Capítulo 25 -Lágrimas

3.7K 162 6
                                    

Marco lloraba desconsoladamente tumbado en la camilla con su pierna izquierda en vilo y su tobillo vendado. No reaccionó ante mi entrada y la del resto de los jugadores. Sus manos tapaban sus ojos verdes, con el pantalón del partido lleno de césped aun puesto y una camiseta blanca de tirantes cubriendo su torso.

-Marco, deja de llorar, por favor. -Pidió Mario acariciando su pelo mojado-

Todos nos situamos al rededor de la camilla, Mario, André y los dos amigos de Marco estaban sentados en sillas al lado de la camilla.

Me daban ganas de llorar cada vez que Marco cogía aire para que lágrimas continuaran recorriendo su rostro. Era una imagen dolorosa, un chico destrozado por no poder cumplir, quizás, uno de sus sueños por una desafortunada entrada en un partido amistoso mientras defendía su país.

-Marco, vamos a echarte mucho de menos. -Confesó el capitán de la selección-

Todos los internacionales asintieron apenados, mientras el pobre Marco continuaba llorando.

Robert se acercó a él, se situó al lado de Mario y bajo la atenta mirada de toda la sala, puso su mano sobre su pierna derecha.

-Marco, lo siento mucho.

El alemán destapó su cara al oír su voz. Los ojos más rojos que jamás había visto se escondían detrás de aquellas manos.

No articuló palabra, miraba atentamente a Robert mientras secaba sus ojos mientras el polaco continuaba con su mano en la pierna derecha del rubio.

Dejó de mirar a Robert, sus ojos recorrieron la sala de principio a fin hasta que se detuvo en mi. Me miró de arriba abajo y volvió a Robert. Ni una sonrisa ni un gesto de desagrado, nada. Un tembloroso hilo de voz salió de su boca.

-Gracias, Lewy.

Una muy pequeña sonrisa de lado se dibujó en su rostro por menos de un segundo. Quizás la única sonrisa de la noche, que desapareció en un abrir y cerrar de ojos para dar paso, de nuevo, al rostro cansado, triste y doloroso al que ya estábamos acostumbrados.

Pasamos unos minutos más allí hasta que el entrenador Löw decidió poner fin a la ''visita''. Salimos de la habitación en el momento en el que un médico entraba para ver a Marco. Nos despedimos de él, eran las tres de la mañana y ya algunos jugadores deseaban dormir plácidamente en su cama. Marco pasaría la noche en el hospital junto con sus dos amigos, de los que aún me asaltaban algunas dudas y los demás jugadores dormirían en el hotel en los que les esperaban nada más acabar el partido.

Nos despedimos de todos y seguí a Robert hasta el coche.

-¿Te llevo a casa? -Preguntó una vez sentados en los asientos-

-¿Dónde si no?

-Mi casa está más cerca. -Respondió-

Reí levemente, mi cansancio me impedía responder e incluso mantener una sonrisa en mi rostro.

* * * *

Subimos las escaleras que conducían a la segunda planta de aquella mansión. Me frené al pisar el último escalón.

-¿Dónde vas a dormir? -Preguntó entrando en una habitación-

-¿Me lo preguntas a mí? -Le seguí-

-Aquí duermo yo. -Rió sentándose en el borde de la cama-

Me apoyé en el cerco de la puerta mientras observaba cómo tiraba su camiseta en un pequeño sofá dejando al descubierto su torso.

-¿Te vas a quedar ahí toda la noche?

-Sí. -Asentí riendo-

Robert se quitó sus pantalones dejando al descubierto sus bóxer negros con el escudo del Borussia a un lado. Comencé a reír a carcajadas.

-¿Qué pasa? Son muy cómodos. -Rió-

-Nada, nada. -Respondí-

Hizo sus pantalones una bola y mientras reía los tiró contra mi.

Los agarré al vuelo y entré a la habitación. Dejé los pantalones en el sofá donde se encontraba su camiseta y me dirigí al gran armario que había en la habitación. Buscaba una camiseta que usar de pijama por esta noche. Abrí el armario y agarré una camiseta amarilla y negra con el escudo del Borussia a un lado, aunque Robert ahora fuera del Bayern, su casa estaba llena de cosas del Borussia. Me situé de espaldas a Robert, me quité la camiseta que llevaba puesta y me puse la que encontré en el armario. Me cubría hasta las rodillas, así que busqué unos pantalones cortos para complementar.

-Eh, ¿Qué haces?

Ignoré su obvia pregunta. Agarré unos pantalones blancos con el escudo de Polonia y un 9 al otro lado y tras quitarme los que llevaba puestos, me los puse. Me giré para ver la reacción de Robert. Sonreía sorprendido por mis actos. A punto de volver a reír a carcajadas, retiré las sábanas del cabecero de la cama y me tumbé en esta. Dejé mi móvil en la mesilla que tenía a mi izquierda y me dispuse a dormir.

Una vez tumbada, me giré hacia donde estaba Robert. Lo único que veía era su gran espalda tan bien formada. Tan perfecto todo su cuerpo. Al igual que yo, se tumbó. Al otro lado de la cama yo sonreía. Se acercó a mi y besó mi frente.

-Buenas noches. -Susurró-

-Buenas noches. -Repetí-

Cerré mis ojos al mismo tiempo en que Robert apagaba la pequeña lámpara que hace unos segundos nos alumbraba y me dispuse a dormir con el hombre de mi vida a centímetros de mi.

See you again (Robert Lewandowski)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora