CAPÍTULO 28

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ETHAN

Mi pulso se acelera contra mi pecho. Pienso en sus ojos verdes entristecidos y reprimo mis impulsos de dar la vuelta, intentando no enfocarme en la imagen de ella llorando mientras la dejaba allí sola.

La lluvia empieza a ser una molestia mientras avanzo con mucha rapidez hacia el pueblo.

Necesito soltar un par de veces el manillar y limpiarme los ojos para poder ver entre tan poca luz, con ellos ardiéndome por el aire y la lluvia fría.

En un momento dado por la parte de atrás parece salir un espeso humo, que se mezcla con la niebla que lo envuelve todo.

Me obligo a bajar y echar un vistazo.

Pruebo un par de veces a volver a arrancarla, mientras miro hacia los lados, notando una incómoda sensación de estar siendo observado.

Por acto reflejo y sin pensarlo le doy una patada al vehículo y me tiro de los pelos mojados mientras lucho por no gritar.

Me siento junto a esta, la cual está tirada ahora en el suelo y se ha llenado de barro y apoyo la espalda en el asiento.

Una mezcla entre rabia, enojo y decepción me recorre de arriba abajo y lucho por no volver a la casa y partirle la cara al que puede que haya arruinado todos nuestros planes.

Él no estaba en el plan que tanto me llevó idear. No forma parte de la vida tranquila y segura que le prometí a Aria y puede que hoy fuese el último día que he conseguido y conseguiré verla tranquila.

Si estoy en lo cierto, es posible que el grupo del que huimos le haya permitido llegar tan lejos para traerlos hasta aquí, y eso es algo muy serio. Algo que me tiene con el pecho encogido.

Quizá estén ahora mismo planeando como llegar a la casa sin ser vistos por los espías que tenemos ocultos entre la población de la aldea. O tal vez ya estén listos para atacar.

Necesito llegar a ellos y explicarles la situación, decirles que necesito toda la protección posible porque por culpa de un entrometido podemos haber perdido todo lo que habíamos conseguido.

Aria también es uno de los problemas. Sé que no tengo derecho a separarle de él, pero quiero que entienda que es peligroso y que tiene que hablar ya. Sin embargo hay algo en mi interior que arde cuando pienso en ellos abrazados, en ellos besándose como lo hacían.

Una de las razones y la más importante por la cual salí tan repentinamente de allí fue la de reunirme con los espías, pero por mucho que me fastidie admitirlo, no soporto la idea de verlos juntos. No es profesional, lo sé. Es fallar a toda la gente que espera que tan solo me centre en su protección, y por supuesto fallarle a ella.

Sé que nuestra relación es estricta y solamente laboral, pero no puedo evitar sentir que el pecho se me retuerce cuando veo la forma en la que le mira.

Sacudo la cabeza, en parte para sacudir el exceso de agua y también para despejar la mente.

Necesito centrarme en lo que importa ahora.

GUARDAESPALDAS •¡YA A LA VENTA!• ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora