ETHAN
Las puertas de la mansión de Derek se extienden ante mis ojos, y no puedo evitar por un momento, alegrarme de volver a estar en casa.
Por un momento olvido todo lo que está pasando, por lo que estoy aquí y pienso en correr hacia Derek y envolverlo entre mis brazos.
Pero se me pasa enseguida y recuerdo a la perfección porqué estoy aquí.
Aparco la moto antes de entrar, y los guardias de la valla me miran con una sonrisa preocupada.
Sé que no es correcto aparecer aquí de la nada, arriesgándome a que todos piensen que Aria ha muerto o que hemos fallado en la misión, pero si no aviso de la información que poseo quizá terminemos allí encerrados de por vida.
Aria tenía razón; Su escondite era imprevisto. Nadie esperaba que ellos se escondiesen en la casa de sus peores enemigos, que hubiesen vuelto a la escena del crimen y se hubiesen hospedado allí.
Pero sé que ellos tampoco se esperan que lo sepamos, ni mucho menos que Derek lo vaya a saber y que pondrá fin a todo esto de una vez.
—¿Qué demonios haces aquí, Blake?—Pregunta Daniel, uno de mis compañeros guardaespaldas.
Su apretón de manos es firme, y casi me aplasta la mano de lo nervioso que está.
—Traigo noticias, Brooks. Noticias que acabarán con toda esta mierda.
Su sonrisa es inmediata, y es tan grande que casi le cubre el rostro.
Miro a Ezequiel, que mantiene la sonrisa tan grande como el de su compañero y junto mi hombro con el suyo en señal de saludo.
—Ethan.—Escucho una voz conocida detrás de mis compañeros.—¿Qué haces aquí? ¿Y Aria? ¿Está bien mi hermana?
Es Jake Hamilton quien habla, el que se mantiene con los puños apretados y los ojos abiertos con énfasis.
—Sí, Jake. Ella está bien—Digo y aunque mi respuesta no parece convencerle termina suspirando del alivio.—Necesito hablar con Derek. Ahora mismo.
los tres asienten inmediatamente y mis compañeros me abren paso para dejarme pasar.
Cuando llego a la casa noto la figura de Jake a mi espalda, con las manos temblorosas.
Mis ojos admiran lo rápido que todo ha vuelto a su estado original. Cada cristal en su sitio, cada cuadro, cada ladrillo...Todo está como si nada hubiese pasado nada.
—Ethan.—Escucho que todos susurran mi nombre, llevándose la mano con pánico.
Parece que todo ha vuelto a ser como antes, y eso es agradable de admirar.
—Espero que hayas dejado a mi hermana sola por una buena razón, Blake.—Dice Jake con la voz entrecortada.
—No la he dejado sola.—Aclaro.—Y sí, es algo que os interesa a todos, créeme.
—Me enteré de lo de Isaac. Aria debe estar devastada...Yo...
—Tú prometiste ir a buscarla. Ir a visitarla.—Espeto con frialdad.—Y no hemos sabido nada de ti en todo este tiempo. Quizá mejor para ella.—Su mirada se convierte en una fría y oscura.
—Es mi hermana, Blake. Hice lo que debo hacer, protegerla.
—La dejaste sola, justo cuando más te necesitaba. Ella es lista, pero se le pasará, tranquilo.—Digo con sarcasmo, con más rencor del que planeaba y busco la silueta de Derek con una mirada nerviosa e inquieta por toda la primera planta.
—Yo...
—No le des mayor importancia, Jake. Aria te perdonará, eres su única familia.—Digo arrastrando las palabras en un susurro pensativo.
Entonces la silueta de Derek aparece al final del pasillo y corro hacia él.
—¡Ethan! ¿Pero qué demonios? ¿Todo va bien? ¿Y Aria?—Comienza a buscarla a mi espalda, como si fuese de vital importancia que estuviese aquí.
—Sé dónde se esconden, tío.—Digo y para de buscar. Su boca sigue entreabierta cuando se queda pensando en mis palabras.—Están en la casa de los Hamilton. Siempre han estado allí.
Su mirada se frunce, y cierra la boca de golpe.
—¿Estás seguro de eso, Ethan? Si mandamos a los pocos hombres que tengo y no hay nadie...Todo...—Pero le interrumpo y frunce aún más el ceño.
—Tiene que ser cierto, Derek. Si no lo es, por lo menos debemos intentarlo.
—¿Cómo lo sabes?—Espeta Jake a nuestra espalda, que había estado escuchando todo el rato.—¿Cómo sabes que eso puede ser cierto?
—Es una larga historia...Y sé que si os digo de quien proviene esta información no lo intentareis. Yo tampoco lo creía al principio, pero tu hermana.—Paso la mirada de Derek a Jake.—Tu hermana confía en ello, y por consecuente, yo también.—Ahora es en Derek en quien fijo la mirada con nerviosismo.—Por favor, tío. Sabes que no vendría aquí sin que fuese por lo menos un ochenta por ciento cierto. Confía en mí.
Rasca su barbilla, como si tuviese que pensar en todo lo que podría salir mal y lo poco que podría salir bien, y no es hasta unos minutos después que decide hablar.
—¿Y dices que se esconden en su casa? Que extraño, pasamos por allí a inspeccionar cuando todo pasó y no vimos nada.
—¿Pero a que no volvisteis?—Mis palabras hacen que me mantenga la mirada de una manera desafiante.—No te lleves a todos los hombres, solo a un par para asegurarse de que es verdad. Yo me incluyo, claro.
—Yo también.—Exclama Jake.
Derek nos observa, intermitentemente, con la mirada dubitativa.
—Está bien, lo haremos. Confiaré en ti Ethan, no me defraudes.
Sus palabras provocan en mí una inmensa felicidad, y por lo que parece también en Jake.
—Bien, nos pondremos en marcha ahora mismo.
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GUARDAESPALDAS •¡YA A LA VENTA!• ©
Romansa¡YA DISPONIBLE EN FÍSICO Y EN EBOOK! Publicación en Amazon, ya a la venta. La familia de los Hamilton esconde un gran secreto. Uno que Aria, la más joven del linaje, desconoce. La vida de la pequeña de diecisiete años había sido un completo mister...