41. Nervιoѕ

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Jungkook y Jimin ya se encontraban en la habitación que el pelinaranja había reservado con anticipación.

Jimin dormía profundamente abrazando con fuerza a Jungkook, sus mejillas aún estaban hinchadas y sus párpados estaban enrojecidos por el llanto, en varias ocasiones se estuvo despertando de golpe y temblando de miedo, entre sus sueños gritaba hasta que el pelinegro angustiado conseguía despertarlo.

-Eres el hijo de un hombre malo.- Jungkook acaricio la espalda de Jimin mientras este dormía.- Se que te odias a ti mismo, pero no eres nada como el.

Observó a Jimin dormir un poco más hasta que sintió que su cuerpo no aguantaría aplazar más la desvelada.

-Sólo espero que ahora seas tu quien me deje ser su faro de luz por las noches.- Correspondió su abrazo y hundió el rostro en su cuello, con la idea de que por la mañana daría fin a su relación con Wonwoo, y le contaría lo de Jennie, entonces así Jimin sería quien tome la desicion de quedarse o no con el.

Pov Jimin

No me es posible moverme, solo observar todo, gritar y suplicar a alguien que no me escuchara, pedirle que me deje en paz, solo estoy parado aquí observando todo sin poder hacer absolutamente nada.

Me sentía amarrado en mi propia pesadilla, esta no era alguna de las que te pudieras despertar agitado y decir "Solo fue un mal sueño" porque en aquel entonces no fue así, fue mucho más que una maldita pesadilla, porque aún llevo las marcas de todo ello.

A partir de los 17 años solo me deje llevar por la inmensa oscuridad de un mar de eterna soledad, solo esperaba rescatar vivos mis propios sueños.

-¡Déjame por favor!.- Ya no puedo ocultar más el maldito recuerdo, todo ha salido a la luz y no me queda nada en lo cual distraerme.

Estoy parado en el umbral de una puerta, observandome a mi mismo tirado en una cama, algo sedado y atado por las muñecas y los tobillos con unas largas cadenas que terminan atadas a las orillas de una cama en una habitación que ni si quiera es mía. Una gran cantidad de malditos juguetes sexuales están a mi al rededor y yo solo los observo con miedo y angustia.

El era un maldito cerdo que no me dejaría en paz hasta quedar saciado. Se que a partir de aquí mi vida cambiaría para siempre, vi aquella esperanza dejar mi cuerpo a través de mis propios ojos.

Lo peor de todo es que aquel Jimin de 17 años me observaba con miedo y esperando recibir ayuda, una que no obtendría porque en la actualidad esto es solo una pesadilla con la que vivo día a día, pero en un pasado fue una aterradora realidad, una en la que de igual forma no recibí ningún tipo de ayuda.

-P-por favor déjame ir.- Dije arrastrando las palabras porque el efecto del sedante aun era fuerte en mi organismo. Pero el sólo se limito a reír.

-Sígueme suplicando, me gusta escucharlo porque de igual forma te sometere.- Me dio una fuerte palmada en un muslo, pero ni si quiera chille, me deje ir en lo más profundo de mi mente para poder resguardar mi integridad todo lo que pudiera.

¿Así luce el infierno? ¿Percibir lo que te hace miserable una y otra vez aunque te canses de ello?

Entonces creo que ya he estado en el, una y otra vez...

Me observé de nuevo a mi mismo sobre la cama, y mi estómago se revolvió, la peor parte venía y yo tenía que observarla. Me giré e intente salir por la puerta que estaba detrás de mi. La puerta estaba atascada y cerré los ojos con fuerza para evitar hacer salir las lágrimas a la vez que tiraba con fuerza de la manija de la puerta.

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