El rostro de Robert cambió al escuchar la voz que se encontraba al otro lado de la llamada.
-Mario, habla más despacio, no te entiendo.
Mientras que con una mano sujetaba su móvil con la otra alborotaba su pelo con cierto nerviosismo. ¿Es que no podíamos tener una noche de cena tranquila? Me llevé el último trago de bebida a la boca y volví a dejar la copa en la mesa. Observaba la preocupación de Robert mientras me iba preparando para salir del restaurante cuanto antes. Algo pasaba, y como en todas las cenas, tendríamos que ir a algún sitio para ver a alguien. Robert se levantó, terminó su bebida al igual que yo y colgó la llamada.
-¿Qué es esta vez? -Pregunté levantándome de la silla-
-Marco. Está en el hospital, se ha lesionado y pinta muy mal, tengo que verle.
Miré a Robert con incredulidad. No esperaba que fuese a ir a verle, no pensaba ni que le fuera a importar, pero al fin y al cabo, los amigos son los amigos. No hice pregutas para no incomodar a Robert, me arriesgaba a recibir una respuesta de mal gusto de su parte así que le seguí hasta la calle y una vez allí y a pocos metros del coche quise frenar su nerviosismo.
-Robert, relájate, seguro que estará bien.
-No, no está bien. -Me respondió frío y apartó mis manos de su pecho-
¿Dónde quedó aquel Robert enfadado con Marco que no se arrepentía de haberle pegado?
Abrió la puerta del coche y entró en su interior. Se puso el cinturón rápidamente y abrió la puerta del copitolo para que yo entrara. Pasó sus manos por su cara un par de veces y arrancó el coche mientras yo cerraba mi puerta.
* * * *
Llegamos al hospital al que habían trasladado a Marco. Mientras nos acercábamos a la sala de espera pude ver a varios de los jugadores y técnicos de la selección bastante preocupados. Como era de esperar, fui el centro de atención durante un largo rato junto con Robert. Miradas y secretos entre los internacionales, estaba acostumbrada. Echaba en falta varios jugadores, entre ellos, Mario. Por más que miraba a mi alrededor buscandole no le encontraba. Nos acercamos a un pequeño grupo donde se encontraban, mayoritariamente los jugadores del Bayern, me presenté y los saludé uno a uno. Lahm, Kroos, Neuer yMüller.
-¿Cómo está?
-Parece una lesión grave, estamos esperando a que los médicos nos digan algo.
La voz del capitán Lahm reflejaba su estado y el de la mayoría de los jugadores, agotamiento, preocupación y algo de nerviosismo.
-¿Y los demás?
-Mario y André están dentro con Marco, Podolski y Bastian vendrán más tarde, se han tenido que quedar en el estadio. Los demás andan por ahí.
Robert asintió y bajó su mirada hacia mi. Me había quedado fija mirando a Durm, junto con Draxler y Schweinsteiger era de los jugadores que más me llamaban la atención. Me percaté de la mirada de Robert y reaccioné. Lo miré y este frunció el ceño a lo que yo respondí con un levantamiento de cejas.
-¿Quieres ir a casa? -Susurró-
Negué con la cabeza y él asintió. Pasó su brazo por mi cuello y besó mi frente. Me sonrojé notablemente por tal acto, Kroos y Neuer rieron, y Robert les hizo un gesto que no supe entender, a lo que los alemanes volvieron a reír.
-Ya han pasado más de una hora desde que entraron ahí. -Se quejó Lahm impaciente-
-Han dicho que le harán pruebas, paciencia. -Respondió Müller-
Tras unos minutos llegaron Podolski y Bastian. Saludaron a Robert sorprendidos, al parecer, la ''pelea'' entre Robert y Marco ya era bastante famosa entre los jugadores.
Me volví a sonrojar cuando llegó el momento de saludar a Bastian, su físico me imponía mucho respeto.
* * * *
Tras pasar más de una hora allí y sin separarme un segundo de Robert, un grito de Mario hizo que los murmuros en la sala de espera se convirtiera en completo silencio. Todos nos acercamos a la puerta donde se encontraba Mario, había noticias.
-Los resultados de las pruebas...
Recorrió las caras de todos con sus ojos hasta llegar a mi. Frenó su recorrido y se centró en mis ojos captando la atención de todos los jugadores.
-¿Qué haces tú aquí?
