No me apetecía lo más mínimo discutir con él, menos por Marco y menos de vacaciones.
-Mario, no aprende, hasta que no le pase algo grave no se va a dar cuenta. -Escuché mientras cerraba la puerta-
Entré y vi a Robert tumbado en la cama vestido solo con unos pantalones cortos mientras hablaba por teléfono, al parecer, con Mario.
-Hola. -Susurré-
Robert me miró y levantó su mano en señal de saludo. Saqué mi móvil del bolsillo y lo enchufé al cargador, la conversación de Marco con Mario de camino me había hecho quedarme sin batería en el móvil.
-Buenas noches, Mario, suerte en el partido de mañana. Adiós.
Me senté al otro lado de la cama y Robert colgó la llamada con Mario.
-¿Te ha parecido bonito dejar solo a Marco?
-Carol, no es la primera vez que lo hace, ni la segunda ni la quinta. No sabe controlarse, estamos hartos de decirselo, lo de hoy no ha sido nada. -Se acomodó y me miró-
-Robert, le has dejado solo. Si no llego a estar yo... No sabía volver.
Robert me miraba interesandose por lo que decía. Me encantaba cuando me atendía cuando le hablaba.
-No le llegaría a dejar solo si no hubieras estado tú, acordé con Marcel el dejarle solo, a ver si así se da cuenta de lo que consigue cuando bebe sin control. Seguro que terminó llorando, me ha dicho Mario que le llamó para pedirle perdón.
-Se resintió de su tobillo, le volvía a doler, tardamos casi veinte minutos en llegar aquí.
-¿Y qué? ¿Tengo yo la culpa de eso? ¿Tengo yo la culpa de que se la quisiera quitar antes de tiempo?
Negué con la cabeza, los argumentos de Robert no me servían.
-No quiero discutir. Solo quería que supieras que no me ha gustado lo que has hecho. -Dije levantandome-
-¡Yo tampoco! Pero escucha -Dijo agarrando mi brazo- Carol, no quiero que te quedes con la idea de que no quiero a Marco, le aprecio mucho, más de lo que piensas, pero esto mismo lo ha hecho más veces y después de que Mario, Robin, Pierre, Marcel, Mats -Enumeraba con sus dedos- hasta Klopp, le advertimos. ''Marco, controlate, puedes salir, pero bebe con moderación'' -Recordaba- Y él nada, ni caso. La noche del 4-1 al Real Madrid, ¿Sabes de lo que te hablo? -Robert se llevó sus manos a la cabeza- Salimos seis de fiesta por Dortmund, no te imaginas lo mal que lo pasamos... -Recordó- Y cuando quieras le preguntas a Mario. ¿Sabes por qué le he enseñado la conversación? Porque sé que le jode, y es la única forma de hacerle pensar, Mario siempre le pone en su sitio, y ni con esas para. Y ahora, sigue creyendole o haz caso a lo que te he dicho.
Asentí a lo que dijo, podría tener razón, pero seguía manteniendo mi opinión.
-Y ahora viene lo de Anna, ¿No? -Rió-
Le miré extrañada y volví a sentarme a su lado.
-¿No vas a preguntarme sobre Anna? -Preguntó sonriente-
-No. -Respondí y volví a levantarme enfadada-
Robert rió a carcajadas, ¿De qué coño se reía? Sabía de lo que hablaba, y sí, iba a preguntarle sobre eso, pero no le daría la razón.
Me acerqué a ver la hora en mi móvil y escuché a Robert levantarse.
Cuando quise mirar hacia atrás, Robert pasaba sus brazos por delante mia y me abrazaba apoyandose sobre mi hombro.
-Qué tarde. -Dijo tras besar mi frente aun abrazado a mi-
Asentí con la cabeza y recibí otro beso de Robert en la mejilla.
-Venga, no te enfades.
-No me enfado, ya sabes que no me gusta que pasen estas cosas...
-Acostumbrate, con Marco aquí todo es problema tras problema. -Rió-
-Con Marco, con Marcel, con Mario, con Anna...
Robert suspiró.
-A ver, qué pasa con Anna -Me miró serio-
-Sus actos. No me gusta que te abrace, que te mire como te mira...
-Vale, la pondremos una orden de alejamiento. -Rió-
-No, Robert, sabes de lo que te hablo.
-Sí, pero ya te he dicho mil veces que no tienes por qué preocuparte, lo nuestro se acabó, fin.
-¿Por qué te ha abrazado antes? ¿Acaso no me había visto? -Pregunté-
-No lo sé, hasta a mi me sorprendió, pero ya hablamos de esto y sabes de sobra que quiere recuperarme. -Rió-
-Deja de reirte, ¿Te hace gracia todo? -Pregunté molesta-
-¿Cómo no me va a hacer gracia? Anna se arrepiente de liarse con Marco y ahora quiere volver conmigo, ahora la que sufre es ella, y yo estoy feliz con la mujer que quiero a mi lado y sé que jamás me va a dejar. -Sonrió-
Robert me soltó y encendió una lámpara que había en la mesilla, apagó la luz y apartó las sábanas de la cama.
Cambié mi ropa y me tumbé junto a él.
-Buenas noches. -Me besó-
-Buenas noches Robert.