción-
-No es nada. -Continuó riendo- Una noche en hotel, Robert, Mario y yo estábamos en Tumblr... ¿La conoces? Y a Mario se le ocurrió la gran idea de buscar su nombre. -Recordaba riendo- Y apareció una foto. Una foto de Mario y mía que ponía una palabra muy rara, que resultó ser una mezcla entre nuestros apellidos Götze y Reus.
Marco se tapó la cara, estaba rojo, no sabía si de risa o de, ¿vergüenza?
-... a Robert le hizo tanta gracia esa palabra que decidió ponerla de contraseña en su ordenador. Es muy tonto... Aún nos atormenta mandándonos fotos de esas... -Concluyó, como no, riendo- ¿Sabes de qué palabra te hablo? -Preguntó mirándome-
-¿Götzeus? -Sonreí-
Marco asintió.
-Sí, sabes de qué hablo. -Sonrió-
Ambos reímos.
Sentimos una presencia a nuestras espaldas y ambos nos volteamos. Robert seguido de Anna caminaban hacia nosotros.
-Ahí vienen. -Susurré-
Robert estaba serio, y Anna seguía igual que hace unas horas.
-¿Qué haces aquí? -Preguntó Robert a Marco- Y con mi ordenador, ¿Qué haces con mi ordenador? -Dijo agarrando el cabello de Marco-
-Esperándote, ¿Dónde estábais?
-Levanta de ahí. -Dijo Robert agitando la cabeza de Marco-
Marco se levantó y fue hacia Anna. Robert se sentó y miró su ordenador.
-¿Ha hecho algo? -Pregunto revisando su escritorio-
-¿Dónde estábais?
-Hablando. -Respondió breve-
-¿Hablando?
-Sí, hablando.
-Yo también he hablado con ella.
Robert giró la cabeza con rapidez y me miró.
-¿Sobre qué? -Preguntó con interés-
-Sobre cosas. -Respondí-
-Carol...
-Robert. -Interrumpí- ¿Qué te ha contado Anna?
Robert bajó la mirada y yo comencé a asustarme.
-Sigue enamorada de mi. -Dijo con tranquilidad-
Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Seguro que Anna se lo había contado a Robert llorando, como a mi.
-¿Y tu de ella? -Pregunté en voz baja y mirándole a los ojos-
-No. -Respondió- ¿Enserio pensabas eso? -Preguntó molesto-
-Lo siento. Me asustaba pensar que te contara lo mismo que a mi...
-¿Y qué si me lo cuenta?
-No quiero perderte.
-No me vas a perder. -Respondió aburrido-
Una voz nos comunicó que nuestro avión aterrizaría en menos de diez minutos. A lo que Robert apagó su portatil y comenzó a recoger.
-¿Qué quería Marco? -Preguntó interesado-
-Nada, vino a preguntar que dónde estaba Anna.
-¿Y qué hacía sentado en mi asiento?
-¿Robert? -Pregunté riendo- Deja de preocuparte por Marco, es un amigo.
-No quiero perderte. -Respondió imitándome-
Sin pensarlo dos veces me lancé encima suya y le besé. Me quedaba sin palabras cada vez que hacía ese tipo de cosas.