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El viernes a la mañana llegamos a Londres. Shawn vino conmigo y dijo que se quedaría unos días en mi casa y luego viajaría a Italia.
Mi papá nos fue a buscar al aeropuerto como siempre, cuando subimos al auto estaba Romeo en el asiento del acompañante.

—Hola, Romeo hermoso—lo abracé y besé su mejilla.

—Hola, Ariadne—contestó serio.

—¿Que pasa Rom?—preguntó Shawn.

—Nada—murmuró.

Cuando llegamos a casa saludé a mi mamá y hermanos, desayunamos todos juntos y luego fui a la habitación de Romeo para poder hablar tranquilos.

—¿Que es lo que te pasa?

—Emma—susurró—peleamos hace tres días y no volvimos a hablar.

—¿Por que pelearon?

—El sábado pasado viajamos a Madrid con Jack y Robert, fuimos a un bar y después a una fiesta. No había tomando tanto como para no saber lo que hacía, hablé con una chica y cuando menos lo pensé estábamos en una habitación. —agarró su cabello con frustración —engañé a Emma, no puedo creer lo que hice.

Lo abracé porque no sabía que cosa hacer, nunca hubiese pensado que mis hermanos harían una cosa así.

—Entonces se pelaron porque se lo dijiste—asintió—dale tiempo, no la agobies, pero que no se olvide que al amas y que estás muy arrepentido de lo que hiciste.

—Estás arrepentido, ¿no?

—¡Claro que si! Por Dios Aria, engañé a mi novia y no sé que hacer.

—Todo va a estar bien, te lo prometo.

—Gracias por estar siempre para mi—me abrazó.

—Siempre voy a estar—besé su hombro.

A las cinco de la tarde, mientras tomaba el té, llega Anne y me dice que tengo visitas.
Me levanté del pequeño sofá y salí de la terraza; lo que más me molestaba era ser interrumpida a esta hora.

Llegué a la sala y ahí estaba mi novio hablando animadamente con Cruz.

—Hola, Pau—sonreí.

Se levantó con una sonrisa y me abrazó.

—Hola, mi amor—me besó—perdón por venir a esta hora, pero salí de entrenar y tenía muchas ganas de verte.

—No importa—lo besé—te extrañé tanto. Iba a ir el viernes con Shawn.

—¿Esta Shawn? Me gustaría conocerlo.

—Justo salió, pero en cualquier momento llega—él asintió—¿-queres tomar algo? Yo estaba tomando té.

—Bueno—sonrió—cualquier cosa esta bien.

Fuimos hasta la cocina y puse agua a calentar, iba a preparar mate. Aunque Paulo me haya dicho que tomaría cualquier cosa, lo conozco y sé que no es tan fan del té.

—Cómo me conoces—rió y me abrazó.

—Si no te conociera iríamos mal—sonreí.

Me ayudó a llevar el mate ya preparado y el termo con agua caliente. También corté una rebanada de tarta de frutilla para que acompañe la infusión.

—¿Cómo te esta yendo en la facultad?

—Bien, por suerte. El viernes a la mañana rendí el ultimo final y a la tarde ya estaba viniendo para acá.

—Me alegro muchísimo—se acercó y besó mi frente.

—Estas muy cariñoso hoy—reí—¿Está todo bien?

—¿Es que no puedo ser cariñoso con mi novia? —rió.

—Claro que sí, pero nunca estas tan encima de mí o besándome constantemente. Por eso te pregunto.

Paulo no dijo nada y me miró. Su mirada me preocupaba, sabia que algo no estaba bien.

—¿Qué pasa Pau? —volví a insistir en un murmuro.

—¿Te acordas que habíamos hablado de pasar año nuevo juntos? —asentí— bueno, no ceo que pase. Mi mamá quiere pasar las fiestas en Córdoba y no quiero que viaje sola.

—Está bien, mi amor—agarré sus mejillas—creí que te había pasado algo más importante, no digo que pasar las fiestas juntos no lo sea, pero creí que era algo más grave.

—Gracias por entenderme—me abrazó—te prometo que te lo voy a compensar.

—Ya está Pau—sonreí.

—Te amo—me miró.

Lo besé intentado que sienta esas magnificas mariposas que yo sentía en ese momento.

—Yo también te amo. 

Aria Beckham [n.v]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora