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Todo el día de ayer estuve con Paulo, a las dos de la mañana fuimos juntos al aeropuerto, él se iría a Argentina y yo Milán.
Lilia me había llamado a las doce de la noche diciéndome que no me preocupara, pero se volverían a Milán. Inmediatamente llamé a mi mamá y me dijo que mi mejor amiga de toda la vida estaba internada. Cuando colgué la llamada me puse a buscar un vuelo lo más pronto posible; no conseguía hasta las dos de la mañana, también pensé en tomar el tren, pero sería lo mismo.
Me despedí de mi novio prometiendo que vendría muy pronto. Subí al avión e intenté dormir. No eran muchas horas, pero el saber que mi amiga estaba internada me ponía los pelos de punta. Paulo quiso acompañarme, me negué rotundamente. Él tiene compromisos a los cuales no puede faltar.

Llegué a Milán y ya había un auto esperándome. Dejé las valijas ahí y fui directamente al hospital, estaban operando a mi amiga de peritonitis, y era una operación riesgosa.
Estuve todo el día en ese hospital con el corazón en la boca. Nunca había pasado por una situación así.

Las horas pasaban y no recibía respuestas, los padres llegaron horas después juntos con los míos.
Intenté tener los pensamientos más positivos posibles, pero es difícil.

Ocho horas después llegó un residente avisando que la vesícula había reventado y había infección en uno de sus riñones.

(...)

—Que bueno que estas bien—dije cuando la vi despierta.

—No tendrías que haber venido, estabas con Paulo.

—No importa, ya se tenía que ir igual.—le resté importancia—iba a venir también, pero me negué él ya tiene sus responsabilidades.

—Me cae tan bien—sonrió

—Ni lo conoces.

—Pero te hace feliz, amiga y no hay mejor satisfacción que eso.

—Te quiero Lilia

—Y yo a vos Arita linda.

Aria Beckham [n.v]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora