Ya han pasado más de dos semanas desde que Ethan Blake y yo nos besamos. Y no me refiero al torpe y repentino beso que surgió en el patio, me refiero al apasionado e increíble beso que nos dimos en su habitación. En su cama.
Estas dos semanas me he castigado a mí misma con lo que pasó, con cómo solo yo pude fastidiarla en ese mágico momento.
Nunca podré sacar de mi cabeza su destrozada mirada de desilusión y odio a sí mismo que me dedicó cuando le aparté tan bruscamente de mí.
Luego de la primera semana ya no me castigaba tanto, simplemente pensaba en eso cuando dormía entre sus brazos. Por alguna extraña razón ambos los dos dormimos mejor, y con eso me refiero a que no dormimos atormentados por pesadillas de nuestras familias muriendo, cuando estamos juntos. Cuando uno tiene al otro para abrazarse.
Es reconfortante saber que él no me va a soltar, saber que sus brazos seguirán a mi alrededor cuando despierte. Y supongo que saber que no está solo es lo que le tranquiliza a él.
Solo sé que su respiración es más tranquila cuando su piel roza la mía, y que sus músculos se relajan cuando abre los ojos y me ve a mí, mirándole con preocupación. De alguna manera ambos nos complementamos.
Sin embargo, y a excepción de eso, apenas hablamos durante el día.
Hace días que no hablamos más de dos palabras seguidas, y sin sentir la constante tensión entre nosotros separándonos el uno del otro. Como mucho hemos entablado conversación para decidir quién cocinará en el día.
Pero claro, él no se separa de mí. Creo que no sabe que lo sé, pero es obvio que en la situación en la que nos encontramos no puede desprotegerme por una estupidez así.
Siempre me observa, desde la distancia y por la espalda. A veces cuando salgo a darme un baño, a entrenar pegando al aire, o simplemente a respirar aire puro, él finge hacer otra cosa con indiferencia y esperando que me crea que no está ahí espiándome.
Aunque para ser honestos, lo agradezco.
Pasan los días aquí metidos y no veo claro nuestro futuro. ¿Pretende que nos quedemos aquí aislados hasta que ambos envejezcamos o muramos por una caída accidental desde el piso de arriba?
Hace días me plantee hablar con él sobre ello, hablar con él y exigirle de una vez por todas las respuestas que llevo esperando desde que todo empezó.
—Necesito que me enseñes aquella llave que le hiciste a...—Su espalda encorvada se tensa, lo noto en cada uno de sus músculos a través de la ajustada camiseta negra.—La llave con la que por poco mataste a Isaac.
Su silueta está de cuclillas, limpiando su moto con un trapo sucio blanco como de costumbre cuando entreno. Con las veces que la ha limpiado debería brillar tanto como para cegarlo.
No responde, se limita a volver a su tarea y trazar estúpidos círculos en la parte trasera de su moto negra.
—¡Oh por favor! ¿Quieres dejar de hacer que la estás limpiando de una vez?—Exclamo rodando los ojos y se detiene de golpe. Me mira de reojo, con una sonrisa de medio lado y me admira de arriba abajo.—¿De verdad crees que soy tan estúpida?
—Por supuesto que...Sí.—Dice con la intención de irritarme, y me cruzo de brazos.—¿Para qué quieres saber hacer esa llave?
—No sé...Quizá porque llevo un mes intentando que me enseñes a pelear y lo único que he conseguido es potenciar mi patético talento de dar patadas al aire. ¿Te parece?—Una carcajada le asalta y tira el trapo a un lado descuidadamente sin despegar la mirada de la mía.
![](https://img.wattpad.com/cover/84273838-288-k160833.jpg)
ESTÁS LEYENDO
GUARDAESPALDAS •¡YA A LA VENTA!• ©
Romansa¡YA DISPONIBLE EN FÍSICO Y EN EBOOK! Publicación en Amazon, ya a la venta. La familia de los Hamilton esconde un gran secreto. Uno que Aria, la más joven del linaje, desconoce. La vida de la pequeña de diecisiete años había sido un completo mister...