No reaccioné a su comentario, de un momento a otro todos los intercionales me estaban mirando y hablando entre ellos... otra vez.
-¿Pasa algo? Si tienes algo que decir mejor lo hablamos luego.
Mario miró a Robert y ambos asintieron con un gesto algo desafiante, acto seguido, Robert le hizo un gesto con su mano derecha a Mario, este rió no muy convencido. Un gesto que tampoco entendí.
De hecho, no entendía nada. Mario se sorprendía al verme, Robert le contestaba y le hacía gestos raros. ¿Hola? ¿Alguien me puede explicar algo?
-Mario, los resultados. -Interrumpió Durm el silencio-
-Los resultados. -Apartó la mirada de Robert- Marco no viajará con nosotros a Brasil. Estará entre seis y siete semanas de baja.
De nuevo el silencio se apoderó de la sala de espera. Los jugadores se miraban entre ellos con gran preocupación, Marco iba a perderse el Mundial de Brasil, el Mundial que tanta ilusión le hacía. Mario tapó su rostro con sus manos y comenzó a frotar sus ojos, al instante André apareció de detrás suya y pasó su brazo por su cuello. Alcé la cabeza para mirar a mi izquierda, Robert miraba a Mario preocupado, para él no era una gran pérdida, ya que Marco jugaría para la Selección Alemana, y eso a Robert no le afectaba.
Miré a mi derecha. Hummels, Durm y Draxler apoyaban sus codos en sus rodillas tapando su rostro mientras que Löw y varios asistentes conversaban entre ellos. Aparté rápidamente la vista de Durm al percatarme de que me estaba mirando. Me sonrojé levemente al ver cómo le susurraba algo a Hummels en su oído sin apartar sus ojos de mi y volví mi cuerpo dándoles la espalda.
De repente, la puerta de la sala en la que nos encontrábamos se abrió de golpe y dos chicos desconocidos entraron.
-¡MARCO! ¿DÓNDE ESTÁ MARCO?
La voz agitada de uno de los chicos rompió el silencio de la sala. Ahora no era yo el centro de atención. Llegaron a la puerta donde estaba Mario apartándonos a todos de su camino y frenaron delante de él. Ningunos de los internaciones reaccionaron ante tal alboroto.
-Mario, ¿Y Marco? -Preguntó el otro chico-
Mario apartó sus manos de su rostro y frotó sus ojos una vez más intentándolos secar. Se apartó de la puerta al igual que André y los dos chicos entraron. Miré a Robert extrañada, no sabía quiénes eran e intentaba buscar una respuesta en él.
Se acercó a mi oído.
-Amigos. -Susurró-
Asentí levemente, los dos chicos que entraron corriendo eran solo amigos de Marco. Supuse que amigos de hace mucho tiempo, ya que aquella preocupación que mostraban no se la había visto a ningún internacional en aquella sala. Y también era de destacar que a ellos dos les dejaran entrar mientras que a los que llevábamos allí más de dos horas sólo teníamos noticias muy escasas de su lesión.
* * * *
Sumergida en mis pensamientos, Mario comenzó a llamar a los jugadores para que entraran a la sala donde Marco se encontraba. Alcé la cabeza y Robert puso su mano sobre mi hombro, mi cansancio y el de todos los jugadores era notable, sueño, agotamiento, nerviosismo... y me quejaba yo, que ni siquiera había jugado un partido de 90 minutos hace apenas tres horas.
Me levanté del asiento tirando el vaso de plástico en el que se encontraban los restos del que fue mi café en una papelera y seguí a Robert hasta aquella puerta azul.
