Me desperté al día siguiente por los gritos de Robert, que tras llamarme tres veces, no lograba hacerme levantar.
-¡Carol! ¿Te piensas levantar o te vas a quedas aquí hasta el año que viene? -Preguntó irónico-
-¿Tengo que responder a esa pregunta? -Contesté frotando mis ojos-
Robert me ignoró y continuó metiendo ropa en su maleta, cosa que yo hice la noche anterior.
Puse los pies en el suelo y agarré mi móvil, en unos minutos nos veríamos con los demás para despedirnos.
Me levanté finalmente de la cama y comprobé la ropa que quedaba por meter en la maleta.
Me di una ducha rápida y cambié mi pijama por unos shorts vaqueros y una camiseta que me compré hace unos días en Ibiza.
Al salir, Robert estaba ya preparado tumbado en la cama mientras miraba su móvil concentrado.
Sequé mi pelo y acabé de preparar mi maleta en un tiempo récord para salir hacia el aeropuerto.
-¿Nos vamos? -Pregunté agarrando mi maleta situada enfrente de Robert-
Este levantó la vista de su móvil y se levantó de la cama para agarrar su maleta al igual que yo.
-¿Lo llevas todo? -Preguntó segundos antes de abandonar la habitación-
-Sí, creo que sí. -Respondí mirando a mi alrededor-
Ambos salimos de la habitación y nos dirigimos al ascensor sin decir nada.
Estaba realmente triste, Robert también parecía estarlo, su rostro pensativo lo delataba.
-Si no veo una sonrisa en tu cara me va a resultar difícil estar bien. -Dije agarrando su cintura-
Robert esbozó una sonrisa muy forzada y agarró mi mano para salir juntos del ascensor, y, tras entregar las llaves de la habitación a la recepcionista y agradecerles su servicio, salimos del hotel.
* * * *
Llegamos cinco minutos tarde de la hora acordada con los demás, que no pareció importarles.
Después de saludarlos a todos, me situé al lado de Marco, con el que casi se me cayó una lágrima al abrazarle.
-¿Has hablado con...? -Susurré señalando disimuladamente a Anna-
Marco asintió mirando al frente tras escuchar mis palabras.
-¿Y tú con Robert?
-¿Yo con Robert? No, ¿Para qué? -Pregunté extrañada-
Marco pareció darse cuenta de algo y negó rápidamente.
-No, para nada. -Rectificó-
Antes de que pudiera hablar, anunciaron nuestro vuelo por megafonía seguido del vuelo de Marco, Anna y al parecer los dos amigos Robin y Marcel.
Los seis nos despedimos de Mario y Ann para atender nuestros vuelos.
Aún me quedaban varios temas pendientes de hablar con Mario de los que ya habría tiempo de hablar en Múnich.
Fue una despedida algo fría y para nada triste, ya que mi relación con Mario no era una gran amistad y le vería casi a diario en Múnich.
A la que también esperaba ver era a Ann, con la que tampoco había logrado tener una gran amistad y a la que tampoco parecía importarle mucho nuestra marcha.
Después de que el largo abrazo entre Mario y Marco finalizara, los seis nos dirigimos hacia nuestros vuelos parando en un punto intermedio, donde nuestros caminos se separaban.
Comencé abrazando a Marco, con el que las cosas ya estaban claras,le abracé fuertemente y susurré unas palabras a su oído que entendió a la perfección.
Me despedí de Anna aún preguntándome por qué viajaría a Dortmund y no a Múnich, detalle que decidí no preguntar.
Marcel y Robin me abrazaron a la vez formando una pequeña piña, también iba a ser difícil no volver a verlos día a día.
Me separé de ellos y me moví unos pasos a mi izquieda colocandome al lado de Marco y Robert.
Escuché un ''Buena suerte'' de parte de Marco hacia Robert al que no le di demasiada importancia seguido de un guiño también del rubio.
Estuvimos unos minutos más despidiendonos hasta que por fin subimos al avión.
Notaba a Robert nervioso, aún quedaban cinco minutos para que el vuelo saliera y tres largas horas hasta llegar a Alemania.
* * * *
Durante todo el trayecto Robert miraba concentrado su móvil y aún continuaba nervioso, de vez en cuando desviaba la mirada hasta mi para comprobar lo que estaba haciendo, tras ello, volvía la vista a su móvil y continuaba escribiendo con rapidez.
Había hablado con mi hermano para que viniera a recogerme al aeropuerto, iba a sentirme algo sola al volver a casa y que no estuviera Robert a mi lado. Ni mi hermano ni ningún miembro de mi familia podía venir al aeropuerto, cosa que me extrañó mucho y que no dudé en contarle a Robert, que negaba y se encogía de hombros tras contarle lo sucedido.
Ahora sí, Robert me ocultaba algo.
Me pasé la última hora de vuelo pensando en lo que ocurría.
El estado de nervios de Robert, las preguntas y comentarios de Marco, las extrañas excusas de mis familiares... pero no sacaba nada en claro, no entendía nada.
Al fin salimos del avión, Robert se veía cada vez más nervioso, a diferencia de ahora, estaba contento y sonreía sin razón.
-¿De qué te ríes? -Pregunté molesta-
Robert se sobresaltó y me miró intentando disimular su sonrisa.
-¿Yo? De nada, solo que estoy cansado. -Respondió bostezando-
-Tienes sueño y por eso sonríes, entiendo.
Robert asintió sin hacerme mucho caso y, antes de salir al exterior, paramos a recoger nuestras maletas.
Robert recibió una llamada que le hizo separarse de mi unos centímetros.
Tras colgar, se volvió a unir a mi y recogió su maleta. Justo antes de pisar el exterior, Robert respiró hondo y se puso serio.
Continuaba sin entender nada.
