Mis manos sudan, casi tanto como mi espalda y nuca. Los temblores provocados por el tacto frío del arma en mis manos son lo peor, y me hacen vacilar tanto que por un momento temo por darle a Jake.
El vestido de repente se siente más apretado, y lucho por moverme hacia la puerta con pasos torpes. Estoy intentando hacer que retroceda, que se mueva hacia la silla, pero no lo hace, en lugar de eso me mira con una sonrisa burlona, sin creer que yo sea capaz de disparar, al igual que yo. Porque realmente recé muchas veces por no tener que verme en esta situación, por no tener la necesidad jamás de agarrar un arma hacia una persona con la intención de matarla.
Se arrastra por el suelo hacia la puerta, haciendo caso omiso a mis amenazas con el arma temblando en mis manos.
Cuando disparé, acerté, pero lo hice en una de sus piernas, por lo que su silueta tuvo que caer de inmediato. Yo ya me había levantado con el pánico recorriéndome las venas, incapaz de creer que por un momento había matado a mi propia madre.
Me acerqué hasta ella, y desde ese momento, en el que la vi agarrándose la pierna con una sonrisa enfermiza, con las manos llenas de sangre, supe que esto iba a ponerse peor.
—No eres capaz, niña. Baja eso o terminarás haciendo algo con lo que no podrás vivir nunca.—Dice, con toda la tranquilidad de que realmente no seré capaz de hacerlo.
Aprieto el arma, con las mejillas ardientes y los ojos totalmente nublados por las lágrimas.
—Estoy harta de que todos me menospreciéis.—Confieso, acercando el arma a su frente con la voz quebrada.—Siempre me dejasteis de lado porque realmente creíais que no sería capaz de afrontarlo, siempre creísteis que era débil. Dime una maldita razón para no matarte ahora mismo y acabar con todo esto.
—No tienes las agallas suficientes, Aria. Y efectivamente, nunca creímos que podrías afrontarlo, que podrías con ello.—Admite, con un hilo de voz casi aterrador. Empieza a vacilar.
—No teníais ni una puñetera idea de lo que era capaz. Quizá antes sí era débil, pero ahora he tenido que aprender a no serlo, y sobre todo, a hacer cosas horribles para salvar a otros.—Mi piel se pone de gallina, mientras intento no ponerme a gritar.—No quiero hacerlo, pero lo haré porque tú casi hiciste lo mismo conmigo, porque si no matarás a todo el que te impida seguir con tu estúpido y loco plan, aun tenga que vivir con ello durante el resto de mi vida.
—Me sorprendes, Aria.—Susurra, mientras lucho por no apretar el gatillo e impedir escuchar lo que tiene que decir.—Quizá sí te subestimé. Pero no lo harás. No podrías, soy tu madre.
Mis ojos se entornan, fulminándola con mis ojos verdes para intentar que suplique por su vida, para darme con un canto en los dientes antes de que quizá ella se haga con el mando y me mate.
—Tú hace tiempo que dejaste de ser mi madre.—Espeto, con tanta frialdad que mi espalda se tensa, helada, sin sangre en ella.
Una sonrisa se construye en su rostro, en su hermoso rostro, justo antes de decir lo que menos esperaba que dijera.
—No suplicaré por mi vida si es lo que quieres.—Dice.—Acaba con esto entonces, zorra.—Cierra los ojos, con una sonrisa de oreja a oreja en la cara, mientras mis manos tiemblan tanto que la pistola se mueve por la tersa piel de su rostro.
Sé que está así porque duda de que pueda hacerlo, porque confía en que acabe bajando la pistola y dejándola con vida. Pero no puede ser, esto no puede acabar así. No después de todo, de todo lo que ha hecho y lo que hará si la dejo escapar.
Me decido, por fin, a quitar el seguro al arma, y cuando este suena noto sus músculos tensarse bajo su blanca piel.
Cuento, uno...Dos...Tres...y no lo logro hacer. No logro hacerlo porque miro su rostro y no puedo evitar acordarme de la mujer que me crió, que me dio la vida, que me arropaba por las noches leyéndome un cuento. Cantándome cuando no podía dormir.
![](https://img.wattpad.com/cover/84273838-288-k160833.jpg)
ESTÁS LEYENDO
GUARDAESPALDAS •¡YA A LA VENTA!• ©
Romance¡YA DISPONIBLE EN FÍSICO Y EN EBOOK! Publicación en Amazon, ya a la venta. La familia de los Hamilton esconde un gran secreto. Uno que Aria, la más joven del linaje, desconoce. La vida de la pequeña de diecisiete años había sido un completo mister...