Aria Beckham [n.v]

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A las doce y media del mediodía llegamos a la casa de mi hermano mayor; estaba preparando pizza casera, a mi parecer es una de las mejores que he probado.

—¿Están bien? Tienen una cara de dormidos—dijo mientras ponía la comida en el horno.

—No dormimos mucho. Lo fui a buscar al aeropuerto después del after party de VS. —le expliqué.

—¿Fuiste sola a buscarlo?

—No, con Paulo.

—Ma cayó bien—habló Romeo—pero no se lo voy a decir, no quiero que tome confianza tan rápido. Tampoco voy a decirle que es un crac jugando al fútbol.

—¿Todo bien con él?—me preguntó y asentí.

—Nos estamos conociendo. Es un buen chico, pero estamos en un extremo de la vida diferentes. —les conté. Mis hermanos me escuchan atentamente, mientras bebíamos un poco de cerveza—él es una persona independiente, se vale por si mismo, la está rompiendo jugando al fútbol, y vive en Italia. Yo, por otro lado, estoy en mi primer año de facultad, no tengo un trabajo fijo, más que algunos desfiles o campañas, pero no soy modelo. Me siguen manteniendo mamá y papá. Nos llevamos cuatro años de diferencia, aunque eso es lo de menos.

—Ari, si vos lo queres, si ustedes se quieren nada de todas esas cosas que dijiste van a importar. Él te va a entender, todo va a estar bien. —Brooklyn me abrazó— toma tu tiempo, no te apresures.

Solo asentí y lo abracé.

—¿Ya hablaron de empezar una relación?

—Si, la otra vez que almorzamos en mi casa. Yo le dije todo lo que les dije recién, me entendió y me dijo que me quiere, que me va a esperar y que sabe que quiero ir despacio. Paulo es muy buena persona, se merece todo lo bueno de este mundo.

—Lo queremos conocer, mañana merienda en tu casa. —dijo Romeo.

—Está bien, después le digo.