Era una tarde de agosto, esas tardes que son cálidas, todo iba bien, con normalidad. Los días en mi colegio pasaban sin mayor novedad, eramos un grupo de 30 chicos más o menos, todos con una sola meta "graduarnos". Nuestras pequeñas aulas guardan secretos, somos muy unidos solo para eso, nadie nos gana.
Mi colegio no era muy grande, apenas y habían 400 estudiantes, todos nos conociamos, y la mayoria guardabamos recuerdos en común.
Si lo pienso bien, me sentía orgulloso de estudiar ahi, era muy feliz estudiando en esa institución.
Todos por su lado, cada cual en lo suyo, una que otra chica egoísta y vanidosa, de esas que se creen las dueñas del mundo, de esas que creen que hablar fuerte es tener la razón, pero por el resto todo bien.Entre todo ese alumnado estaba Daniel, mi amigo de toda la vida.
Daniel era un buen amigo, habíamos crecido juntos. Su padre había fallecido hace algunos meses, eso parecia no afectarle pero la realidad es que a diario lloraba a su padre. En su cuarto, a solas, cuando nadie vigila, dos botellas de tequila y la muerte de su padre intenta olvidar.
El tenía los ojos verdes, era blanco, y sus cabellos rubios podían enloquecer a cualquiera. Menos a mi por supuesto.
El era muy simpático, muy atento, y al mismo tiempo era un personaje del salón, solía ponerse de pie en frente de todos y empezar a cantar a todo pulmón imaginando que estaba dando un concierto y nosotros eramos sus fans y desde luego yo era el número de uno.
La amistad que Daniel y yo teníamos no tenía precio, estabamos juntos desde el jardín. ¿Ya lo mencioné, verdad? Ibamos juntos a jugar fut, su cuarto y el mio eran los favoritos para hablar de trivialidades y para que el me hable de Malena, su ex, o alguna de sus nuevas conquistas.
Al llegar al salón y tras unos minutos de reirnos y jugar de repente todos quedamos enmudecidos ante la precensia de el Vicerector en nuestro salón.
Como siempre el hombre, con camisa de botones y pantalones de tela, se veía muy gracioso aunque tratara de aparentar flamantes 25 años.
Todos puestos de pie saludamos, y nos sentamos casi automáticamente. Lo miramos muy atentos a lo que tenía que decirnos pero aun se oían los alaridos de mis nobles amigas que aun no paraban la fiesta.
De pronto el licenciado se exasperó y con ojos firmes espetó: Jovenes, tengan más respeto porfavor.
El motivo de mi precensia aquí -prosigió- es para hacerles saber que la tarde de hoy se incorpora una nueva compañera, espero que la traten bien y que colaboren con ella en todo lo que necesite. ¿Alguna silla para ella?Todos nos miramos sin saber que hacer, unos reían y otros simplemente ignoraban la precensia de la recien llegada.
-¿Acaso no hay ningún caballero aquí?-Espetó el licenciado de golpe.
Casi al instante vi a esa extraña chica aproximarse hacía la parte posterior del salón. Un amigo intentó ayudarla con su silla, pero terminó haciendo el ridicúlo. Fue muy gracioso ver a Ricky atareado por acomodar la silla de nuestra visitante. Hasta que al fin se sentó y de lo más tranquila agradeció. Al mismo momento que se marchaba el licenciado.
Traía puesto un jean ajustado en la cintura pero flojo en los tobillos, una blusa rosa con flores azules, la cual tenía metida por dentro, y una correa del color de las flores que adornaban su blusa.
Todos estabamos muy distraídos, asi que hicimos caso omiso a su precensia y continuamos con nuestras actividades como si nada.
Daniel y yo estabamos muy ocupados presentando trabajos finales pues se apróximaba el fin del quimestre y queriamos pasarlo bien.
Despúes de unos minutos voltié sin querer mi rostro y la ví.. mis ojos se centrarón en aquella chica que se veía tan concentrada en no se que, su rostro parecia cansado, pero noté que estaba recién bañada, pues su pelo aún destilaba diminutas gotas de agua.
Su pelo ondulado estaba sujetado por dos invisibles, uno en cada lado con dos mechones hechos rollitos.-Ya la viste- Le dije a Daniel, admirando aún su cabello, que no era largo pero se veía bastante bien.
-¿A quién?- preguntó Daniel, mirandome con asombro y frunciendo un poco el ceño.
-A ella, a la nueva- respondí sin dejar de mirarla, se veía realmente hermosa, el azul le sentaba muy bien.-Estas loco, ni siquiera recordaba que había llegado- dijo Daniel mientras me pegaba con un cuaderno en la cabeza.
Despúes de ese momento no pude dejar de observarla, cada movimiento que hacia, si hablaba o respiraba pero no, al parecer era muda, no había dicho nada en las dos horas que permanecía allí sentada.
Yo no podía dejar de preguntarme como se llama o cúantos años tenía, de que colegio venía y mil preguntas estúpidas que se me venian a la mente.
Al cabo de unos minutos Malena se acercó hacia ella e intentó ser su amiga, entablarón una amena conversación , estaban tambien Lucía y Dayra.
Parecia ser divertida, la vi sonreir en un par de ocasiones y sí.. TENIA UNA SONRISA DE INFARTO.
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Eterna.
Короткий рассказVa más allá de cualquier cosa, si la vida me pedía, mi vida misma se la daba. Con solo ver sus ojos, decidí entregarle mi vida. Si, era la nueva del salón, pero ¡joder! La estaba esperando. Fue la primera mujer ajena a mi madre, que tras sonreir pro...